Espionajes en Iberdrola: Florentino Pérez también fue vigilado

Se produjo en pleno intento de asalto a la eléctrica por parte de ACS. El presidente de la constructora está advertido

Florentino Pérez en ACS.
Florentino Pérez en ACS.

El escándalo de los presuntos espionajes que el ex comisario Villarejo realizó por encargo de empresas ha salpicado a otra gran compañía del IBEX. Después de BBVA, Iberdrola se ha visto alcanzada, tras revelarse supuestos seguimientos a altos ejecutivos como Manuel Pizarro, a los que ahora está a punto de sumarse Florentino Pérez.

Hace unos días, El Confidencial reveló que Iberdrola habría utilizado al ex comisario Villarejo para conseguir información comprometedora sobre Pizarro. En aquellos momentos, era el presidente de Endesa, su gran rival en el sector eléctrico.

Según el diario digital, Villarejo rastreó la vida privada, las amistades, los vínculos societarios y la trayectoria profesional de Manuel Pizarro. Toda esta información se la remitió a Antonio Asenjo, jefe de seguridad de Iberdrola, quien ha sido despedido de forma fulminante por la eléctrica la semana pasada.

Las revelaciones han puesto de manifiesto el interés de la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán por conocer los secretos internos de Endesa. Ha trascendido una grabación de audio en la que Asenjo asegura que el “cromo” que más le interesaba conseguir era la supuesta relación de su competidora con el PSOE en Andalucía.

Espionajes a Florentino Pérez

Pues bien. Confidencial Digital ha podido saber ahora que, durante el intento de asalto a Iberdrola por parte de ACS, se registraron también espionajes a la cúpula de la constructora, que llegaron a alcanzar incluso al presidente, Florentino Pérez.

Fuentes conocedoras de los movimientos que se produjeron entonces explican que el anuncio por parte del grupo público francés EDF de su interés por entrar en Iberdrola, y la evidencia de que el gigante galo tenía en ACS -el principal accionista de la eléctrica que presidía Sánchez Galán- a su aliado empresarial, desató las sospechas sobre Florentino Pérez.

El presidente de ACS está advertido

En el entorno del presidente de ACS confirman ahora que Pérez ha recibido información, a través de algunos responsables de medios de comunicación, de que la documentación que prueba los seguimientos a su persona ha comenzado a circular por algunas redacciones de Madrid y de que, por tanto, tarde o temprano van a ver la luz.

Fuentes oficiales de la constructora aseguran no tener constancia por ahora de esos movimientos, y esperarán a que sean dados a conocer públicamente para decidir si emprenden acciones legales.

Iberdrola no dispone de documentación

En ámbitos de Iberdrola reconocen a ECD las dificultades para encontrar la documentación referida a esos supuestos encargos, porque la legislación sólo obliga a conservar facturas durante seis años y los hechos conocidos en las últimas semanas se remontan al año 2007.

 

ECD se ha puesto en contacto con Iberdrola para contrastar esta información. Un portavoz oficial ha declinado realizar comentarios.

ACS, instigadora de la ‘operación EDF’

Ignacio Sánchez Galán y Florentino Pérez eran los dos polos sobre los que giraba el ‘terremoto’ desatado en los cimientos de Iberdrola en 2007. “Es una relación irreconciliable”, reconocían entonces fuentes próximas a ambos ejecutivos.

En la cúpula de Iberdrola se apuntaba al presidente de ACS como el “auténtico instigador” de la ‘operación EDF’, cansado de jugar un mero papel de inversor financiero en la eléctrica.

A pesar de controlar el 13% de Iberdrola -entre acciones y opciones-, y de ser su primer inversor, la destacada presencia de ACS en Fenosa, entonces la tercera eléctrica española, le impedía ejercer sus derechos políticos y sentarse en el consejo de administración de Iberdrola.

Hay que recordar que la legislación prohíbe jugar un papel decisivo en dos empresas que compiten en un mercado tan regulado y estrecho como el eléctrico.

Gobierno y accionistas se alinearon con Galán

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y otros socios de referencia de la eléctrica, habían visto en Florentino Pérez al “socio de casa”, el “dique de contención” para evitar la entrada de “agentes no deseados” y evitar que la primera eléctrica española cayese en manos de inversores extranjeros.

Sin embargo, poco después las cajas BBK y Bancaja se alinearon con Sánchez Galán para criticar los intentos de troceo de la eléctrica y también la posibilidad de que el futuro dueño de Iberdrola fuese una empresa pública gala.

La desconfianza sobre ACS alcanzó cotas máximas, y la cúpula de la eléctrica deseaba averiguar si Florentino Pérez movía en España los hilos de la maniobra francesa, lo que motivó algunas iniciativas de Villarejo para conocer las verdaderas intenciones de la constructora.

El presidente de Iberdrola recibió el respaldo del entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes, poco amigo de los manejos que se ‘cocinaban’ desde la Oficina Económica de La Moncloa.

La pugna por Iberdrola, cuestión de Estado

EDF tenía decidido entrar en el accionariado de Iberdrola, trocearla, hacerse con sus importantes activos en el sector de la energía renovable, y también con su filial en el mercado británico, la compañía Scottish Power.

Por si esto fuera poco, el Estado francés apoyaba el plan, y no dudó en hacer de ‘facilitador’ de la operación al más alto nivel. El entonces presidente, Nicolas Sarkozy, fue el encargado de transmitir a Rodríguez Zapatero el interés galo por el sector energético español.

La entrada de Sarkozy en escena provocó que la pugna por Iberdrola dejase de ser un asunto mercantil para calificarse como cuestión de Estado. Se convirtió en un elemento de máxima preocupación para el Gobierno español.

Se enfrentaba entonces, no sólo al peligro de que la primera compañía eléctrica española cayese en manos extranjeras, sino también al problema de negociar con un aliado político de primera magnitud.

Desde la propia Administración española sabían que Francia iba a dar la batalla, hasta el punto de llegar a sugerir que las buenas relaciones y su colaboración en la lucha contra ETA podía merecer algún gesto desde el lado español.

Iberdrola no podía quedarse quieta

Entonces, Sánchez Galán vio claro que no podía quedarse quieto. No es su estilo. Creyó que su obligación en este caso era defender la opción estratégica más conveniente para los accionistas y, si se abría la puja por las acciones, garantizar que la pelea se produjese con transparencia y que el valor ofrecido por los títulos fuera el adecuado.

De hecho, Iberdrola llegó a buscar en el mercado otros actores dispuestos a elevar la oferta.

Las especulaciones apuntaron a que E.ON, la eléctrica alemana, que había salido perdedora en la pugna por Endesa, mostraría interés por entrar en la liza, pese a que sus dirigentes habían abandonado España con la sensación de que en el país no se había alcanzado todavía el grado de seriedad como para hacer negocios de alto nivel.

Sánchez Galán nunca se fió de Florentino

Fuentes empresariales recuerdan también ahora a ECD que Sánchez Galán nunca se fío de Florentino Pérez. Cuando ACS entró en el capital de Iberdrola, en septiembre de 2006, Florentino comenzó alabando la labor de Galán en la compañía.

Duró poco, porque el presidente de la eléctrica no le creía, a pesar de que la constructora respaldó su gestión en las sucesivas juntas de accionistas.

Galán trató de impedir que comprara más títulos y buscó blindajes, incorporando cajas de ahorros al capital (ya estaba la BBK, tradicional accionista de la eléctrica vasca, que por cierto financió a ACS) y haciendo crecer la compañía con la adquisición de empresas como Scottish Power y Energy East (EE.UU.) para diluir la presencia de ACS.

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