Condenado un sargento por presionar a una soldado que rechazó una relación

El suboficial era instructor de la alumna en el Centro de Formación de Tropa de Cádiz. El Supremo avala una pena de seis meses de cárcel por un delito de abuso de autoridad

Centro de Formación de Tropa (CEFOT nº 2) de Cádiz (Foto: Iván Giménez / Ejército de Tierra).
Centro de Formación de Tropa (CEFOT nº 2) de Cádiz (Foto: Iván Giménez / Ejército de Tierra).
  1. Relación de amistad fuera del cuartel
  2. Una foto juntos
  3. Cena y bombones en San Valentín
  4. Rechazó ir juntos de fin de semana
  5. “Estoy enamorado de ella”
  6. “Quiero que me sigas formando”
  7. Se distanciaron en el confinamiento
  8. “No quiero quedar a solas con usted”
  9. El sargento escribió al novio
  10. Episodios de llanto
  11. Dio parte por falta grave
  12. Trastorno de estrés postraumático
  13. “Deja de querer tener dicha relación”
  14. Menospreciar, humillar, desacreditar...
Centro de Formación de Tropa (CEFOT nº 2) de Cádiz (Foto: Flickr Ejército de Tierra).
Centro de Formación de Tropa (CEFOT nº 2) de Cádiz (Foto: Flickr Ejército de Tierra).

Un sargento del Ejército de Tierra ha visto confirmada una condena de seis meses de prisión, por un delito de abuso de autoridad, en su modalidad de atentado contra la dignidad personal o en el trabajo tipificado en el artículo 48 del Código Penal Militar.

También debe pagar 4.000 euros por los daños psíquicos y morales causados a una soldado, con la que mantuvo las actitudes y acciones que condujeron a la condena.

Los hechos tuvieron su origen en el Centro de Formación de Tropa nº 2 (CEFOT 2) de San Fernando (Cádiz).

El sargento se incorporó al CEFOT 2 el 4 de noviembre de 2019, comisionado como instructor. Le nombraron jefe de un pelotón en el que acababa de entrar la soldado, para cursar el período de enseñanza militar de formación para el acceso a la condición de militar de Tropa del Ejército de Tierra.

Era, por tanto, su tutor y responsable de la instrucción y evaluación de la misma.

Relación de amistad fuera del cuartel

La sentencia del Tribunal Supremo recoge los hechos declarados como probados por el Tribunal Militar Territorial Cuarto en una sentencia de marzo de 2013, que condenó al sargento a esos seis meses de cárcel.

Durante la formación en el CEFOT, “comenzó a gestarse una relación de amistad” en la que participaban el sargento condenado, la soldado denunciante y un sargento primero que mandaba otra de las secciones, “relación que se conformó, con mayor intensidad, después de Navidad, momento en el que comienzan a quedar fuera del acuartelamiento, participando también otros alumnos”.

La sentencia recogió un goteo de episodios sobre esa relación. El sargento primero le contó al sargento que la soldado había dicho “vaya culito tiene el sargento”. Al volver de permiso de Navidad, la soldado alumna del CEFOT le regaló al sargento una cuña de queso.

Durante las vacaciones navideñas, el sargento le propuso a la soldado que ella fuera a León, a verlo a él, pero ella declinó el ofrecimiento.

 

Una foto juntos

Cuando tuvo lugar la jura de bandera de ese ciclo del Centro de Formación de Tropa, el sargento se hizo unas fotos con la soldado, “que ésta colgó en su perfil de WhatsApp durante varias semanas; igualmente, el sargento le regaló a la soldado una foto de ambos el día de la jura de bandera, que la soldado colocó en su taquilla”.

La soldado acabó la Fase de Formación General Militar con buenas calificaciones, y del pelotón mandado por el sargento, tuvo “la mejor calificación en este primer período”. Por eso, a la vuelta de la semana de permiso tras la jura de bandera, la soldado fue propuesta para realizar las funciones de adjunto de cuartel.

Cena y bombones en San Valentín

El 14 de febrero (día de San Valentín), el sargento le invitó a cenar a la soldado. Ella dijo que sólo iría si también se unía a ellos otra soldado.

Durante la cena, el sargento le regaló a la soldado una “galleta”, la identificación militar que se lleva en el pecho, y una caja de bombones con forma de corazón.

Días después, los suboficiales subieran invitados al hostal en el que se alojaba en ocasiones la soldado, en San Fernando. El sargento “dijo que se quería despedir porque se volvía a Burgos, que necesitaba distancia. La soldado empezó a llorar porque no quería que el grupo se deshiciese y el sargento la consoló dándole un abrazo”. Otra soldado hizo fotos de ese momento. “Ese día, en formación nocturna, la soldado tuvo un desmayo”.

El siguiente fin de semana, el sargento y la soldado “durmieron juntos en el sofá del piso” del sargento primero, tras una fiesta entre ese pequeño grupo de instructores y alumnos del CEFOT.

