Pedro Sánchez evita las visitas en La Mareta para que no le salpique la crisis del Tito Berni
Pedro Sánchez ha aprovechado la Semana Santa para una “desconexión total”. Esa es la consigna que trasladó a su equipo antes de partir el pasado miércoles a Lanzarote. El presidente ha pasado “cuatro días muy familiares” en la residencia de La Mareta, acompañado de su esposa, Begoña Gómez, y sus dos hijas.
El presidente se ha decantado finalmente por la finca de Lanzarote, en lugar de por el Palacio de Las Marismillas en Doñana, pese al escándalo que sacude al PSOE canario con la trama del ‘caso Mediador’. “No tiene miedo al Tito Berni”, respondían hace una semana en el equipo del jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, en el marco del ‘perfil bajo’ que se decidió dar en esta ocasión al descanso de Sánchez y su familia, El Chivato ha podido escuchar en ámbitos de La Moncloa que se descartó cualquier visita oficial.
Se ha tenido especial cuidado, por ejemplo, en que el presidente no apareciera junto a alcaldes de la zona y dirigentes del PSOE canario, a los que sí ha recibido en otras ocasiones, para que evitar que le salpique la trama corrupta del ‘caso Mediador’, que extorsionaba presuntamente a empresarios canarios a cambio de intervenir a su favor en la ampliación de sus negocios, conseguirles subvenciones o retirarles sanciones.
Así se explica el hermetismo que ha habido con la actividad diaria del presidente y su familia dentro de La Mareta. El plan contemplaba “pasar unos días alejado de las cámaras y los micrófonos”.
Hay que recordar que Sánchez y su familia han recibido en alguna ocasión las visitas de amigos y conocidos en las fincas de La Mareta y Doñana. Incluso, durante sus primeras vacaciones de verano como presidente aprovechó para recibir en el Palacio de las Marismillas a la entonces canciller alemana Angela Merkel.
