La semana de un conservador – De Tamara Falcó a la trufa de oro

CABALLOS, 2. En Extremadura hay un señor conocido como 'el hombre que surraba a los caballos'.

LA CRISIS. Yo creo que la crisis se nota en que ya nadie anda por la calle con ese aire que da estrenar bufanda.

LIVIN’ IN MADRID. Merienda ecuménica en Livin’ in London, por pura casualidad, antes de ir a Londres. De pronto, me imagino fundar en pleno Mayfair un Livin’ in Madrid, con azulejos raciales, vermú de grifo, anuncios de anís, olor a bocadillo de calamares, carteles verdosos de platos combinados, el diario As sobre la barra y unos cuantos figurantes con palillo.

EDAD. Cada uno es de la edad de su dolor.

LA CRISIS, 2. El otro síntoma visible de la crisis es la desaparición, en los restaurantes, de ‘la mesa de los constructores’, que incluía también a concejales y arquitectos. Ha sido el último teatro de costumbres. Todo empezaba con gambas rojas y terminaba con bocanadas de puro y una partida de cartas con mucho billete, algo así como la vida bohemia cuando uno tiene cincuenta años, la mujer en el taxidermista y una secretaria que trabaja por nosotros. De todas maneras, quién no ha pensado que el mundo iba a ser suyo alguna vez.

MERECEMOS MÁS AMOR. Haber sido el niño mocoso en el colegio, el que llevaba un bote con babosas, el que tenía una madre gorda y fea, el que era un poco bizco, el que recibía todas las collejas. Haber sido el pobre de la clase, el de las gafas gordas, el que heredó el jersey. Haber sido el de las zapatillas malas, el que no hacía gimnasia, el que no sabía fumar, el que no sabía escupir. Haber sido el que lloraba y se escondía, el que tenía acné y caspa y mal aliento. Haber sido simple, bueno, y bobo: / ¡haber merecido que nos lo perdonaran todo!

BOND. James Bond bebe varios martinis cada día, se liga a las mejores, salva al mundo de los malos, conduce descapotables excelentes, tiene un gran sastre y, además, es monárquico.

LA TRUFFE D’OR. Es un matrimonio guapo, joven, culto, simpático, activo, ideal, más ilusionado que ambicioso, con paz familiar, vida social y una pátina tradicionalista de naturalidad completa. Parecen ir forrados de lana cachemir. Por poco no les pido que me adopten. Hablan con toda autoridad del florista al que hay que ir. En cambio, hablan de marcas de chocolates y concluyen que ‘el chocolate es algo muy personal’. Comentan que han cenado en La truffe noire, ‘¡baratísimo!’, ‘¡sólo 120 euros por persona, con dos botellas de vino!’ Al retirarnos, inconscientemente, empezamos a llamar ‘La truffe d’or’ a ‘La truffe noire’.

ESCUDOS Y LEYENDAS. Curiosas las leyendas nacionales de algunos países. Parecen lo contrario de lo que uno espera. Brasil: Ordem e Progresso. Bélgica: L’union fait la force. Inglaterra: Dieu et mon droit.

 

EL CORAZÓN COMO ANCLA. En los vuelos de primera hora hay ejecutivos con blackberry y mujeres con esa suavidad de la piel que se va destensando y se va haciendo al día. Visten con colores negros. La cara de sueño es general y uno piensa en los trajes que terminarán arrugados tantas horas después, al final de los cafés, las comidas y las prisas en taxi. Son vuelos tristes, sin niños ni ruido de familias, sin amigotes que marchan de viaje todos juntos, sin la interrupción gloriosa de quien ríe, sentimiento puro de lo provisional. Todo el mundo vuela con el corazón en otra parte.

LA BIBLIOTECA. Años atrás, al entrar en la biblioteca, solían preguntar si uno había leído todos los libros. Ahora ya no. Ya no preguntan. Lo cual es mucho peor porque quizá te creen capaz de haberlos leído todos.

LA BIBLIOTECA, 2. Hay cosas que no hay que saber justamente porque están en los libros.

SER Y TIEMPO. El lunes empieza la tarde del domingo pero por suerte el fin de semana empieza la mañana de los viernes.

DE NIÑA A MUJER. Antes o después tendrá su placa el punto en que Tamara Falcó estrelló su coche pero es que conducir con tacones es difícil. Con más de veinticinco y menos de treinta, Tamara es de esa generación que no cogió la transición y pasó sin móvil los años más volcánicos de la adolescencia. En realidad es una generación que destaca porque las niñas se empezaron a llamar Tamara. Ha ido creciendo con nosotros, hemos ido sabiendo de su vida por las páginas del Hola: tanto divorcio y tanto internado nos llevaban a pensar en ella como la rica infeliz, siempre entrando o saliendo de algún coche. Al final ha salido feliz aunque algo boba. Es una combinación ideal para la vida pero la fascinante siempre fue Chabeli.

TRANSPORTE PÚBLICO. Lo peor de los autobuses es que uno no puede hablar con el taxista.

LEER. Es muy posible que leer no haga sabio; a cambio, está claro que no leer genera una mezcla de frivolidad y de burricie.

