Zapatero se libró de los abucheos en su último desfile del 12 de octubre como presidente. La ‘burbuja’ de Neptuno dejó al público a 200 metros y el ‘speaker’ pidió “respeto”

El Plan diseñado por la Moncloa y el Ministerio de Defensa para evitar episodios de abucheos como los vividos los últimos años ha funcionado. Desde la tribuna de autoridades no pudieron escucharse los gritos del público, que fue situado a 200 metros. El desfile de este año dejó una serie de anécdotas que han sido recogidas por El Confidencial Digital.

Blindar la plaza de Neptuno. Una misión que Defensa y el Ministerio de Presidencia han logrado este año, tal y como contó El Confidencial Digital -véalo aquí-. Los silbidos del público no fueron audibles –aunque sí se pudieron intuir en la lejanía en algunos momentos-.

La nueva ubicación, con la tribuna de autoridades dando la espalda a la Plaza de la Lealtad y frente a la fuente de Neptuno, convirtió la tribuna de autoridades en un ‘bunker sónico’. Las tribunas de prensa, colocadas en la rotonda, aportaron menor visibilidad del escenario. Las cámaras de televisión no captaron ningún abucheo, pero según ha comprobado ECD los hubo. La lejanía de edificios de viviendas evitó que algunos vecinos gritasen consignas contra el gobierno como ocurría en la anterior ubicación, la Plaza de Lima.

Por otra parte, la llegada del presidente del Gobierno no fue anunciada por megafonía como es tradición. Zapatero esperó a pié en la Castellana hasta la llegada del rey don Juan Carlos y el resto de la Familia Real, que este año acudió al completo: el rey, la reina, los príncipes de Asturias, la infanta Elena y los duques de Palma.

Durante los momentos más solemnes del acto, como el homenaje a los Caídos y el izado de la bandera nacional, el locutor que narraba el desarrollo de los acontecimientos solicitó –una novedad- silencio al público. “Rogamos al público asistente que muestre el orgullo, admiración, silencio y respeto que representa este momento” sonó por la megafonía durante los actos de recuerdo a los militares fallecidos.

Finalmente, Zapatero abandonó Neptuno por una calle lateral colindante con el Museo del Prado evitando que su comitiva pasara por el Paseo de la Castellana, cosa que sí hizo el Rolls Royce del rey y el resto de vehículos de la Familia Real.

El rey, con silla y muleta

La llegada del rey fue seguida con mucho interés debido al delicado estado de su rodilla, de la que fue operado recientemente. El monarca pasó revista a la Guardia Real subido en un vehículo militar, otra de las novedades de este año. Minutos antes de su llegada, un integrante de la Guardia Real sufrió un desvanecimiento y quedó inconsciente un par de minutos. Finalmente se recuperó y su posición fue cubierta por otro compañero.

El rey permaneció sentado durante el desfile, aunque se levantó en multitud de ocasiones para escuchar el himno nacional, el izado de la bandera, el homenaje a los caídos, y para saludar al paso de las banderas de cada Unidad. El Confidencial Digital pudo contar hasta 27 veces las que don Juan Carlos se levantó de su silla.

La última parte del desfile, visiblemente cansado, la pasó sentado. Finalmente se marchó de la tribuna con ciertas dificultades para bajar por las escaleras. El rey se despidió de forma cariñosa con Zapatero y se montó en su coche oficial.

 

Saludos, caras nuevas y encuentro Rubalcaba-Rajoy

El interés de los primeros momentos se situó en la tribuna de autoridades políticas. Mariano Rajoy llegó pronto, acompañado de su mujer Elvira Fernández. Momentos después llegaba el candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Tras saludar brevemente a algunas caras conocidas, fue rápidamente a encontrarse con el líder 'popular'. Ambos estuvieron conversando a solas durante un tiempo estimado de 20 minutos, en una soledad sólo rota en ciertos momentos por la esposa de Rajoy y por Pío García Escudero.

Tras la llegada de los primeros políticos –Ana Pastor y Pio García Escudero- llegó el presidente asturiano Francisco Álvarez Cascos. Mª Dolores de Cospedal acudía también por primera vez en calidad de presidenta autonómica, igual que Alberto Fabra (presidente valenciano), Luisa Fernanda Rudí (Aragón) y José Antonio Monago (Extremadura).

