HAUSHOFER Y EL OCULTISMO NAZI

Alemania.
Alemania.

Karl Haushofer, uno de los promotores del partido nazi, quien pertenecía, a su vez, a una logia ocultista, llevó a cabo predicciones tocantes al futuro dictador, que, supuestamente, se cumplieron con pasmosa fidelidad. Quien puso en contacto a Haushofer con quien llegaría a ser el führer, fue Rudolf Hess.

Si hacemos caso a lo que se declaraba en un poema, escrito por el hijo del oscuro adivino, en manos de su padre estuvo el bien y el mal de Alemania y, por ende, el destino del mundo.

Según esto, Haushofer, auténtico vidente, habría cumplido una misión esotérica.

Sea cierta o no esta afirmación, el profesor de geografía —llegó a ser catedrático de la materia en la universidad de Múnich— jugó un papel importante en la ideología nacionalsocialista, con aportaciones significativas, si bien a partir de ideas ya existentes, como, por ejemplo, la del llamado “espacio vital”.

Este es uno de otros tantos personajes que, desde el primer momento, pulularon en torno al partido nazi. Fruto de este sincretismo de opiniones y creencias dispares —misticismo, espiritismo, mesmerismo, astrología... —, en oposición estratégica a la sociedad apenas balbuciente y ya moribunda de Weimar y al cristianismo, fueron cultos y sociedades secretas como la llamada Orden Negra o la más famosa Sociedad Thule.

El influjo de estas ideas en la ideología nazi es, hasta cierto punto, relativo. Lo cierto, sin embargo, es que forjaron gran parte de su “folclore” y simbología, dando, al menos, sostén estético a sus desmedidas y absurdas pretensiones.

El final de Haushofer fue trágico. Igualmente el de Rudolf Hess, tras décadas languideciendo en la prisión de Spandau. Último vestigio alegórico de una profecía afortunadamente truncada.

 

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