La ministra de Sanidad y médica, Mónica García, pretende prohibir fumar, pero no conoce de qué enfermedad se trata

Qué lástima de ministra y anestesista de Más Madrid !!. La flamante responsable de Sanidad, Mónica García, no le va a la zaga en despropósitos al filósofo Salvador Illa, que ya es poner el listón bajo, solo superado por Fernando Simón y sus <<dos o tres casos>> pandémicos, junto al Comité de Expertos fantasmágorico de Pedro Sánchez.
¿Es usted médica? Cómo se atreve a calificar el tabaquismo, en su más alta expresión, cómo <<... hábito tabaquico>>. Señora García antes de prohibir, restringir o someter a la ciudadanía a sus intereses políticos y personales públicos, enterese que es el tabaquismo, cómo afecta al organismo y cuáles son los motivos que arrastra a la fumadora/o a consumir tabaco.La profesional política y máxima responsable de la Sanidad en España deja claro, después de la entrevista-masaje en la radio (Ser), su desconocimiento pleno sobre esta enfermedad adictiva. Fumar no es un 'hábito' señora ministra, ni una costumbre ni un vicio, sino es la más intensa droga adictiva con dominio humano que se conoce, con resultados determinantes.


Desde hace muchas décadas, cienficamente el tabaquismo es considerado una grave adicción, por tanto, una enfermedad perfectamente estructurada dentro del consumo de estufacientes, logrando esta droga dominar la voluntad de su consumidor, intoxicar su organismo y anular todo tipo de decisiones del individuo. La diferencia es grande. Algo diametralmente distinto es un <<hábito>>. Nada tiene que ver con un enfermo adictivo, aquel que introduce en su cuerpo  humo caliente tremendamente tóxico, directamente al sistema pulmonar, sangre, saliva y al resto del organismo. Fíjese que tipo de droga es el tabaquismo (sobre todo en su consumo extremo, más de 10/dia, de forma continuada), que logra equivocar al enfermo, tiene capacidad precisamente de autoengañar a la persona, creer que fumar calma la angustia o la distimia, e incluso puede llegar a considerar que aplaca la ansiedad, siendo al revés, la provoca, y vive toda su vida de fumador/a ansioso, estado orgánico alterado y expuesto a enfermedades irreversibles innecesariamente, ya que el consumo de tabaco no aporta absolutamente nada y es considerado el que más muertes evitables provoca.

Así que señora Mónica García, después de estos cortos detalles, hágaselo mirar. Sí, porqué usted ahora debe desempeñar una labor crucial en la vida del ciudadano, decisivo en la salud y el bienestar de la gente. No se deje arrastrar por los intereses de otros países europeos, ni recaudatorios e impuestos, manufactura y venta del tabaco. Ningún enfermo se cura a base de cartelitos ni toques en la espalda, sino con el tratamiento adecuado. No siempre se consiguen los éxitos con prohibiciones, limitaciones y cortando la libertad ciudadana, más bien con pedagogía y educación. Por ello, es más efectivo trasladar la información precisa, a los ya enfermos del tabaco, pero esencialmente llevarlo a las escuelas e institutos, desde el aprendizaje a pequeños y jóvenes, para no volver a hacer nuevos adictos del consumo de la nicotina y muchos otros elementos aditivos que conforman la práctica del tabaquismo.


Espero que le sirva y le quede claro, con el fin de evitar prohibir innecesariamente y su trabajo al frente de la más importante cartera de los 22 ministerios (Sanidad) resulte beneficioso y poco perjudicial para la economía, sobre todo para la hostelería, locales de ocio, chiringuitos-playas, o lo que es más grave, prohibir fumar en el coche.
Queda muy claro, cienficamente expresado, que es peor el remedio que la enfermedad. Está demostrado que el consumidor de tabaco padece de manera permanente estrés, angustia y ansiedad, por consiguiente síndrome de abstinencia, esto puede provocar estado nervioso alterado (ritmo corazón y sistema nervioso), que sin duda es contraproducente para la atención, reflejos y/o concentración al volante. Otra cosa es la educación, que señalo anteriormente, y que debe sacrificar el propio fumador, para no perjudicar en sitios cerrados, pero nunca prohibir en espacios abiertos y con ventilación.


No me gustaría caer en el tedio o pesadez, pero para terminar unos apuntes curiosos. Es hipocresía y cinismo relevante prohibir consumir lo que tú mismo vendes para su consumo. Otra, pocos productos se venden que en el mismo sitio donde te lo facilitan (el estanco) pone 'prohibido fumar'. Una más, en la terraza del bar o restaurante puedes consumir alcohol, pero se intenta encarecidamente prohibir fumar. El alcohol no contamina, el tabaco sí, y así pretenden convencernos. Pues no, el alcohol puede llevar a la alcoholemia, otra enfermedad ejemplarizante en bares, terrazas, discotecas y en casi todos los lugares públicos y privados, poco edificante para jóvenes y niños, que actúan por imitación y es también 'contaminante'. Así puedo seguir con otras actitudes inexplicables del ser humano y las reacciones de las leyes del legislativo.

Van siempre tarde, contradictorios y además nada efectivos. Desde tiempos remotos hasta ahora, en la era cibernética, estas enfermedades adictivas únicamente son doblegables a través del respeto, educación y sentido común. Al fumador/a hay que ayudarle, no prohibirle. Créame, no hay otra.

Anián Berto [C]
Periodista - escritor
Diplomado Superior en Hipnosis Clínica

 

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