Entre las ausencias más destacadas cabe señalar las de los ministros Valeriano Gómez (Trabajo), José Blanco (Fomento), Leire Pajín (Sanidad), Rosa Aguilar (Medio Rural) y Ramón Jáuregui (Presidencia). Este último jugó un papel fundamental en el diseño del nuevo ‘protocolo’ para el 12 de octubre. Tampoco estuvieron Artur Mas (presidente catalán), Patxi López (lehendakari vasco) y José Antonio Griñán (presidente andaluz)

De los ministros presentes se estrenaba Antonio Camacho (Interior). Los miembros del Ejecutivo vistieron traje oscuro y corbata oscura. La ministra Chacón volvió a acudir con un traje de pantalón y chaqueta oscuro, y camisa blanca con zapato de tacón. La ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, fue más innovadora: lució un vestido negro con bordados blancos.

Desfile terrestre

El desfile militar -3.000 efectivos- se abrió con la Sección de motos de la Guardia Real, la Brigada de Infantería Acorazada ‘Guadarrama XII’, una Unidad de la Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, una Unidad de Reservistas de las Fuerzas Armadas.

Tras esta primera parte, dio comienzo el paso de las unidades de la Agrupación Motorizada, compuesta por una Unidad Mixta de Artillería, una Unidad Mixta de Transmisiones, Unidad de la Fuerza Logística, Unidad Militar de Emergencias, y una compañía mixta de la Guardia Civil.

Después desfilaron unidades de la Agrupación Acorazada y Mecanizada, representadas por una sección de carros Leopard de Infantería Acorazada, una unidad de Caballería, otra de Infantería de Marina Mecanizada –con sus vehículos Pizarro- y una Unidad Mixta de Apoyo. Fue una de las partes más aplaudidas por el público.

El desfile terrestre lo cerraron una representación de alumnos de las diversas academias militares -Marín, San Javier, Zaragoza…- , la UME, Infantería de Montaña, la esperada Legión –este año la cabra volvió a desfilar atada- y los Regulares.

Exhibición aérea

Los cielos de Madrid volvieron a acoger una gran representación -55 aeronaves- de la flota aérea del Ejército del Aire. Abrieron el desfile una formación de seis F-18 pertenecientes al Ala 12 y 15. Fue una de las unidades más esperadas, ya que es el avión que el Gobierno ha enviado como colaboración a la alianza internacional para la operación militar en Líbia. Horas antes del desfile, Chacón anunció en la sede de Defensa la retirada de los F-18 destinados en la misión –planes que ya adelantó El Confidencial Digital-

Les siguieron cuatro Mirage F-1 del Ala 14, cuatro F-5 del Ala 23, y dos Harrier de la 9ª Escuadrilla de la Armada. Tras ellos llegaron los Eurofighter, que este año han estado relativamente ‘escondidos’ ya que apenas se han visto en exhibiciones aéreas. Cuatro aparatos del Ala 11, con base en Morón de la Frontera, irrumpieron en el Paseo de la Castellana en torno a las 11:15 de la mañana. Tras ellos pudo verse varios C-130, un 767 simulando el repostaje de dos F18, y una representación de los helicópteros de las FAS españolas, como el Chinook, Cougart y el Tigre, el moderno helicóptero de ataque. Cerró el desfile la Patrulla Águila, tiñendo de rojo y amarillo los cielos de la capital española.

Vea fotos exclusivas de ECD de diversos momentos del desfile militar del 12 de octubre:

La cabra de la Legión volvió a ser uno de los atractivos para el público. En esta ocasión también desfiló atada a un legionario.

La anécdota la puso un Guardia Real que sufrió un desmayo minutos antes del comienzo del acto.

El Eurofighter ‘tronó’ en los cielos de Madrid.

La princesa Letizia lució un vestido de chaqueta y falda en tonos violetas.

El público asistente pudo ver de cerca el carro Leopard, cuya venta a Arabia Saudí se sigue negociando.

El Obus 155/52, otra de las aspiraciones saudíes.

El descenso de la Patrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire fue uno de los momentos más aplaudidos.

Los príncipes de Asturias departieron con Chacón y Bono.

La Familia Real pudo charlar al final del acto con algunos de los ministros presentes.

Rajoy y Rubalcaba hablaron durante 20 minutos. Posteriormente, el candidato socialista aseguró que hablaban “de fútbol y de la campaña”, aunque Rajoy sólo habló de “fútbol”.

El rey pasó revista a la Guardia Real montado en un vehículo militar.

El blindado antiminas RG-31 volvió a la Castellana.

El helicóptero Tigre.

Vista general de la Tribuna de Mandos Militares. 

El rey se despidió cariñosamente de Zapatero.

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