Datos recabados por la Comisaría de Información

De enamorado de la NBA y la música rap a fanático de la Guerra Santa

Los yihadistas detenidos el pasado viernes eran jóvenes corrientes y sufrieron un cambio radical

Uno de los mensajes distribuidos en Facebook.
Uno de los mensajes distribuidos en Facebook.

Algunos de los yihadistas detenidos el pasado viernes en varios puntos de la Península eran jóvenes normales a los que se detectó una actividad inusual y cambios de conducta recientemente. Habían abandonado sus hobbies habituales y se centraban en difundir la ‘guerra santa’.

Uno de los cabecillas del grupo se hacía llamar en redes sociales Abu Ishaq Arifi. Su objetivo era difundir el parecer oficial del Estado Islámico sobre diversos asuntos, como el papel del Papa Francisco como mediador en la guerra de Siria o la justificación de las decapitaciones.

Abu Ishaq Arifi es quien protagoniza la fotografía de un hombre de espaldas portando una bandera del Daesh junto a un cartel que marca el límite provincial de la Comunidad de Madrid.

Jóvenes radicalizados

Buena parte de los detenidos son jóvenes con los que este cabecilla había contactado a través de redes sociales, y que presuntamente le ayudaban en la difusión de material propagandístico yihadista.

Uno de ellos, llamado Ismael Boufarcha, de tan sólo 18 años, fue detenido en Piera (Barcelona). A la Policía le ha llamado mucho la atención el perfil de este joven –el de menor edad de todos los detenidos-, por la transformación radical que sufrió.

Según explican, el joven pasó de ser un chico corriente, enamorado del baloncesto, seguidor de la NBA y amante de la música rap y hip hop, a difundir todo tipo de mensajes relacionados con la ‘guerra santa’. Muchos de ellos eran redifusiones de consignas que lanzaba a la red Abu Ishaq Arifi.

Horas antes de que le detuvieran en su vivienda, el joven incluso se defendía de usuarios que cuestionaban el material que estaba difundiendo: “te repito por millonésima vez, la página de Abu Ishaq no lleva muchos meses y antes de que existiera yo ya pensaba así” aseguraba.

Entre el resto de detenidos también se encuentran otros chicos y chicas jóvenes –una de ellas estudiante de medicina- que en los últimos meses habían experimentando un cambio de conducta significativo. Así pudo constatarlo la Policía tras semanas analizando sus perfiles y comunicaciones en redes sociales.

Uno de los signos que apunta a la radicalización es la ausencia de fotografías de perfil personales, algo que prohíben los preceptos del islamismo. En su lugar, estos usuarios optan por colocar letreros con consignas religiosas u oraciones.

 

Se trata, dice las fuentes policiales consultadas, de personas muy jóvenes con “intereses normales para su edad  –moda, música, televisión, deportes, videojuegos…-“ y de un día para otro comienzan a entrar en debates político-religiosos y a enviar mensajes a favor de la ‘guerra santa’.

Sus adoctrinadores, de los que aún queda rastro en redes sociales, contactan con ellos y les empiezan a enviar fotografías y textos. Les adjuntan en las publicaciones que difunden y van poco a poco comprobando si su mensaje va calando en los jóvenes, explican las fuentes consultadas.

Una vez que detectan que el joven le da a ‘me gusta’ o comparte los contenidos, o incluso los comenta positivamente, los adoctrinadores daban otro paso y contactaban con ellos.  Se trataba, dice la Policía, de la primera fase de su objetivo final: “convertirles en terroristas”.

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