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Señor Rajoy, vamos a echar un ahorcado. He escrito en la pizarra una palabra que tiene siete letras, a ver si me la adivina. Para ir situándole, pongo la inicial. Es la r. ¿De acuerdo? Puede empezar cuando quiera. ¿La p de préstamo, ha dicho? Vaya, no hay p. Estrenamos el patíbulo. Le dibujo la cabeza. Seguimos. ¿La v de ventajoso? Mmm, no, tampoco. Cuidado, que ya tiene dos fallos. Cabeza y cuerpo. Piense bien, no se precipite. A lo mejor le conviene ir diciendo las vocales, que alguna habrá. ¿La a de apoyo? ¡Bien! Esta sí que aparece. R _ _ _ A _ _. Todavía no está muy claro, pero le diré como pista que es algo de lo que se está hablando mucho estos últimos días. Hala, ya me callo. Puede continuar.

Sí, sí, diga otra vocal si quiere. La e de estímulo. Ahí ha dado en el clavo. Aparece en dos huecos, nada menos. R E _ _ A _ E. Con esta letra ya ha avanzado un montón. Va muy bien. A ver, dígame otra. ¿La s de saneamiento? Ah, ya sabe la solución, ¿no? ¿Cómo que no? Pero si va directo. Hay s, claro, por eso lo digo. R E S _ A _ E. Bueno, pues ya prácticamente la tiene. Dígame usted. ¿Resbale? No, no es resbale. Recuerde: se está hablando de ello, y le añado que es sustantivo, no verbo. Tengo que dibujarle un brazo. Ha cometido tres fallos y le quedan otros tres. ¿Que prefiere no precipitarse y volver a decir letras sueltas? Como quiera, pero yo creo que ya se ve la palabra bastante clara. Y con la pista que le ha dado en este párrafo y en el anterior...

De acuerdo, de acuerdo, perdone, no quiero agobiarlo. Tómese el tiempo que necesite. Si es que ya ha ganado. Casi no quedan posibilidades. ¿La c de capitalización? Ahí la tiene. R E S C A _ E. Se acabó. Ahora le toca a ust… ¿Qué? ¿Que aún no reconoce la palabra? Hombre, señor Rajoy, como muestra de sorna gallega se lo acepto, pero vamos. Solo cabe una letra de entre todas las que le quedan por decir, y se ve claramente cuál es. Ah, que no. Pues nada, siga disparando. ¿La m de mercados? Cómo, si no tiene sentido. Le pongo el otro brazo. Piense. Piense.

Yo no le recomiendo que vuelva a las vocales, pero si quiere… La i de integración. Obviamente, no hay. Le pongo una pierna, y le recuerdo que otro fallo y pierde. No se lo tome a mal, pero empiezo a tener una ligerísima sospecha de que me está tomando el pelo, ¿puede ser? ¿Quiere que lo dejemos? Si era por pasar el rato. Que no lo dejamos. Pues dígame la última letra, pero vaya, esto ya no es muy divertido. ¿La g de gestión? Tampoco, claro. Le dibujo la otra pierna. R E S C A T E, señor Rajoy, era R E S C A T E. Por empeñarse en no decirlo, usted solo se ha puesto la soga al cuello. Menos mal que esto es un juego tonto nada más.

 
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