PISCO PUNCH. Rudyard Kipling fue un hombre de seriedad perfecta pero eso no le impidió describir así el pisco punch: 'mi teoría es que está hecho con alas de querubines, la gloria de un alba tropical, nubes rojas de crepúsculo y fragmentos de épicas perdidas de viejos maestros'.

EL AMOR TARDE. Pensó que la amaría con la fuerza de un tigre, con el ardor de un recluta, con la exaltación de un poeta, hasta que descubrió que no era más que un señor algo ventrudo, con un inicio de alopecia y el primer by-pass: alguien, en definitiva, condenado a llevar un comportamiento razonable.

COMIDAS. Carta o menú, el mediodía tiene algo de frenazo en seco y la escasez del tiempo redobla la intensidad de entrega a la conversación. No hace falta saturarse de pacharanes para encontrarse perdidos a la salida, a la hora sin sentido de las cinco de la tarde, tomando un taxi, volviendo a casa, buscándonos el alma que habíamos dejado por ahí.

LA FE PERDIDA. Seguramente sea uno de la última generación del catolicismo natural. Enseguida parece que las madres hubieran dejado de rezarle a los niños el 'Jesusito de mi vida' y el ‘Cuatro angelitos’. El resultado es una brecha honda, significativa, real, determinante, una separación radical, la cesura entre un mundo y otro mundo.

FIESTAS DE DISFRACES. Hay una distinción de moral, y no de vestuario, entre una fiesta normal y una fiesta de disfraces. En una fiesta normal uno acepta la posibilidad de acabar haciendo el tonto; en una fiesta de disfraces, uno empieza haciendo el tonto. Es, por supuesto, una crueldad femenina porque no es lo mismo que una se vista de Minnie a que uno se vista de Goofy. Por mi parte, sólo he ido a una fiesta de disfraces; tenía dieciséis años y fui disfrazado de persona mayor.

RADICALTERAPIA. Los males no se curan hablando sino muriéndose.

ST. JAMES. No sé si los arroces de St. James son o no son los mejores arroces de Madrid pero un mes sin ir a St. James simplemente no es un mes. Hace un par de años repintaron la sala en un azul muy marinero. A mí me gustaba más en color verde moco pero lo importante no ha cambiado. Empresa honrada y bien llevada: estas cosas terminan por notarse, por oposición al franquiciado. Ciertamente, el alioli no es una salsa romántica pero St. James es un ideal de vida plácida y discreta. Con el paso del tiempo, hay cosas, hay lugares, hay apegos que empiezan a significarlo casi todo. ¡Árboles del bulevar de Juan Bravo, otoño de violines, cielo de pantone azul perfecto, belleza del mundo que amamos porque acaba!

CATOLICISMO DE FUSIÓN. Después de las clases de yoga, mi parroquia está ofertando terapias de sanación mística.

ORATORIO DE BROMPTON. Es mediodía y entro en la iglesia. La nave es amplia y está vacía salvo por un mendigo que ha ido a guarecerse de la lluvia. Está uno un rato ahí. Es curioso, Dios es tan celoso que seduce pero no se deja seducir. El viejo catolicismo sabía lo que hacía: miro las grandes capitulares y no hace falta entenderlo todo para que las palabras –DEUS, GLORIA, AETERNUS, SAECULORUM- hagan como de polea hacia lo alto. De pronto, en el silencio, suena el órgano: primero muy quedo, finalmente triunfal, una oración augusta en el templo vacío, ascendiendo como el humo de los sacrificios, hasta que uno no sabe si eso es el órgano o las trompetas del Juicio. Tocar el órgano en la iglesia vacía es seguramente el gesto de mayor solemnidad que puede hacer un hombre. Uno, en todo caso, asiste con la sensación de privilegio. Busco al organista pero no logro dar con él. El bien queda sin rostro para que todo sea perfecto.

PROLEGÓMENOS. Es fácil comprobar que lo más agradable de la vida está en los prolegómenos, así que soy partidario de los aperitivos de dos horas. Siempre se puede ser más refinado en los placeres: el aperitivo del aperitivo, la siesta de la siesta, el pre-postre y el post-postre, demorar con una sonrisa el primer trago de vino, cortar con toda pausa las cintas del regalo, picotear en un libro antes de bucear en él, saborear un solo verso, dejar las cosas sin decir del todo.

LA OPINIÓN AJENA. 'Todo te da igual', 'eres un cínico', 'tú eras bueno', 'no me defraudes', 'persigues fantasmas', 'eres egoísta, no sabes hasta qué punto', '¿qué le dejas a la gente de ti?', 'has perdido las ganas de brillar', 'ganaste y ahora dilapidas', 'te tienes que reencontrar contigo mismo', 'deberías enamorarte', 'sé espontáneo', 'ya fuiste el mejor tú', 'todas tus fascinaciones pasan', 'eras el buen hijo', 'pareces infeliz', 'si por ti fuera, no hablarías con nadie', 'no tuviste infancia', 'no te mueves', 'ya no tienes veinte años'. Y la mejor: 'ya es hora de que te dejes de gilipolleces y escribas algo en serio'.

EL PENSAMIENTO DEL ZAGUÁN. Las cosas estupendas que se nos ocurren por la calle y que desaparecen nada más entrar por la puerta de casa.

EL MANISERO SE VA. Hay un gozo mayor que escribir y es no escribir.

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