Sin complejos. En defensa de nuestro patrimonio

La maniaca operación de marketing político británico desenfrenada para enturbiar el caudaloso río de nuestro legado histórico por medio de la leyenda negra, no se topará con la resignación de muchos. Porque quien carece de la voluntad para defender el legado de sus antepasados, jamás podrá comprender la realidad histórica y social que supone la nación que habita como tampoco alcanzará a entender los retos que esta ha de afrontar. Sostiene la sagaz escritora María Elvira Roca Barea la imposibilidad de separar a España de la América hispana ya que ambas regiones geográficas enfrentan desafíos similares como el afianzamiento de sus sistemas democráticos y la conjura de la inestabilidad territorial.

Si me permite, comparto con usted lector, la enriquecedora ponencia a la cual tuve el honor de asistir hace unas semanas en Madrid del extraordinario profesor y escritor argentino, Marcelo Gullo Omodeo. Este coloquio, fue un espacio, que al más puro estilo ilustrado, supuso una dosis de luz y esperanza para aquellos que enfrentamos la mitificación y la falsificación histórica como también cualquier tipo de afrenta a la verdad histórica que constituya una visión sofística repleta de mezquindad. El profesor Gullo expuso de manera clarividente la absurdez que encarna la condena patológica de nuestra historia, y desde el máximo rigor histórico, dio una patada a la cainita caja de la corrección política y al frágil relato que esta alberga.

La Corona Española no entendió América como un botín, y es que en las diferentes facetas: sanitaria, religiosa o educativa, entre otras, España tuvo la habilidad de desarrollar un eje de acción a lo largo de los siglos que tuviera la capacidad de crear un escudo, un sistema de protección social para los indios lo cual demuestra que desde la Península no se entendió a estos ciudadanos como subordinados en ningún momento, a diferencia de nuestros compañeros occidentales británicos o franceses.

En la esfera educativa, España creó instalaciones para las diferentes etapas formativas y, por ejemplo, saldó la creación de casi cuarenta universidades como la de San Pablo en México, la de San Gregorio en Quito, la de San Miguel en Chile, la de San Borja en Guatemala o la de San Jerónimo en Perú entre ellas y lo hizo en menos de tres siglos. Y es que esta febril siembra de universidades, tenía diferentes fines que no solo se ceñían a la difusión de la doctrina católica sino también a la instrucción de los americanos natales concediéndoles una total autonomía sobre los centros universitarios al estilo salmantino o la exposición por parte de maestros españoles a los criollos y mestizos de la legitimidad del derecho a rebelarse contra la autoridad en caso de injusticia. Además, para más inri, la Corona Española afrontó el desafío de que un gran contingente de excelentes profesores españoles se había marchado a las Indias y, por último, en este ámbito es importante subrayar que estas universidades estaban totalmente abiertas y no se realizaba un ejercicio de exclusión hacia los indios y esto es importante reseñarlo ya que es probable que algún ladino que apologice la dogmática leyenda negra, traté de justificar que solo podían acudir los españoles.

Por otro lado, el ámbito sanitario no estuvo exento de beneficios fruto del glorioso legado del Imperio español ya que la creación de un sistema de hospitales gratuitos fue una de las hazañas más destacables de nuestro Imperio porque ejemplificó como no existió un trato violento o abusivo por parte de los españoles. Además, este despliegue hospitalario contó con el respaldo legislativo de las Leyes de Indias de 1541 entre otras. El hospital para leprosos de México, el considerado como mejor hospital del momento impulsado por Hernán Cortes: el Real de Naturales, una medicina incluso más avanzada que la europea ya que se aleaba esta con otras técnicas medicinales autóctonas, la realización de autopsias masivas en tiempos epidémicos, la atención hospitalaria trilingüe, la creación del hospital de sifílicos obra del obispo Juan de Zumárraga, el Hospital de Veracruz, el sistema de salud gratuito para todos del Virreinato de Perú o el Hospital de Buenaventura en la Española son algunos de los muchos ejemplos recogidos en esta cita de manera sintética y reveladores de como España, pionera en esa época en ciencias médicas gracias a su herencia judía y árabe, supo materializar este plan de acción sanitaria que testifica y desmonta la interpretación marxista sobre la Conquista de América.

Todos los ejemplos mostrados anteriormente, realmente robustecen, por una parte, como el descubrimiento español de América fue, en palabras de Eva Perón, la empresa más grande y más noble que conocen los siglos y, por otra parte, como la leyenda negra o la historiografía proto británica han accedido a construir un falso relato que pretende hacer creer que España entendió a América como un conjunto de colonias y no como un compendio de provincias. Y es que la propagación de la leyenda negra y el imperialismo cultural que se ha tratado de verter sobre los renglones históricos de España, ha contado con diferentes emisores como la Unión Soviética, la comunista Republica cubana o la Casa Orange neerlandesa entre otras. El problema se acentuó en mayor medida cuando España, en determinado momento histórico del siglo pasado se posó indiferente frente a estos ataques por parte de totalitarios o de aquellas potencias que sí habían explotado Hispanoamérica; llegando incluso a producir literatura o textos periodísticos que contribuyeron a la difusión de la falsa historia lo cual generó un sentimiento de abyección y vergüenza de su propia historia en un gran sector poblacional y, por consiguiente, de lo que suponía ser español. No hay que dudar ni titubear a la hora de reconocer, promover y defender nuestra historia; la brillante obra que nuestros antepasados llevaron a cabo en Hispanoamérica porque, de no ser así, daremos pie a movimientos hispanófobos de diversa índole como por ejemplo el sentimiento inventado de una Cataluña antiespañola.

Concluyo con una premisa introducida por el prestigioso literato R. Darío: ¿Callaremos ahora, para llorar después? Poco más cabe añadir…

Gullo, M. (2021). Madre Patria. Espasa.