Rechazó ir juntos de fin de semana

Ya en marzo de 2020, el sargento le propuso a la soldado hacer un plan juntos el fin de semana.

Otro soldado de este grupo que se reunían fuera del cuartel notó que la soldado tenía mal aspecto. Ella le preguntó si podría ir con él de fin de semana, y ambos alumnos estuvieron practicando piragüismo y senderismo.

“Durante ese fin de semana, el sargento estuvo enviando mensajes al móvil de la soldado”, estableció la sentencia, y “al regresar al acuartelamiento, el sargento estaba en el banco de la Compañía observándoles, y ese día tuvo una discusión con la soldado, a la que reprendió”.

La reprendió de nuevo al día siguiente, por falta de interés en clase.

El Tribunal Militar Territorial Cuarto declaró que “a partir de este momento, el sargento comenzó a mostrar una actitud distante y tensa con la soldado y la relación con ésta empeoró”.

“Estoy enamorado de ella”

En el proceso salieron a la luz mensajes de WhatsApp en la que el sargento confesó al sargento primero que “yo no puedo ser sólo su amigo... la quiero mucho... como algo más.... No puedo verla como una amiga... es mi niña... estoy enamorado de ella...”, y otros de ese estilo, para después contarle “que la cosa no ha ido bien. Creo que no se ha portado conmigo como debía y ayer nos dijimos una serie de cosas bastante desagradables... así que cada uno estará por su lado [...] Pues quizá el problema es que nos hayamos perdido un poco el respeto con todo esto... me pidió que la tratara como a una más...”.

En ese intercambio de mensajes, el sargento también criticó el rendimiento de la soldado en el CEFOT nº 2.

“Quiero que me sigas formando”

Cuando la pandemia de coronavirus alcanzaba su pico, y se iba a declarar el estado de alarma, los centros de enseñanza militar mandaron a los alumnos a sus casas.

Fue entonces cuando la soldado escribió por WhatsApp al sargento: “Cuando hablaron de recoger y que nos teníamos que ir a casa... sabía que con estas iba a estar complicado... y el primero en el que pensé fue en ti... yo me quería volver contigo... si no me voy contigo la despedida habría sido más dura... y así pues ha sido más llevadera....tu no cojas nada eh... que quiero que me sigas formando cuando todo esto acabe”.

Es más, la soldado viajó con el sargento hasta Palencia, donde la recogieron sus padres.

Se distanciaron en el confinamiento

Durante el confinamiento por el coronavirus, los soldados estudiaron de forma telemática. La soldado mantuvo el contacto con el sargento, al que escribía, hablándole con un apodo, y le pedía ayuda para hacer tareas que les encargaban a los alumnos.

“No obstante, en esa fase comienza a haber un distanciamiento entre ambos”, señala la sentencia. Volvieron a hablar por WhatsApp, pero ella ya le trataba de usted, y de manera más formal, mientras él pedía que hablar en persona.

“No quiero quedar a solas con usted”

Ella se negó: “Mire mi sargento, no quiero quedara solas con usted, estos días no estoy para perder el tiempo porque empieza el bucle [utilizó el apodo con que le llamaba a él] y paso de tener problemas de salud como me ocurrió allí. Lo único que tengo que decirle es que cada uno vaya por su lado sin interferir uno en el otro y menos en cuanto a lo militar, ni para bien ni para mal. No se tome las cosas que ocurren aquí como algo personal. Espero que le vaya bien”.

El sargento no se lo tomó bien: “Tú misma, una muestra más de lo que te importan las cosas. Me has pedido hablar pero en cuanto tienes que poner algo de tu parte, ya estás demostrando que te la suda todo”. Incluso le llegó a decir que tenía “capacidades sí, actitud nula... No te mereces estar aquí”.

El sargento escribió al novio

El relato de hechos avanza hasta un episodio destacado. El sargento se puso en contacto con el entonces novio de la soldado.

Le escribió por Instagram un mensaje en el que se presentaba como el antiguo sargento de ella, y le decía al novio “sé que no es un tema agradable pero creo que deberías saberlo. Cuando estuvimos en Cádiz te fue infiel conmigo, durante un tiempo estuvo jugando a dos bandas hasta que el tiempo decidiera. Desde hace más de un mes no me llevo ya con ella. Cada cambio de foto que ha hecho en el WhatsApp venía por una discusión conmigo. Siento decírtelo así pero te mereces saberlo. Por mí no te preocupes que no la quiero ver ni el pelo. Lo siento. Debería ser ella la que te lo tenía que haber contado pero estoy harto”.

Episodios de llanto

“Desde el período de Cádiz, la soldado comenzó a exteriorizar síntomas de sentirse presionada y bajo tensión, con episodios de llanto, que fueron advertidos por diversos testigos, y que fueron a más una vez iniciada la fase de Burgos”, se declaró probado.

