Al Gobierno no le funcionaron los pinganillos en la cumbre europea de Madrid

Con motivo de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, Madrid ha acogido la LXX Conferencia de los Órganos Especializados en Asuntos de la Unión (COSAC). El lugar elegido para esta importante cita fue el Hotel Meliá Castilla, escenario habitual de congresos y eventos similares. Pese a ello, una sucesión de errores técnicos empañó la jornada de inauguración, celebrada el lunes.

Según pudo comprobar El Chivato, uno de los problemas más sonados se produjo, paradójicamente, con los pinganillos. La asistencia de representantes del Parlamento Europeo, así como de los representantes de las comisiones de los Parlamentos nacionales de los Estados miembros de la Unión Europea y de los países candidatos, hizo necesario el empleo de estos sistemas para la traducción simultánea.

De acuerdo con la normativa, los parlamentarios pueden elegir expresarse en inglés o en su propio idioma, una opción a la que se acogieron muchos de ellos, y que en algunos momentos se vio frustrada por errores en el funcionamiento de los aparatos. Ya en la primera sesión, acerca de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, la primera intervención de un parlamentario alemán se interrumpió durante unos segundos a causa de este problema, que se repitió en varias ocasiones a lo largo de la jornada.

No fueron los únicos fallos técnicos. Estos también afectaron a la pantalla en la que se reflejaba el tiempo consumido en las intervenciones de los asistentes en el transcurso del debate de cada sesión. Asimismo, hubo complicaciones con algunos de los micrófonos instalados en los atriles, ya sea por el volumen o por interferencias. En algunas intervenciones se tuvo que recurrir a micrófonos de mano.

La acústica fue un escollo adicional en las distintas sesiones celebradas en la sala de tapices. Aunque está acondicionada para albergar este tipo de reuniones, el volumen de las conversaciones paralelas de los parlamentarios tras la pausa para el café dificultaba escuchar el discurso del ministro del Interior en la sesión acerca del pacto europeo sobre migración y asilo. Tanto es así que Susana Sumelzo, copresidenta de la delegación de las Cortes Generales en la COSAC y moderadora del encuentro, tuvo que cortar a Grande-Marlaska hasta en dos ocasiones para pedir silencio.

Sumelzo protagonizó otra de las anécdotas del día, cuando le dio el turno de palabra al “señor (sic) Morkūnaitė”, dijo textualmente. Al comienzo de la intervención de la parlamentaria de Lituania Radvilė Morkūnaitė se pudo apreciar el gesto de sorpresa de Sumelzo, quien reconoció su confusión al finalizar la participación de la lituana.

Los fallos técnicos y de organización dilataron la duración de las sesiones, que ya de por sí habían empezado con cierto retraso. Por ello, el almuerzo ofrecido por las Cortes Generales, programado para las 13:30 horas, comenzó casi una hora después. “Es horario español”, bromeó la moderadora.

 

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