ELENA BARRAQUER, directora ejecutiva de la Fundación Barraquer

“Es lógico que las mujeres tomemos el mando de la Universidad, la sanidad, o la política, simplemente porque somos más prácticas”

Elena Barraquer es de la tercera generación de los oftalmólogos más prestigiosos de España. Una antifeminismos en el top de las mujeres más influyentes del país. Combina medicina y solidaridad con una visión realista, pero optimista y transformadora. Con los ojos puestos en todo el mundo

Barraquer habla sin guiones, sin discursos políticamente correctos. Es una de las ventajas de ser una mujer auténtica.
Barraquer habla sin guiones, sin discursos políticamente correctos. Es una de las ventajas de ser una mujer auténtica.

La directora ejecutiva probablemente más sencilla de España reside en Barcelona. Aunque es una pasajera habitual en los aeropuertos que aterrizan en el tercer mundo. Oftalmóloga sin tiempo para contemplarse a sí misma. Tenaz. La mirada sonriente. La teresa-de-calcuta que devuelve la vista sin milagros: con esfuerzo, con cariño, y con tecnología. Un día, 377 ojos como nuevos. 11 años, 9.000 pupilas recargadas. Lo suyo es arrancar las cataratas. Lo suyo es una catarata de entusiasmo contagioso por ayudar a los demás. Lo suyo son hechos, no palabras. Su influencia es un ariete que interpela conciencias, también entre la burguesía de bata blanca.

Elena Barraquer deja los ojos como platos.

Hace un tiempo, la joven sevillana María León, gurú de la moda femenina y bloguera del ramo, me dijo que una de sus musas number one era la doctora Barraquer: “Una mujer diez”. Y desde entonces estaba yo ahí con la caña, esperando conocer por qué una oftalmóloga de Barcelona era una referencia sobresaliente para una joven así, urbana, al día, siempre en el epicentro de las pasarelas.

Elena Barraquer es modelo, pero no es maniquí. No es de pasarelas, sino de cintas transportadoras de solidaridad en formato XXL.

Cuando detrás de Elena Barraquer hay una directora de comunicación como Teté Ferreiro todo es muy muy fácil. Hablamos. Y a los dos minutos queda claro qué es una mirada sonriente. Y queda patente cómo influye una persona cuando su vida es un torrente de entusiasmo y pasión por ayudar a los demás. Sin fotos. Sin selfies.

Barraquer. La de la tercera generación. El ADN de la casa, inmutable. Mientras unos dicen “ojos que no ven, corazón que no siente”, ella es un monumento al “corazón que siente, ojos que vuelven a ver”.

Nos ponemos las gafas de cerca y nos encontramos con esta realidad aumentada de la mujer que miraba al infinito…

¿Cómo ve el mundo la oftalmóloga social?

Pues muy bonito, porque yo soy la eterna optimista, todo muy azul-turquesa y maravilloso… pero con muchas deficiencias que se podrían mejorar. Este mundo necesita la ayuda de más gente que podría poner su granito de arena, pero, por equis motivos que no voy a juzgar, porque cada cual tiene su vida y puede hacer con ella lo que quiera, aún falta conciencia social para trabajar para que todos estemos mejor, una aspiración posible, viable, y urgente.

¿Qué pinta una oftalmóloga como usted entre las fijas en las clasificaciones de las mujeres más influyentes de España?

 

Cualquier mujer de cualquier profesión puede estar en esas listas. Sé muy bien lo que quiero, estoy muy segura de mí misma, y tengo el pitón de contagiar mi entusiasmo y transmitir mis pasiones a los demás. Quizás por eso se me considera una mujer influyente.

La mujer y la ciencia. Son más, y sin embargo siguen siendo menos visibles… ¿Por qué?

