Un raid desde Bruselas

Dichosos tiempos aquellos en los que la Unión Europea eran cuatro conceptos y otras tantas instituciones que nos sobrevolaban a enorme altura, invisibles casi desde tierra. Se oía apenas un lejanísimo ronroneo de motores comunitarios. Era cuando no sabíamos muy bien para qué servía de verdad todo aquel proceso de inducción política, económica, cultural, pero tampoco parecía conveniente quedarse al margen.

Empezó a concretarse poco a poco: los cuatro conceptos e instituciones descendían ya y comenzaban a proyectar sus sombras sobre nuestras ciudades. Fuimos aprendiendo a distinguir sus siluetas, a identificar incluso cada uno de los aparatos que planeaban por encima de nuestras cabezas en misión, aún, de reconocimiento. Esta semana parece haberse dado orden de ataque. No será el primero, pero sí de los más violentos. La Comisión, punta de lanza de la escuadrilla, se dispone a efectuar un vuelo rasante para ametrallarnos los bolsillos sin misericordia.

La incursión va a ser minuciosa y altamente letal de haberes, según se desprende del documento de cuarenta y cuatro páginas al que se refería este confidencial el jueves. En él se formulan nuevas exigencias para evitar que el mal menor del fuego selectivo desde el aire se vea complementado por un ataque con artillería financiera desde tierra: aumento del IVA, supresión de exenciones, subida de impuestos concretos —especiales del alcohol y el tabaco, municipales de las basuras y el agua—, nuevos recortes, entrada en vigor del retraso en la edad de jubilación, y unos cuantos proyectiles más.

Dichosos tiempos, por encima aún de los de la indiferencia o el desconocimiento, aquellos otros en los que los cuatro conceptos e instituciones en que se resumía Europa parecían agruparse para conformar una flota aérea en misión humanitaria. Y lo fue, en cierta medida. Los vientres de sus aviones venían preñados de fondos de cohesión, de becas para el intercambio cultural, de crédito fluyente cuando lo necesitábamos, de manás dinerarios, en definitiva, que caían graciosamente del cielo, o por lo menos eso semejaba.

Muy al contrario, ahora se aproximan desde el horizonte, formando en v como una bandada de grullas predadoras de liquidez, todos los organismos políticos y económicos de la Unión para acribillarnos, de consuno, el ahorro y el consumo. Aúllan las sirenas de los medios de comunicación. Es difícil, sin embargo, encontrar refugio antiaéreo al margen de la retirada de fondos y su depósito en lugar seguro. Se distingue, cada vez más cerca, el morro bruñido y amenazante de la Comisión, punta de lanza de la escuadrilla. Picado. Primera ráfaga. Los bolsillos, medrosos, tiemblan. Sálvese quien pueda.

 
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