Entre legalidad, ética y populismo

He contado en ocasiones que despedí hace años a un magnífico empleado cuando por casualidad, ni otra intención que repasar unos expedientes, encontré en su despacho unos documentos que, “Indiciariamente” indicaban el cobro de unas comisiones, que mejor llamar mordidas, por cuenta de un proveedor que justificaba los "pagos" a nombre de la esposa del empleado. El asunto se presentaba cuanto menos muy sospechoso, no obstante nuestro abogado me informó podía ser yo quien podría haber cometido una ilegalidad y, por ello, sancionado "al haber registrado y “espiado”  en aquel despacho, aconsejándome recurriera a los servicios de una empresa “legal” de detectives cuyo trabajo confirmó las sospechas y el consiguiente despido del empleado.

Cuento esto en relación al asunto que se debate ante lo que algunos entienden como "mordida" del hermano de la Sra. Ayuso y que ella denomina intermediación en la adjudicación que insiste es "legal" por la compra de mascarillas, añadiendo además que ambos, ella y su hermano han sido objeto del "espionaje".

Se presenta aquí el dilema de establecer si es más legal el cobro de unas comisiones por la hipotética intermediación del hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid en la compra de material sanitario a proveedores o amigos donde cabría la posibilidad, insisto la posibilidad pagaran mayor comisión por el material sanitario comprado y pagado por la Comunidad de Madrid en momentos eran un bien muy escaso en el epicentro de una espantosa pandemia o, si intentar confirmar este extremo utilizando los servicios de una empresa "legal de detectives". es un acto igualmente “legal”.

Pero debe también establecerse la prevalencia en "términos políticos" entre la “legalidad” referida a la existencia de un sistema de leyes que debe ser cumplido por considerarse lícitas o legítimas y la “ética”, disciplina filosófica que estudia el bien y el mal en sus relaciones con la moral y el comportamiento.

Existe otra variante que, de ser cierta constituiría un supuesto gravísimo si como abiertamente culpa y denuncia Ayuso a la dirección del PP de un "montaje fabricado" por el aparato de dicho partido, su partido, al objeto de su descrédito personal y político, asunto que de confirmarse debería depurarse judicialmente.

Es por todo lo anterior que se hace indispensable la utilización de un lenguaje adecuado en este asunto, fundamentalmente aclarando que "espiar no es lo mismo que indagar si ello se realiza con el objetivo que entiendo lícito de comprobación”, más cuando se podía entender la existencia de indicios éticos y-legales, sea cualquiera la "mano amiga" que los haya hecho llegar, pues si malo puede ser sacarlos a la luz, peor es ocultarlos con la posibilidad ser sometidos a chantaje por esa misma mano amiga

Como conclusión, en cuanto a la prevalencia de la legalidad y la ética la discusión está asegurada. Sin embargo en términos políticos "es mi opinión" que mi hasta ahora admirada Ayuso ha actuado con enorme irresponsabilidad en su papel de nueva Juana de Arco como plastilina entre los dedos de un muy avezado MAR, y que a estar alturas hace tiempo debiera saber que estar en política no es precisamente estar en un internado de adoratrices.

Mención aparte merece la colaboración de cierta prensa amiga y sus directores que, en vez de dedicarse a informar, reparten opinión populista a manta elaborada en sus redacciones con el fin de no castigar nuestras meninges  a modo de jueces prevaricadores que sentencian con repentino y furibundo ataque de ética profesional ayudando a quien "ellos han establecido debe ser la opción ganadora".

En definitiva, no se tratar de creer o no creer dependiendo de la simpatía o antipatía de los personajes.

¡Es cuestión de ir a la verdad de los hechos sin populismo!