Gazuza
Hoy el mundo está en disposición tecnológica y económica para que millones de personas no mueran de hambre sin embargo si esta posibilidad no se realiza es porque el dinero se deriva a una mejora global del nivel de vida.
¿Para qué queremos tantos organismos internacionales? ¿A quiénes protegen realmente?
Porque algo que no sirve a su función lo mejor es tirarlo al cubo de la basura.
Diariamente muren personas por hambre o enfermedades derivadas de la misma.
Estamos en el siglo XXI y un cacho de pan es la diferencia entre la vida y la muerte.
Para unos poquitos mucho y para la inmensa mayoría nada.
Ahí está la verdadera pandemia, ahí está el verdadero virus peligroso y mortal que hay que erradicar.
Es necesario pues desarrollar leyes para una nueva soberanía alimentaria.
No es positivo que las multinacionales se hagan dueñas de las tierras y esclavicen a agricultores de todo el mundo.
Hay que revertir este proceso de ambición de unos pocos en detrimento de muchos.
Vivimos en un planeta que rebosa de riquezas y sin embargo, cada cinco segundos un chico de menos de diez años muere a causa de hambre.
Esta es la verdadera Pandemia.
Y es la que deberían sacar en los medios durante 24 horas y no tanto el corona que solo les sirve para aumentar el control exponencial de las poblaciones y ejercer violencia psicológica.
Pues bien, cada uno de nosotros puede hacer de seguro algo para cambiar esta situación en un primer acto de reflexión.