Felipe IV y los moriscos. El perdón definitivo (1634)

Felipe IV retratado por Velázquez.
Felipe IV retratado por Velázquez.

El texto de las deliberaciones del Consejo de Estado que se conservan inéditas en Simancas demuestran que no fueron las autoridades eclesiásticas las que insistieron en la expulsión, sino los militares preocupados por extirpar todo posible foco de connivencia con los turcos en la vulnerable costa sudeste de la Península, a veces llegaron comisionados regios que pretendían y echaban a galeras a los que podían haber; pero apenas pasada la alerta los restantes volvían a las huertas que regaban con las aguas del Segura y de sus fuentes.

A poco de -inaugurar su reinado el cuarto Felipe, las aludidas peticiones a las Cortes y Consejo de Órdenes que en su cumplimiento se dieron a las autoridades locales proporcionaron al fin seguridad aquellos desdichados; pero en 1634, pasado ya veinte años de los bandos de expulsión, la indiscreción de un funcionario estuvo a punto de llevar de nuevo la tragedia a los habitantes del Valle de Ricote. Estaban estas poblaciones bajo la jurisdicción territorial de la Orden de Santiago.

En una de las periódicas visitas generales que la Orden realizaba en sus territorios, don Gerónimo Medinilla, encargado de visitar el Reino de Murcia, realiza un informe alarmista, afirmando que aquellos pueblos, estaban llenos de moriscos que había eludido los bandos de expulsión, y que tenían Correspondencia con otros moriscos que habían quedado en el Reino de Valencia, especialmente con los de Alcira. Afortunadamente el Virrey de Valencia, Marqués de los Vélez, a quién se pidió informe, era un hombre perfectamente enterado de los hechos. En la carta que reproducimos en Apéndice hace una sucinta información de los moriscos murcianos, y sin negar que habían quedado muchos que realmente lo eran, niega que puedan constituir un peligro, por ser gente pacífica, obediente y que hacían empeño en vivir como cristianos nuevos.

El Consejo de Estado, reducido en esta sazón al Duque de Villahermosa y Conde de Castrillo, opinó que de este informe no había motivo de alarma, máxime cuando ya no se inquietaba a nadie con el pretexto de los moriscos regresados, Que bastaría escribir al Obispo de Cartagena que los párrocos de los poblaciones con moriscos estuviesen a la mira para comprobar si vivían como cristianos. El monarca dio su conformidad y parecer y la cuestión quedó resuelta.

Carta del Marqués de los Vélez, Virrey de Valencia a Felipe IV sobre los moriscos de Murcia
Felipe IV y los moriscos.
A.G. Simancas, Estado, Legajo 2653 Valencia 17 de octubre de 1634
Antonio Domínguez Ortíz, académico de número de la Real Academia de la Historia
Geografia Morisca de Henry Lapyere
Revista: "Miscelánea de Estudios Árabes yu Hebraicos, Volúmen II
UNIVERSIDAD DE GRANADA, 1 1959.

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