Experimento militar para medir la explosión de un chaleco bomba accionado por un terrorista suicida

Ingenieros del Ejército construyeron en Cádiz un edificio para analizar los efectos de una inmolación ante la intervención de la Policía

Experimento de explosión de un chaleco bomba.
Experimento de explosión de un chaleco bomba.

Los atentados cometidos por yihadistas en Occidente han obligado a los cuerpos policiales a prepararse ante la circunstancia de tener que enfrentarse a terroristas que, al contrario que otros, no sólo no tratan de huir del lugar del ataque, sino que buscar inmolarse mediante el suicidio.

En este tipo de atentados suicidas, es habitual es uso de cinturones o chalecos de explosivos, que quien los porta puede hacer detonar en cualquier momento. En España los utilizaron los terroristas de la célula del 11-M que se inmolaron en un piso de Leganés al ser detectados por la Policía, matando a un agente del GEO, Francisco Javier Torronteras.

También la célula yihadista que asesinó a 16 personas en Barcelona y Cambrils en agosto de 2017 utilizó chalecos bomba, pero en su caso simulados. Los terroristas abatidos en Cambrils (tras matar a una mujer) y el conductor de la furgoneta asesina de La Rambla, abatido en Subirats, llevaban chalecos simulados, sin explosivos. El último precisamente amenazó a los Mossos con hacerse explotar, y por ello fue abatido a tiros. Otros debieron perderse en la explosión del chalet de Alcanar.

Para estudiar los efectos que provoca la explosión de un chaleco bomba, distintas instancias militares de las Fuerzas Armadas españolas realizaron un experimento en el Campo de Maniobras y Tiro de la Sierra del Retín, en Barbate (Cádiz). El experimento se enmarcó en un estudio más amplio liderado por la Oficina Federal de Investigación Criminal Alemana.

Experimento de Alemania

Los detalles del experimento se cuentan en el número 8, del mes de septiembre de 2021, del ‘Memorial del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos’, que elabora la Escuela Politécnica Superior del Ejército.

La revista incluye un artículo sobre unos “Ensayos de inmolación suicida” en ese Campo de Maniobras y Tiro de la Sierra del Retín, donde normalmente se ejercitan militares de la Armada, principalmente de la Infantería de Marina.

El origen del ensayo está en Alemania: “La Oficina Federal de Investigación Criminal Alemana (BKA, por sus siglas en alemán), dependiente del Ministerio Federal del Interior inició en 2017 un proyecto sobre los efectos de chalecos bomba sobre personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”.

En el artículo se explica que se realizaron numerosos ensayos en Alemania, “con diferentes tipos de cargas explosivas, con y sin metralla, y a diferentes objetivos, pero todos ellos al aire en espacios abiertos”.

El estudio contó con colaboración española. La Oficina Federal de Investigación Criminal Alemana “contó con la colaboración del Centro de Excelencia Contra Artefactos Explosivos Improvisados (C-IED COE, por sus siglas en inglés), para el asesoramiento sobre la creación de los IEDs en los mencionados chalecos”.

 

El Centro de Excelencia Contra Artefactos Explosivos Improvisados (C-IED CoE) es uno de los 25 centros de excelencia acreditados de la OTAN. Se encuentra ubicado en la Academia de Ingenieros, en Hoyo de Manzanares (Madrid), y tiene como misión proporcionar apoyo de expertos a la OTAN y a la comunidad internacional frente a artefactos explosivos improvisados (IED, en sus siglas en inglés) para incrementar la seguridad de las tropas desplegadas, reduciendo o eliminando la amenaza IED, especialmente procedente de redes terroristas e insurgentes.

“¿Qué sucede si el terrorista se inmola?”

En la última fase de ensayos, la BKA alemana decidió llevar a cabo un experimento ya no al aire libro, sino recrear “un escenario posible en el que un terrorista o grupo terrorista se ve amenazado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”.

Así que, en contacto con el Centro de Excelencia Contra Artefactos Explosivos Improvisados, se organizó el experimento en España.

“En ese escenario, donde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado irrumpen en un edificio donde se encuentra la amenaza, ¿qué sucede si el terrorista se inmola?”, era el planteamiento de inicio del experimento.

Los ingenieros militares de la Subdirección General de Proyectos y Obras del Ministerio de Defensa diseñaron un edificio para simular en él el escenario de unos terroristas acorralados por la policía. La construcción debía aguantar numerosas detonaciones para poder tener más datos y que no se quedara inservible a las primeras de cambio.

Se levantó una construcción en hormigón armado de una planta, de 3 metros de altura, con un pasillo perimetral y una habitación interior en la que se colocarían los explosivos.

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Tedax de la Armada

El ejercicio se llevó a cabo en el campo de maniobras y tiro Sierra del Retín, Barbate, Cádiz durante los días del 18 al 20 de septiembre de 2019. Hubo ocho ensayos y un disparo previo de prueba. Se utilizaron cuatro explosivos: pólvora negra (nitrato potásico, azufre y carbón), ANFO (nitrato amónico y fueloil), AN/AL (nitrato amónico y aluminio en polvo) y PG2 (un explosivo de uso militar).

Los explosivos se colocaron en diferentes tipos de chalecos personales, en algunos casos metidos en tubos de acero. De preparar las cargas y detonarlas se encargaron militares de la Sección de Desactivación de Explosivos del Grupo de Movilidad Anfibia, del Tercio de Armada de la Infantería de Marina.

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Ingenieros de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid instalaron los instrumentos para medir los efectos de las explosiones: acelerómetros, captadores de presión, equipo de registro y cámara de alta velocidad.

Daños en tímpanos y pulmones, o la muerte

En los ensayos se analizó la presión en la estructura que provocaron las explosiones, la extensión de la bola de fuego, el volumen de gases generado...

Las detonaciones de chalecos bomba, colocados sobre unos maniquíes, con explosivo PG2 y con pólvora negra dejaron daños importantes: roturas de cristales, agrietamientos de bloques de hormigón y de paredes de hormigón armado, entre otros. Después del último ensayo, el octavo, la estructura construida por ingenieros militares del Ministerio de Defensa no aguantó y colapsó, quedando inservible.

En las explosiones de los chalecos bomba con valores más bajos, los efectos en las personas -los agentes de las Fuerzas de Seguridad que intervendrían al ir a detener a los terroristas- se limitarían a roturas de tímpanos.

Pero en los ensayos con algo más cantidad de explosivo y de mayor potencia se detectó que los efectos serían daños pulmonares, e incluso la muerte de los policías. Aún así, advierte el artículo, “estos daños son para los explosivos de menor potencia, con lo que es fácil suponer que para las cargas de ANFO, AN/FAL o PG2 los resultados para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado serían catastróficos”, concluye.

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