Crónicas de Jhuno: La tarjeta sanitaria. Estoy harto del todo gratis

En estos primeros días del mes de septiembre se abre el debate sobre si quitar o no la tarjeta sanitaria a los extranjeros irregulares en España. Yo de verdad estoy harto del todo gratis, y en este caso concreto me decanto por una opción y la argumento desde el plano de igualdad y desde el más absoluto de los respetos, conste, más que nada porque alguno me tachará de racista, seguro.

Desde que se anunció en todos los medios de comunicación junto con otras medidas de ahorro o recortes, que no es lo mismo que lo diga uno de un partido o de otro, la supresión de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes (o extranjeros) sin papeles (sin regularizar o en situación en España alegal), resulta que se han alzado voces de partidos y colectivos atacando tal decisión del Gobierno de España, diciendo que si van a quedar desamparados, etc..

Lo primero que hay que decir es que el artículo 14 de la Constitución Española dice más o menos que todos los españoles son iguales ante la ley, sin distinción de … y por extensión a los extranjeros que se encuentren en territorio español.

Eso significa que somos iguales en derechos y en obligaciones, en los dos, quede claro. Pues bien, cualquier español o extranjero que trabaje en España, tanto en empresa privada, pública o sea funcionario paga una parte de su sueldo para varios conceptos, a saber:

Para el día de mañana poder recibir una pensión de jubilación, bien sea a través de la Seguridad Social o de Derechos Pasivos, los funcionarios. Otra parte va para la prestación sanitaria a través de la Seguridad Social,o Muface, Isfas o similares. Insisto que esto lo pagan todos los españoles y extranjeros que trabajan en España, para que o se olvide el lector, antes de lo que voy a decir a continuación.

Los Servicios Sanitarios tienen unos gastos que podríamos determinar a grandes rasgos en varios conceptos: Edificios donde se prestan, los Hospitales, que cuestan una pasta, de hecho cuestan tanto que no hay todos los que debería, e incluso hay zonas en nuestro país donde el hospital más próximo está por encima de los 100 km. de distancia, y algunos como los de Salamanca que atienden a pacientes de provincias limítrofes como Zamora, Ávila y Cáceres.

Además esos edificios hay que amueblarlos, con camas propias de hospital que cuestan algo más que las de nuestras casas, con toda la parafernalia hospitalaria que lleva consigo una habitación de un hospital, los Centros de Control de Enfermería, con todo el equipo médico e informático, el instrumental, los quirófanos, y un larguísimo etc., que culminaría con el mismo mantenimiento interior y exterior que ya en sí es un gran gasto, además de las comidas.

Para colmo, hay unos gastos de personal, funcionario, por cierto, al que últimamente lo han sableado (aprovecho para decir que yo también lo soy), y claro todo eso hay que pagarlo. Y quién lo paga, sería la pregunta, pues los trabajadores de este país, los españoles y extranjeros que trabajan en este país.

Y ahora vienen y dicen ciertos partidos políticos y colectivos que los extranjeros ilegales, no regularizados o alegales, como se quiera decir, no se les puede exigir la tarjeta sanitaria. Vamos a ver, ellos como los demás tienen que pagar los servicios sanitarios, que no son gratuitos, ya vale del todo gratis, ya está bien. Tienen que pagar, como pago yo, como paga todo español y extranjero que trabaja.

 

No se puede buscar a cierta persona, con tal o cual enfermedad crónica y enseñarla en este o aquel programa o cadena de Televisión para dar pena. El extranjero está aquí por su propia voluntad, nadie le obligó a venir, y siempre que quiera puede repatriarse para que en su país le puedan atender esa enfermedad que padece, es más sólo tiene que presentarse ante la Policía y esta hará los trámites oportunos para expulsarle del país, pagando su billete de avión, faltaría más.

Y luego quiero puntualizar dos casos concretos, el primero de ellos es el del médico que ejerce su profesión en cualquier hospital del país, y que dice que él le va a atender tenga o no tarjeta sanitaria. Pues yo le diría que me parece muy bien que lo haga, es más, le animo a hacerlo, e incluso yo, en mi ciudad, le llevaría a que lo atendiera en mi propio coche si fuera necesario, pero que no lo haga en el Servicio Público de Salud, con los medios públicos, ni que lo haga en su jornada laboral, que no se le paga para eso, sino para que atienda a los que pagamos el servicio público de salud, que lo haga en su consulta particular por las tardes, con sus medios y su tiempo. Pero qué pasa, que no gusta que un extranjero pase por su consulta particular donde en vez de ser norteafricano pasaría a ser moro, en vez de ser subsahariano pasaría a ser negro, y en vez de ser iberoamericano pasaría a ser panchito, pues son las mismas personas y con los mismos problemas, señor médico “altruista” en horas y con medios que pagamos los demás.

El segundo de los casos es de un señor que vi en un programa de televisión, un señor bien vestido, con gafas graduadas, recuerdo, pues este señor, subsahariano, abogaba por seguir con el todo gratis de asistencia sanitaria para los extranjeros ilegales en España. Pero hubo una cosa graciosa, una pregunta, que le hizo una periodista, muy lista ella, a la que le dio pie supongo su forma de vestir, su cuidado lenguaje del español, y que había dicho que llevaba muchos años en España. La pregunta en cuestión era que de qué vivía durante todo ese tiempo. El citado señor escabulló como pudo la cuestión y dijo que con ayuda de familiares y amigos (durante años). Qué buena es la solidaridad humana, sobre todo si es de familiares y amigos. Señores lectores, no sé si habrán notado mi quina al relatarles esto, pero se lo aclaro. Un extranjero, cuando llega a España, recibe el “salario social” en algunas comunidades autónomas, o renta de inserción social o como se llame, que es un dinero que se le da para que viva sin trabajar. Además se le da dinero por reagrupación familiar, por ejemplo traer a su esposa, y si es musulmán tantas veces como esposas, pero son moderados, sólo lo hacen dos veces. Y otro tanto por hijo, aunque los hijos sean de una paisana suya que se los presta para la inspección de la institución que le da el dinero. Así, entre esto y lo otro, tiran años viviendo sin trabajar, porque los familiares y amigos (nosotros los españoles y extranjeros que trabajamos) les ayudamos a integrarse en nuestro país.

Además no pagan ni un duro de impuestos, salvo los indirectos, para comprar tabaco, móviles, ordenadores etc, de los cuales no pueden zafarse, y la comida de los comedores de los colegios a sus hijos les salen gratis, y no pagan un duro tampoco por las recetas de medicamentos. Que lo sepan.

Así que eso, ahora vas y lo cascas.

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