El lapsus nuclear de Jacques Chirac

Es bien sabido que en muchos casos los políticos no dicen lo que piensan, y que cuando al relajarse comienzan a decir la verdad, por lo común eso no augura nada bueno, sino todo lo contrario: un escándalo. Los lapsus linguae del presidente de EEUU ya no asombran a nadie. Sin embargo, de veras son sorprendentes los de un “campeador” político tan experimentado como el presidente de Francia, Jacques Chirac, y más aún en un asunto tan delicado como Irán y el arma nuclear.

Dicen que durante su entrevista con un grupo de periodistas extranjeros, Chirac no se mostró en forma, y que por eso no delimitó bien a las claras lo destinado a ver la luz pública y lo que era para consumo de los informadores, y que de esa confusión se aprovecharon dos reporteras de The New York Times. Más tarde, el presidente trató de justificarse, pero no hizo más que echar leña al fuego.

Al principio, dijo que no supondría un gran problema que en Irán aparecieran “una o dos bombas nucleares”, dejando perplejos a todos los mediadores en las negociaciones sobre el dossier nuclear entre Irán y la ONU.

A renglón seguido, trató de suavizar asperezas y lo único que logró fue agravar el problema. “Diría que a este respecto no representa peligro la posibilidad de poseer la bomba nuclear -precisó-. Tener una o dos bombas no es ninguna calamidad. Pero, ¿dónde va a arrojar esa bomba? ¿Sobre Israel? Antes de cubrir una distancia de 200 metros, Teherán será borrado de la faz de la tierra”. Entonces, como es fácil imaginarse, los estremecidos fueron Israel y, tras éste, Teherán.

Luego siguió una aclaración más. “Me retracto de lo dicho sobre Teherán, pero confirmo que algunos países disponen de los medios capaces de liquidar las bombas atómicas antes de que éstas alcancen su objetivo”. Israel se estremeció de nuevo, y quedaron turulatos EEUU y Rusia. Estos dos países precisamente avanzaron mucho en los proyectos de interceptar los misiles dotados de ojiva nuclear, pero ni siquiera ellos tienen la posibilidad de interceptar TODOS los misiles. ¿Podría ser que el presidente galo haya revelado una información top secret?

Todo lo cual sería ridículo si no fuera tan alarmante. Primero: queda claro, a juzgar por las declaraciones de su presidente, que Francia, uno de los negociadores en el tema del dossier iraní, no ve nada de particular en la violación del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que contradice la postura común del “sexteto”.

Segundo: no hay que ser muy fantasioso para comprender que allí donde existen “una o dos” bombas nucleares, al cabo de cierto tiempo podrán aparecer diez o doce, y así sucesivamente.

Tercero: del contexto se desprende que la seguridad de Israel no está garantizada. Teherán podría lanzar impunemente “uno o dos” misiles dotados de carga nuclear hacia la Tierra de Promisión, pero en principio, no sería castigado, pues, el presidente de Francia declaró: “Me retracto de mis declaraciones sobre Teherán” sin mentar en absoluto la suerte de Israel. A propósito, no se excluye la posibilidad de que, a título de castigo, París deje de suministrar su excelente vino al Teherán “abstinente”.

Por último, del mismo contexto se desprende que “algunos países” podrían entrenarse a placer en la intercepción de los misiles iraníes. Pero incluso si el resultado fuera nulo, podría parecer que a nadie, ni siquiera a Jacques Chirac, le importaría que Israel desapareciera de la faz de la Tierra.

 

Procede señalar que, naturalmente, todo lo que escribo no son más que aventuradas conjeturas. Indudablemente. Pero para evitarlas, sería necesario que los políticos se lo pensaran bien antes de abrir la boca.

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