La indignidad del PSE

Los actuales dirigentes del socialismo vasco han dado un paso más en el camino de la indignidad que comenzaron a recorrer hace cuatro años cuando esos mismos dirigentes contribuyeron a la defenestración de quien entonces era su líder, Nicolás Redondo Terreros. El PSE ha anunciado su apoyo al proyecto de Presupuestos que ha presentado en el Parlamento Vasco el Gobierno tripartito del lehendakari Ibarretxe. Es decir, el principal partido de la oposición no tiene otra ocurrencia política que facilitar la aprobación del instrumento básico para un gobierno. La gravedad de este apoyo radica no sólo, que también, en el hecho de que esos Presupuestos de Ibarretxe contemplen un montante de ayudas económicas a los familiares de los presos de ETA muy similar al que también está previsto destinar a las víctimas del terrorismo. Ese es un dato muy lacerante para las víctimas, pero hay mucho más. ¿Qué subyace, de fondo, en esta decisión tan sorprendente como incomprensible, desde el punto de vista político, de los socialistas vascos?. Por un lado, el PSE tiene que apoyar los presupuestos del PNV para que este partido haga lo mismo con los del Gobierno del PSOE en el Congreso de los Diputados. Es decir, un cambalache “made in Zapatero”. Por otro, con este apoyo, el PSE hace un guiño de complicidad al PNV de cara a un futuro en el que ambos partidos podrían volver a gobernar en coalición en Euskadi, aunque tengo para mí que en esa jugada, el partido fundado por el racista Sabino Arana puede salir escaldado, porque si el PSE puede en un futuro hacer un gobierno en Vitoria con Batasuna, sin ninguna duda lo hará. De hecho, ya lo dijo Patxi López en una entrevista en el diario “Gara” hace unas semanas. Asimismo, el PSE ha oficializado con esta estrategia su renuncia a trabajar por ser una alternativa constitucionalista al nacionalismo gobernante en el País Vasco desde hace veinticinco años y deja sólo en esa tarea al PP. Lo grave es que los socialistas vascos quieren que se visualice esa soledad de los populares y para ello llevan ya bastantes meses haciendo todo tipo de gestos de distanciamiento. Para explicar su apoyo a los presupuestos de Ibarretxe, el secretario general del PSE, Patxi López ha dicho que “la sociedad vasca está cansada de tanto conflicto artificial”. ¿Cómo se puede afirmar semejante memez? ¿Ahora va a resultar —según López- que los atentados de ETA, la extorsión que la banda terrorista sigue ejercitando sobre los empresarios, el clima de falta de libertad en el que viven tanto los cargos públicos del PP como de los del partido de López, es algo artificial?. La actitud del PSE no es casual. Hay que inscribirla en la falta de principios, de convicciones, de respeto a los valores más elementales que ha aportado Zapatero a la política desde que llegó a la Presidencia del Gobierno y que está impregnando todas sus actuaciones. Los que le conocen bien al actual inquilino de la Moncloa dicen que es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder. Por lo visto en los veintidós meses que lleva en la Presidencia del Gobierno, eso es tristemente así. El plus de gravedad en el caso de la decisión adoptada por el PSE es que agravia de una forma brutal la memoria de las víctimas del terrorismo entre las que se encuentran, no hay que olvidar este “pequeño” detalle, muchos socialistas: Fenando Buesa, Ernest Lluch, Fernando Múgica, Enrique Casas, Joseba Pagazaurtundua, José Luís López Lacalle, Froilán Elespe, entre otros. Va siendo necesaria y urgente una reacción tanto de las bases del socialismo en el País Vasco como de destacados militantes con o sin cargos públicos que defienden otros principios, otra manera de entender la política, porque sino, el PSE seguirá yendo a la deriva.

 
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