Metodologías Ágiles en la era de la Inteligencia Artificial: entrevista a Arie Van Bennekum

Conversamos con el co-autor del “Manifiesto Ágil”, sobre el avance del Agile durante los últimos 20 años en el mundo de las empresas

Metodologías Ágiles en la era de la Inteligencia Artificial: entrevista a Arie Van Bennekum.
Metodologías Ágiles en la era de la Inteligencia Artificial: entrevista a Arie Van Bennekum.

La digitalización ha transformado la manera de gestionar los proyectos. Ahora, gracias a los avances tecnológicos, existen nuevas formas de comunicación y acceso instantáneo a información, lo que permite que los proyectos sean más rápidos, flexibles y eficientes. Con el fin de lograr estos objetivos, han aparecido en los últimos años las Metodologías Agile, que favorecen la gestión de proyectos y se caracterizan por la flexibilidad, la rapidez y la capacidad de adaptación. Son recursos que reducen los proyectos en tareas más simples y facilitan que los miembros del equipo las puedan resolver de manera autónoma y a corto plazo.

Uno de los máximos exponentes en metodologías ágiles es Arie van Bennekum (Hardinxveld-Giessendam, 1964), conocido por ser uno de los co-autores del Manifiesto para el Desarrollo Ágil de Software (2001). Van Bennekum no solo cuenta con una larga trayectoria en el ámbito de la informática y la tecnología, sino que, además, ha sido galardonado en distintas ocasiones por su trabajo. En 2017, la Universidad Champagnat (Argentina) le otorgó el reconocimiento académico de “Profesor Honorario Emérito”; y en 2021, el Project Management Institute (PMI) le concedió el "Lifetime Achievement Award" por su importante labor de difusión de la mentalidad ágil.  

Conversamos con van Bennekum sobre el avance de la tecnología y sobre cómo han impactado durante los últimos 20 años las metodologías ágiles en el ámbito de las empresas, y cuáles son los desafíos que se presentan en el futuro. 

E: Arie, ¿cómo surgió el Manifiesto para el Desarrollo Ágil de Software?

AVB: Agile ya existía antes del manifiesto. De hecho, muchos de los autores —entre los cuales, me incluyo— ya habíamos empezado a trabajar en el desarrollo ágil en los años noventa y éramos muy activos en la comunidad informática publicando, experimentando y compartiendo conocimiento sobre este tipo de prácticas. A finales de los noventa, la comunidad en la que yo participaba, el DSDM-Consortium, se empezó a extender. 

En el año 2000, llegó a Norteamérica. Todo empezó con un grupo de unas seis personas que querían organizar una pequeña conferencia para crear una publicación sobre cómo trabajar de forma diferente, superando los problemas del desarrollo en cascada (el enfoque metodológico que ordena las etapas del proceso para el desarrollo de software). Ese grupo acabó creciendo hasta las 17 personas que ahora se conocen como los autores del Manifiesto Ágil

Dicha conferencia fue convocada por Dane Falkner, que también estaba relacionado  con el DSDM-Consortium. Buscaba un representante, me llamó y así fue como entré en el proceso de creación del manifiesto.

Nos reunimos el fin de semana de febrero de 2001 en la estación de esquí de Snowbird. Recuerdo que cada uno empezó a explicar su visión sobre la forma de trabajar y, entretanto, la palabra “ágil” se repetía constantemente. De esta manera, empezamos con los valores básicos del manifiesto y, durante las próximas semanas, fuimos desarrollando los principios. 

E: ¿Y cuáles son esos principios?

 

Nosotros nos reunimos para hablar sobre cómo mejorar la entrega de un proyecto, en tiempo y calidad y, para ello, teníamos tres principios: hacer de la metodología ágil un principio estándar para las organizaciones, reinventar nuestra forma de trabajar de adentro hacia afuera y, por último, ayudar a construir un ambiente de trabajo más agradable y satisfactorio. 

E: ¿Por qué aplicar estos principios en una empresa?

AVB: Básicamente, porque necesitamos ser ágiles en el trabajo. ¿Cómo? Sabiendo responder al cambio, evitar retrasos y adelantarnos a cualquier malentendido. La agilidad empresarial es la capacidad corporativa para trabajar de manera ágil y eficiente. Todos los departamentos, desde recursos humanos hasta marketing, deben estar preparados para responder a cualquier transformación. El desarrollo ágil siempre está evolucionando. Por eso, debemos estar alerta y encontrar nuevas formas de sobreponernos al cambio y liderar la innovación.

E: Entonces, ¿es posible aplicar el desarrollo ágil en ámbitos que no necesariamente estén relacionados con la tecnología? 

AVB: A día de hoy, las metodologías ágiles se han convertido en una filosofía, y esto implica una forma diferente de trabajar y organizarse. Sobre esto, el manifiesto tiene cuatro valores básicos que cualquier empresa pueda aplicar a la hora de gestionarse. 

En primer lugar, es necesario valorar a los individuos y las interacciones del equipo para el desarrollo y la gestión del proyecto. Así se compromete a todo el equipo y a las personas que lo componen. 

En segundo lugar, es importante poder desarrollar un software, producto o servicio a través de documentos breves y concretos, hoy ya no es necesaria una documentación exhaustiva. 

Por otro lado, estas metodologías valoran la colaboración con el cliente más que la negociación de un contrato. Debe haber una interacción entre el cliente y el equipo de desarrollo. En ese sentido, pienso que el éxito del proyecto viene muy influenciado por esta relación. 

Finalmente, más que seguir estrictamente un plan, es importante saber responder y adaptarse a los posibles cambios que se vayan produciendo durante el proceso.

Personalmente, creo que Agile puede aplicarse en cualquier ámbito de una  empresa o, incluso, hasta en la vida misma. 

E: En estos últimos 20 años, ¿cuál crees que ha sido el gran aporte de esta metodología? 

AVB: Es una pregunta muy personal. En mi opinión, la clave está en pasar de las tareas individuales a ser (co)responsable de la entrega en equipo. Hace falta mucho para que eso ocurra, pero despeja el camino hacia la transparencia, la ayuda mutua. Evita que los individuos se atasquen y se centra en el valor de la entrega posterior y no en un trabajo específico oculto en el proceso de desarrollo. Si a esto le añadimos la estrecha colaboración con la empresa, podremos dar pasos de gigante.

El enfoque dogmático de las personas y su necesidad de seguir formas de trabajo prescritas obstaculizan el cambio, el progreso y las mejoras. Trabajar de forma ágil exige un cambio en la organización, y eso fue y sigue siendo muy oportuno. 

E: Bien, y ahora, para terminar, pasemos a un tema que está a la orden del día. ¿Cómo ves la relación entre el mundo ágil y la aceleración del uso de la inteligencia artificial?

AVB: No soy un experto en esas áreas, pero puedo ver una similitud, y es que ambos necesitan respuestas rápidas. 

E: ¿Y el uso del chat.GPT o el big data

AVB: Las herramientas como chat.GPT, según lo veo, están "en desarrollo", mientras que el big data puede ofrecer nuevos conocimientos según se necesite. 

Al final, todo se reduce a equipos que puedan responder sin demora. Está la cuestión: el enfoque tradicional, como el modelo de cascada, tiene retrasos y riesgos inherentes. La IA, el chat.GPT y el big data no se pueden permitir esos riesgos, en ese sentido, el enfoque Ágil ayuda a evitarlo o minimizarlo.

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