En las facultades de Medicina de mi generación, sólo el 25% de los alumnos éramos mujeres. Una vez superada nuestra inclusión en la Universidad, nos tocó una etapa en la que la mujer era madre de familia y la mayor parte de la responsabilidad de las casa recaía sobre ella, por lo que muchas mujeres han tenido que dejar su profesión un poco de lado, en unos años que suelen ser claves para el desarrollo profesional, con el fin de dedicarse a su familia. Ahí es cuando pierden la oportunidad de llegar a puestos directivos, que son ocupados por hombres. Ahora los hombres están mejor educados y más concienciados en ayudar y ser padres. El escenario hoy es muy distinto.

La Medicina se ha feminizado. ¿Es necesario que el ejercicio de la profesión se adapte a esta realidad?

No creo que haya ningún problema en que la mujer se adapte a las cosas como están. Tenemos la suerte de ser multitarea. No me parece que haya que hacer un gran esfuerzo para dedicarte a tu familia y también a tu profesión, porque yo lo he hecho. Es verdad que tengo una situación privilegiada y la he tenido durante toda mi vida, no lo discuto, pero con esfuerzo todo se consigue. Estuve, por casualidad, en el Museo de los Nobel hace unas semanas. Compré una placa que le regalé a una colaboradora, porque sabía que le gustaría mucho, en la que se leía: “Lo imposible sólo toma más tiempo”. Esto es verdad. La Medicina no tiene por qué adaptarse a las mujeres. Lo que tiene que pasar es que los hombres se adapten y faciliten a las mujeres el desarrollo de una profesión en la que, obviamente, pueden llegar a ser mejores, con su ayuda en casa.

¿Cuál es, para usted, el papel que la mujer española debe tener en nuestra sociedad? ¿Estamos a la altura del siglo XX?

En cualquier siglo, el papel de la mujer en la sociedad debería ser el mismo que el del hombre.

¿Qué discriminaciones contra la mujer le ponen más enferma?

En general, a los hombres no les gusta enfrentarse a mujeres más inteligentes que ellos…

¿Es lógico que, si la Universidad, la sanidad, la política... se han feminizado, sean las mujeres las que tomen el mando?

Es lógico que las mujeres tomemos el mando, simplemente porque somos más prácticas.

¿Ve usted a España en disposición de contar con una mujer como presidenta del Gobierno?

Otra cosa es que le dejen…

¿Cuáles son las 10 mujeres españolas que usted considera como referentes de su idea de feminismo?

Yo no me considero feminista, y creo que cada sexo tiene unas cualidades particulares. Mi opinión es que la sociedad no ha sabido -o ha preferido evitarlo-  sacar partido de las cualidades femeninas.

Admiro a todas las mujeres que desarrollan su labor con pasión, sea la que sea, como por ejemplo: mi madre.

 ¿Hay feminismos que dañan a la mujer?

El feminismo, en general, daña a las mujeres. No soy partidaria ni de celebrar el Día de la Mujer el 8 de marzo. ¿Por qué? ¿Por qué los otros 364 días del año son los del hombre?

Si usted es una mujer influyente... ¿Qué quiere que escuchen muy clarito todos los españoles?

¡Brow Sugar! ¡Me encantan los Rolling Stones! Hablando en serio, es importante darse cuenta de que todos podemos contribuir a lograr un mundo mejor.

Representa usted especialmente la Medicina social: primero los que están más cerca, y después los que nadie ve. ¿Por qué se moja en esa campaña de arreglar los ojos a los que no tienen acceso a la sanidad?

La verdad es que me viene de herencia, como la Oftalmología. Cuando mi abuelo inauguró esta clínica, en 1941, él tenía dos tipos de pacientes: los de su consulta privada, y los del Hospital de San Pablo, en Barcelona. Cuando decidió dedicarse exclusivamente a su consulta, no quiso que ninguno de sus pacientes se sintiera desatendido y dispuso un sistema para que las personas sin recursos a las que atendía pudieran seguir siendo visitadas, intervenidas y hospitalizadas, igual que los más poderosos reyes de Arabia Saudí, que en ese tiempo venían a ser curados aquí, y recibían el mismo trato.

