El ‘sex appeal’ de Patxi

Los analistas bautizaron la nueva forma de hacer política del elegido presidente estadounidense como el ‘efecto Obama’. El primer inquilino de la Casa Blanca de color (¡qué paradoja!, no sé si se habían dado cuenta) supo atraer un voto masivo y cambiar la historia de la nación más poderosa del mundo.

En España, Patxi López ha conseguido algo parecido a su colega yanqui: convertirse en el primer ‘lehendakari’ no nacionalista después de treinta años de gobierno peneuvista. Eso sí, gracias al apoyo incondicional del PP.

Al principio, muchos dudaban de si Patxi era de fiar. La desconfianza era lógica ya que dirigentes del Partido Socialista de Euskadi han compartido mesa en varias ocasiones con dirigentes de ETA. Sin ir más lejos, el presidente del PSE declaró no mucho tiempo atrás que había que tender puentes y volver a negociar con la banda.

Pero Patxi ha conseguido quitarse es ‘san benito’ y convertirse en el político modélico del siglo XXI. En un líder en el que deberían fijarse los analistas y estrategas de campañas electorales.

No es mi intención la de entregarme en manos de Patxi. Todo lo contrario. Los periodistas no debemos caer en ese error (que tome nota de esto Sánchez Dragó, que se ha ‘arrodillado’ ante Rosa Díez). Sólo digo que me gusta su forma de trabajar y, en mi modesta opinión, la manera en la que ha comenzado a gobernar.

Sus primeros cien días en Ajuria Enea han servido para, al menos, intentar limpiar las calles de pintadas e imágenes filoetarras. La Ertzaintza, en este sentido, se está empleando con contundencia. Otro signo de cambio se demuestra tras los asesinatos de ETA: Patxi da la cara.

Patxi ha tomado medidas para paliar la crisis económica. Patxi ha impulsado la política en las redes sociales, donde hay un importante caladero de votos. Patxi hace declaraciones medidas. Patxi no actúa por impulsos. Patxi permite a quien quiera estudiar euskera, castellano o inglés. Así es Patxi.

Pero Patxi tiene un duro escollo en su camino: se llama PNV. Patxi tiene que desmontar el aparato de clientelismo que han ido conformando a lo largo de tres décadas los diferentes gobiernos nacionalistas. Y eso no es fácil. Tú lo sabes Patxi. Las tres diputaciones vascas siguen en manos del PNV: tienen el dinero y son quienes en definitiva toman las últimas decisiones. Así que la lógica me invita a pensar que Patxi urgirá un cambio en Álava, más que nada para evitar el frentismo.

En fin, admirado Patxi, tienes algo, un ‘sex appeal’ político que llama la atención y gusta a muchos, entre los cuales me incluyo.

 
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