El sargento llegó a enviar un correo a otros alumnos del CEFOT, en el que criticó que la soldado hubiera sido colocada la primera del escalafón.

Dio parte por falta grave

Los hechos llegaron a conocimiento de los superiores cuando el 5 de junio de 2022 la soldado elevó parte de la conducta del sargento, por si pudiera ser constitutiva de falta disciplinaria muy grave.

El coronel del regimiento al que había sido destinada ordenó la incoación de una información reservada para el esclarecimiento de los hechos.

Trastorno de estrés postraumático

En septiembre de ese año, la soldado acudió al psicólogo por una situación de “desesperanza que le está desbordando en lo personal y en lo profesional”. Le diagnosticaron “signos evidentes de una sintomatología depresiva con síntomas característicos del trastorno de estrés postraumático”.

Ya en diciembre de 2021 fue sometida a reconocimiento pericial psicológico en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ávila, Burgos, Segovia y Soria, que concluyó que “ha presentado un cuadro de ansiedad generalizado, con bajo estado de ánimo, afectación del sueño, apetito y vida social y personal, incluida la sexual. La sintomatología referida es compatible con un Trastorno Adaptativo a una situación vivencial estresante como pueden ser los hechos denunciados. En el momento de la exploración es evidente una favorable evolución del cuadro de ansiedad, aunque con la persistencia de una leve sintomatología ansiosa e hipotimia, que es previsible desaparezcan de forma total en el momento en el que se resuelva el factor estresante”.

Aún en abril de 2022 seguía presentando secuelas, trastornos neuróticos leves.

“Deja de querer tener dicha relación”

El sargento recurrió en casación ante el Tribunal Supremo, frente a la sentencia condenatoria del Tribunal Militar Territorial Cuarto.

Alegó que en su caso no concurrían los elementos del delito de abuso de autoridad por el que había sido condenado.

En la sentencia del Supremo se indica que “los hechos resumidamente se centran en un sargento que aunque en algún momento puede que fuera correspondido por la soldado en cuanto a tener una relación sentimental, lo cierto es que en un momento dado la soldado deja de querer tener dicha relación, y entonces el sargento comienza a realizar diversos actos que suponen una serie de actuaciones dirigidas a perjudicar a la soldado en su profesión o en su trabajo, llegando, como dijimos, en algún caso a constituir un atentado a la dignidad de la soldado”.

Consideró significativo que la soldado no quisiera cenar ella sola con el sargento el día de San Valentín, y que rechazara la propuesta de pasar el fin de semana juntos en marzo.

Cuando el suboficial dejó de tener responsabilidad sobre la soldado, pretendió seguir en contacto con el pelotón al que ella pertenecía, y por eso se ofreció como instructor de educación física de ese pelotón, por lo que volvió a coincidir con la soldado y la abordó para hablar con ella, después de que la soldado sufriera un dolor abdominal al correr.

Menospreciar, humillar, desacreditar...

Los magistrados de la Sala Quinta, de lo Militar, del Supremo, entendieron que se produjeron “dos situaciones que, una vez que la relación personal entre ambos se ha deteriorado, denotan voluntad del sargento de menospreciar y perjudicar a la soldado”.

Uno fue el correo a sus compañeros criticando a la soldado por haber sido elegida la primera del escalafón: “A juicio de la sala, tal proceder por parte del sargento no tuvo otra finalidad que desacreditar a la soldado delante de sus compañeros, rebajando su consideración y estimación profesional delante de los mismos, y la motivación para tal impropio proceder no fue otra que la irritación y frustración personal del acusado ante el desinterés de la soldado a mantener una relación sentimental con él”.

El segundo episodio fue el envío del mensaje por Instagram al novio de la soldado. Ese hombre fue citado a declarar en el juicio y contó que ella le decía que el sargento le presionaba para que lo dejara con él, y que ella estaba mal, lloraba, y le contó que si no accedía a pasar con el sargento el fin de semana, éste le presionaba a ella los lunes.

Según el Supremo, “el actuar del acusado se dirigió también a atacar a la víctima en el plano de su dignidad personal, como lo demuestra el hecho de haber enviado un mensaje a la pareja de ésta, cuyo contenido es sin duda atentatorio de la consideración personal que pudiera tener la víctima en el ámbito de su relación de pareja”.

La conclusión de los magistrados fue que “se trata de una continuada serie de actos con los que su autor pretende degradar y humillar a una persona en el trabajo, concurriendo, por consiguiente, como dijimos, todos los elementos típicos del delito por el que fue condenado el recurrente”.

Así que desestimaron el recurso y confirmaron la condena a seis meses de cárcel por abuso de autoridad en su modalidad de atentado contra la dignidad personal o en el trabajo.

Centro de Formación de Tropa (CEFOT nº 2) de Cádiz (Foto: Jesús de los Reyes / Ejército de Tierra).
Centro de Formación de Tropa (CEFOT nº 2) de Cádiz (Foto: Jesús de los Reyes / Ejército de Tierra).

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