La ceguera. ¿Qué no vemos en Occidente que pasa en la salud de los países pobres?

En los países más desarrollados, en cuanto el paciente empieza a perder un poco de visión va rápidamente a su oftalmólogo, que decide si es el momento oportuno para quitar la catarata, y en la mayor parte de los casos así lo hace. Aquí, una operación de cataratas dura 10 minutos. Incluso tenemos pacientes sin cataratas, pero que desean prescindir de sus gafas y son intervenidos para utilizar las lentes multifocales.

¿Qué pasa en buena parte del mundo? La tecnología actual se ha vuelto muy cara y totalmente inaccesible para los países en vías de desarrollo, y no sólo para el paciente, para el que pagar una operación de estas características supone invertir un año de su salario, sino también para los oftalmólogos de los hospitales de estos países con necesidades evidentes. Allí no tienen medios económicos para comprar el material que se requiere para estas operaciones. Pensamos que tienen el mismo derecho a recuperar la visión, y la dignidad de vida, que cualquier de nuestros conciudadanos, porque ver, en muchos casos, es básico para trabajar y poder dar de comer a sus familias.

¿A cuántos ojos ha salvado usted de la ceguera?

Desde sus inicios hace 11 años, en la Fundación Barraquer hemos operado de cataratas a más de 9.000 personas.

¿Qué proyectos desarrolla en estos momentos la Fundación Barraquer?

Además de la lucha contra la ceguera reversible, causada por catarata, en países en vías de desarrollo, tenemos un programa de ayuda en España en colaboración con entidades públicas, becas de formación para personal médico sanitario, y nos gustaría servir de herramienta a los oftalmólogos que deseen contribuir a nuestra labor asistencial, pero que no tienen los medios tecnológicos para hacerlo.

¿Qué aprende usted de los marginados sanitarios del mundo?

Pues que son muy agradecidos, y que tienen unas sonrisas maravillosas. Hace unos días estuve en Mozambique, y uno de los 377 pacientes que operé era una mujer sordomuda, de unos 50 años y con una catarata en el único ojo hábil. Le operé y al día siguiente me dedicó un gesto de ok, con el pulgar hacia arriba, y una sonrisa de oreja a oreja que me pagó todo el viaje.

Aquí estamos sanitariamente acomodados. ¿Cuál es la realidad sanitaria que se encuentra usted fuera? Para valorar mejor lo que tenemos, que muchas veces nos quejamos más de la cuenta…

Exactamente. No nos damos cuenta de lo que pasa por ahí. Mozambique tiene una población de cerca de 25 millones de personas, y sólo cuentan con 5 oftalmólogas en todo el país… En otros países africanos no tienen ni un solo profesional de la Oftalmología. En los sitios en los que existen especialistas, si hay alguno entrenado para operar cataratas, no cuenta con el material para operar con un mínimo de seguridad…

Con la crisis, España ha rebajado su participación en los programas de cooperación internacional. Por una parte, es lógico. Pero, por otra, es un peligro de que se bajen esos presupuestos para siempre. ¿Cuál debería ser, en su opinión, el objetivo solidario básico que debe atender España en la cooperación internacional?

Es importante ayudar primero “en casa”, pero sin olvidarnos de la generosidad que siempre ha caracterizado a los españoles en la ayuda a los más necesitados. Si aquí estamos mal, hay muchos sitios donde están peor. Difícilmente lograremos un bienestar personal sin tener un bienestar global.

En el ámbito de las patologías oculares, ¿qué problemas de vista tiene España?

La catarata es la causa número uno de ceguera en todo el mundo. Esto se nota más en los países en vías de desarrollo, pero sigue siendo un mal mundial. En los países desarrollados como España, las patologías oculares más prevalentes son el glaucoma, la retinopatía diabética, la degeneración macular, y el queratoconos, una deformación de la córnea. Sin contar con los problemas más comunes, como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la vista cansada. Todos estos problemas pueden tener solución.

