Lucha por la ‘apetitosa’ presidencia de la CEOE: Prepotencia en Banegas, catalanismo en Rosell, Herrero y el PSOE, Pizarro y el PP, liberalismo de Feito, carencias de Roig

La presidencia de la patronal CEOE es un bocado goloso para muchos, por las prebendas que aporta. Por eso, Díaz Ferrán aún no ha renunciado a presentarse. Y por eso hay tantos nombres en liza, todos ellos con currículo y experiencia, pero también todos con problemas de rechazo.

Convertirse en candidato a presidir la confederación empresarial es muy sencillo: se requieren sólo los avales de 20 vocales de cuatro organizaciones diferentes, y eso lo consigue cualquiera con algo de nombre, según fuentes de CEOE a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital.

Se trata de un cargo muy goloso, porque da prestigio (aunque ahora esté enfangado, es fácilmente recuperable), da poder e influencia. Además, la campaña de imagen es gratis, porque la hacen los medios de comunicación.  “La recompensa en imagen, sólo por presentarse, ya resulta muy sustanciosa: cualquier candidato sale reforzado, gane o pierda, y consigue una notoriedad que no lograría en años. Y todo sin gastar un euro de su bolsillo”, señalan esos medios.

Las ventajas de presidir CEOE explican por qué Gerardo Díaz Ferrán ha vivido aferrado al cargo durante un año, a pesar de los problemas que tenía encima. Era un seguro de vida y también un medio para defender sus empresas. La presidencia “no es cualquier sillón” y eso lo saben todos los empresarios, incluido Díaz Ferrán, que no ha digerido su fracaso y rumia su candidatura, por increíble que parezca, añaden las fuentes.

Quiénes son candidatos

En este momento no existe un candidato claro. Salvo que aparezca uno de máximo consenso, algo muy difícil, todos se lo tendrán que trabajar mucho ya que  “el censo empresarial es tan variado en afinidades políticas e intereses como cualquier colectivo”. Cuevas fue presidente 23 años porque no tenía aristas, ni enemigos, ni afinidades políticas: no era empresario sino puro aparato de la CEOE, una garantía de neutralidad. Hoy no existe ningún Cuevas, ni nadie que se le parezca ni de lejos.

Hay ya una ristra de nombres que se postulan para hacerse con la presidencia de la patronal: Jesús Banegas de AETIC; Joan Rosell, de Fomento del Trabajo de Cataluña; Santiago Herrero, presidente de la patronal de Andalucía; Arturo Fernández, presidente de CEIM, patronal de Madrid; y Jose María Lacasa, actual secretario general de CEOE.

A última hora han surgido opciones como las de Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, Ibercaja y la CECA, ex diputado y estrella fugaz del PP; Jose Luis Feito, presidente de la patronal de autopistas y de la Comisión de Economía de CEOE; y hasta Juan Roig, presidente y dueño de Mercadona, un millonario de vuelta de todo, que lo único que le puede faltar para coronar su carrera de éxitos es un cargo patronal del máximo nivel.

Todos ellos tienen ventajas, nombre, currículo y experiencia. Pero también sufren inconvenientes y rechazos. Las fuentes internas de CEOE a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital realizan este análisis: A Banegas le pierde su prepotencia; a Rosell, la etiqueta catalanista; a Herrero, la proximidad al PSOE; a Pizarro, su afinidad al PP y su recientísima militancia política; a Feito, su afinidad al PP, amistad con Aznar y ultraliberalismo; y a Roig su nula trayectoria como dirigente empresarial, aunque sea un empresario de éxito.

El poder de Cepyme

 

El cuerpo electoral lo componen  los 840 vocales/compromisarios elegidos por las 230 organizaciones que integran la CEOE. Para ganar se requieren los votos de los grandes electores, como son Cataluña, 45 votos, Madrid, 45 votos, la CNC (Construcción), 40 votos, y la CEPYME, 83 votos.

Los 83 compromisarios que reúne Cepyme podrían decidir el próximo presidente, si estuvieran unidos. La patronal de la pequeña y mediana empresa es el gran elector de esta organización, ya que el sistema electoral de CEOE es  muy proporcional y las pymes en España son mayoría absoluta.

Sin embargo, las pymes tienen su voto compartido con Madrid, Barcelona y las grandes sectoriales (construcción, metal, informáticas y telecos, alimentación y bebidas, etc.). Y no votan en bloque: dentro hay diferencias territoriales, sectoriales, de intereses y afinidades que impiden un bloque monolítico.

Aunque tampoco constituye garantía el tener el respaldo nominal de varios de los grandes electores, ya que el sufragio es secreto y al final cada vocal puede votar a quien le dé la gana aunque su organización haya comprometido el apoyo a un candidato.

"Puede haber muchas sorpresas, si al final se presentan varios candidatos en liza. Los electores de este proceso no son tan dóciles como los diputados: los empresarios votantes no comen de la CEOE, no tienen disciplina orgánica y no votan a toque de silbato", señalan las fuentes de CEOE consultadas por ECD.

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