La vida y obra de Federico Martin Bahamontes, el ‘Águila de Toledo’
- Historia
- Participación en carreras
- Victorias deportivas
- Surgimiento del apodo de ‘el Águila de Toledo’
Historia
Alejandro Martín Bahamontes, conocido como Federico Martín Bahamontes, apodado El Águila de Toledo. Nació en Santo Domingo-Caudilla, Toledo un 9 de julio de 1928, y falleció en Valladolid un 8 de agosto de 2023. Era el hijo mayor y tuvo tres hermanas Julia, Luisa y Carmen.
El estallido de la Guerra Civil española tuvo repercusión en los estudios de Bahamontes. Por lo que su padre lo colocó como aprendiz en un taller de carpintería, pero lo dejó al poco tiempo y comenzó a trabajar en el taller de bicicletas del antiguo ídolo del ciclismo local, Moisés Alonso, al tiempo que hacía de repartidor para varios comerciantes del centro de la ciudad.
Bahamontes contribuía a completar los ingresos de la familia dedicándose al estraperlo, yendo con su bicicleta a comprar mercancías en Gálvez y Torrijos, que su madre revendía en la ciudad de Toledo por fuera del mercado, cuyos abastos estaban sometidos a racionamiento. Estas frecuentes galopadas en bicicleta por la carretera de Torrijos, recorriendo 30 km de ida y otros tantos de vuelta cargado, más los continuos viajes como recadero con una carretilla por las empinadas cuestas de Toledo, contribuyeron a moldear de forma decisiva sus innatas condiciones como ciclista.
Participación en carreras
Compró su primera bicicleta a un herrero por 30 duros: “Estaba colgada en un gancho de la fragua y no tenía cambios. Me apunté a una carrera en Menasalbas en 1947, mi primera carrera, y quedé segundo.
Sus inicios modestos y humildes no le impidieron destacar como aficionado en carreras como por ejemplo en la Vuelta a Ávila, la Vuelta a Salamanca, la Vuelta a Albacete o la Vuelta a Madrid.
En 1954 se produjo en comienzo de su carrera profesional, compitiendo ese mismo año en el Tour de Francia. Para sorpresa de todos, aquel joven y desconocido toledano consiguió su primer maillot de la montaña, además de ser el protagonista de una de las anécdotas más famosas en la historia del ciclismo.
Para Federico, lo importante ya estaba conseguido: había coronado el puerto en cabeza. Para él por entonces solo importaba la montaña.
Victorias deportivas
Durante sus 12 temporadas de profesional, además de su victoria de 1959, Bahamontes subió al podio del Tour de Francia en otras dos ocasiones (segundo en 1963 y tercero en 1964) y una vez al podio de la Vuelta a España (segundo en 1957). Logró once victorias de etapa en Grandes Vueltas: siete en el Tour de Francia, tres en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia; haciéndose con el Campeonato de España de Ciclismo en Ruta en 1958.
Como el gran escalador que era, ganó también el Gran Premio de la montaña, nueve veces en total, dos veces en la Vuelta a España, una en el Giro de Italia y seis en el Tour de Francia, un récord que compartió con el belga Lucien van Impe durante décadas hasta que en 2004 el francés Richard Virenque superó a ambos al ganar su séptimo entorchado.
Surgimiento del apodo de ‘el Águila de Toledo’
Este apodo nació cuando abrió un taller de bicicletas con las ganancias de la carrera en su primera participación en el Tour de Francia, con el que complementaba su sueldo como corredor.
En la ciudad fue recibido como un héroe y desde entonces se le conoció como “el Águila de Toledo”, en referencia al escudo de la ciudad con el águila bicéfala de Carlos I de Habsburgo, rey de España y emperador del Sacro Imperio Romano. Un símbolo muy adecuado, sin duda, para un corredor cuyo destino eran las cumbres.
Este apodo guarda mucha historia, costumbre y recuerdo, pero principalmente se retorna a su origen de nacimiento y al apoyo de sus ciudadanos, familiares y amigos.