¿Alguna tendencia destacable de pérdida de salud ocular en los últimos años ante el incremento del consumo de dispositivos móviles y lectura en pantallas?

No. Eso es un mito. Al utilizar mucho el ordenador, u otros dispositivos electrónicos, lo que puede pasar es que se seque el ojo. Con lágrimas artificiales utilizadas 5 ó 6 veces al día, se puede solventar. También es verdad que las personas que pasan mucho tiempo delante de una pantalla deberían aprender a descansar la vista mirando al infinito unos 20 segundos cada 20 minutos. Pero de alteraciones permanentes, nada. Pura leyenda urbana…

¿Cómo ve que en nuestro Sistema Nacional de Salud se saque tanto al oftalmólogo de la sanidad pública?

Todo depende de la cantidad de fondos en la Seguridad Social. En el fondo, nos hemos cargado entre todos el sistema sanitario abusando de sus prestaciones. Aunque es muy triste que tengamos que atender pacientes privados que llevan años esperando a que se les opere de cataratas en la sanidad pública, entiendo perfectamente que una intervención oncológica o cardíaca merezca preferencia cuando la financiación es limitada.

En una sociedad que cada vez vive más y vive mejor, ¿llegará el día en el que se dispensen gafas con recetas de la Seguridad Social?

No creo que lleguemos nunca a que la Seguridad Social recete gafas, simplemente porque somos todos bastante esnobs y ¿quién va a querer las gafas con la montura que nos regalaría la Seguridad Social…? Todos preferimos Chanel, Gucci, o Ralph Lauren…

La Fundación Barraquer empezó en 2003, después de que su padre vendiera un mercedes. Con un poco más de esfuerzo y un poco más de generosidad, ¿urge que los profesionales sanitarios españoles salgan a las periferias?

¿A las periferias de dónde?

A la de esas personas a las que usted dedica bastante tiempo…

El sistema sanitario primero debe centrarse en atender bien a todos los ciudadanos españoles…

No me refiero al sistema sanitario, sino a sus profesionales…

¡Ah! Yo siempre digo que, si cada oftalmólogo del mundo dedicase una semana de su tiempo a ayudar desinteresadamente en las zonas más desfavorecidas, erradicaríamos la ceguera por cataratas en el mundo, que es un problema de salud global que se puede resolver.

Ayudar a la gente necesitada es “el sueño de su vida”. ¿Cuál es su pesadilla?

No suelo tener pesadillas… Quizás, no poder hacer algún día todo esto… Pero no, tampoco, porque me conozco. Soy bastante camaleónica y adaptable, y me buscaré otra dedicación cuando no pueda ejercer así mi profesión.

Tengo entendido que en Barraquer hacen operaciones gratuitas a los pacientes que deriva la Mesa del Tercer Sector. ¿Cuál ha sido la experiencia?

Nosotros firmamos un convenio de colaboración, no sólo con la Mesa del Tercer Sector, sino también con la Conselleria de Sanitat y Bienestar Social del Gobierno catalán, y los diferentes ayuntamientos de Cataluña. Esperábamos que nos mandasen más pacientes de los que nos están derivando. Entiendo que para ellos significa un trabajo extra, y que los servicios sociales tienen menos personal en estos tiempo de crisis para desarrollar bien este programa. Es una pena que no se aproveche, porque hay muchísimos pacientes necesitados a nivel nacional, y nos da un poco de vergüenza atender a miles de personas al año en África y que la lentitud de la burocracia nos frene para acometer aquí todo lo que hace falta.

Conoce usted bien que muchos médicos españoles están bastante al límite, con agendas y consultas saturadas, y un techo laboral importante. ¿Cómo se contagia el entusiasmo por la profesión, aunque estemos en un escenario de crisis?

No sé si estoy capacitada para contestar a esta pregunta, porque tengo dos hijos y ninguno de los dos quiere ser médico… No he sabido contagiarles esta profesión, como hicieron conmigo mi padre y mi abuelo… Quizás no contagie ser médico, pero sí creo que entusiasmo con ser médico solidario. Muchos amigos, aunque no sean médicos, vienen conmigo para ayudar en las expediciones y han regresado a casa contentísimos por la experiencia. Poder entusiasmar a la gente es un don, y es muy favorable para nuestra fundación, porque también así he sabido ganarme muchos patrocinadores.

¿Qué le diría a un estudiante que piensa cursar Medicina por dinero?

¡Uy! Que se olvide… Hay que hacer Medicina por humanidad, porque, si no, a él le afectará, pero sobre todo esa torpe visión de la Medicina la sufrirán sus pacientes…

Un poco de antropología oftalmológica…

¿Por qué nos miramos tanto a nosotros mismos?

No puedo contestar a esta pregunta... La verdad es que muchas veces ni me miro cómo llevo el pelo en el espejo que hay en el pasillo de mis despacho… No hay mucho tiempo para centrar la mirada en una misma…

¿Por qué nos importa tanto cómo nos vean los demás?

Ahhhh… Yo creo que eso es inseguridad.

¿Los ojos son subjetivos?

Subjetiva es la mirada, los ojos son bastante objetivos.

¿Qué le dilata las pupilas?

La pasión en muchas cosas.

¿Cómo ve usted el mensaje de Podemos calando en el ámbito sanitario?

Yo siempre he sido defensora de una medicina socializada. No comulgo en nada con las cosas que dicen desde Podemos. Defiendo la sanidad universal, la Medicina para todos, y la defiendo con hechos. Esa socialización de la Medicina es la que me interesa, entre otras cosas, porque es la verdaderamente práctica.

¿Sabemos valorar en España la medicina privada?

Se ve con ciertos prejuicios y, sin embargo, la medicina privada tiene mucho que decir en el nivel de la sanidad española. Clínicas como esta hay pocas en el mundo. Profesionales como los nuestros, y muchos de ellos ejercen en la privada, hay pocos en el mundo. La medicina privada ha servido y servirá para poner al Sistema Nacional de Salud entre los más punteros, aunque a veces nos valoren con sesgos.

Disculpe si me meto en un jardín antes de rematar la faena: ¿A Cataluña se le caen los párpados de tanto mirarse al ombligo?

Por desgracia, no sólo a Cataluña, sino a todas las comunidades autónomas. Tendríamos que recordar que la sociedad va camino de la globalización, y ese debería ser el destino de nuestras miradas…


REBOBINANDO

La naturalidad. La implicación. El protagonismo frente al aburguesamiento. El activismo social sin pancartas. La medicina como camino, como vocación, como servicio a la sociedad más allá de las cuatro paredes de una consulta.

El optimismo. La locura de arreglar los ojos al mundo. Elena Barraquer borra las cataratas del conformismo, de las dificultades convertidas en barreras, de las distancias disfrazadas de desinterés.

El humanismo. La persona. Las personas. Ni gente. Ni masas. Ni ojos al por mayor.

Hay mujeres influyentes que son televisivas, empresarias, directivas, filósofas, artistas, modelos, profesionales admiradas, ejemplos. Elena Barraquer aglutina algo de todo eso, sin darse importancia. Hoy, una catarata menos aquí. Mañana, 377 extirpadas allá.

Delicada. Divertida. Transformadora. A pie de obra.

Su vida es una respuesta.

Muchos se preguntan qué hace de verdad la sociedad para ayudar a los pobres mientras practican el zapping. O lo proponen en abierto en Twitter. Un cómo está el mundo soltado a la red desde el sofá. Un debate de salón con gyntonics. Sugerencias para otros y ruido de hielos bajo techo seguro.

Los médicos, en general, responden con sus vidas a ese interrogante, a veces impostado. Y Elena Barraquer, en particular, responde con una vida contundente.

Ella ve, y actúa. Y por eso es top. Model.

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