Merlín y la pócima de los tontos útiles

Solo unos pocos, que sean duchos en magia, brebajes y pócimas, podrían adivinar la rara estrategia de Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Merlín y la pócima de los tontos útiles.

Solo unos pocos, que sean duchos en magia, brebajes y pócimas, podrían adivinar la rara estrategia de Pedro Sánchez en lo tocante, a todas luces improcedente modificación del código penal respecto a la sedición y malversación de caudales públicos.

No es normal, en lógica humana que a escasos meses de las elecciones municipales y autonómicas, y no mucho más de las generales, que con el único fin de contentar a sus peculiares aliados de legislatura,- ya detestados por la mayoría del soberano- se acuerde además por la vía rápida,- tan poco garantista y que además reduce extraordinariamente el debate parlamentario-, modificar unos preceptos penales tan relevantes para la paz social e integridad territorial del estado, únicamente para contentar a unos ex presidiarios condenados en firme, y unas decenas más en vías de procesar también por atentar contra la Constitución, y malversar ingentes cantidades de dinero público para dichos fines  ilícitos.

Es curioso el paralelismo de dicha modificación “legal”, si la comparamos con la modificación penal del consentimiento del solo sí es sí, pues ambas tienen como común denominador de “chapuza jurídica”, -al margen naturalmente, de aborrecer por doquier a los ya sobradamente irritados inminentes votantes-; y que ambas, han conseguido el efecto contrario al deseado; es decir, en un caso, ha supuesto la puesta en la calle a cientos de condenados por atentar contra la integridad sexual; y en el otro, por el varapalo que era previsible por parte del Tribunal Supremo, respecto a no dar por buena la reforma de intentar subsumir, la grave sedición en una mera alteración de la paz pública

En cuanto a la malversación, indicar que no pega ni con pegamento, intentar diferenciar si el latrocinio a las arcas públicas, terminaba dependiendo finalmente de si había o no un hipotético lucro de un tercer sujeto “vividor”: fuese  amigo, pariente, hombre de paja, o mero amante. En definitiva, y para entendernos, el Alto Tribunal, ratifica que “no vale pulpo por animal de compañía”, y que no admite tampoco el contratante de la primera parte contratante, pues lo contrario, sería hacer arte abstracto de algo tan serio y clásico como es el derecho penal como herramienta reguladora de lo antijurídico en una sociedad civilizada.

Si atenta dicha regulación contra la más elemental lógica jurídica y humana, ¿dónde radicaría entonces el hipotético verdadero secreto y fin de la aberrante modificación de la norma vital penal, que deja desprotegido aparentemente al estado frente a un ataque futuro?  Es obviamente en parte, fruto de la pobre legislación, emanada del poder ejecutivo al que ya estamos acostumbrados, resultado de prescindir conscientemente de los servicios jurídicos de las respectivas cámaras  legislativas (pues también ya es habitual en la autonomía de Cataluña, una de las razones precisamente por la que el 70% de catalanes, se desentienden de ese Parlament, pues entienden que su actividad les es ajena y extraña, en cuanto a se empecinan en gestionan esencialmente sueños, en vez de centrarse en la realidad cotidiana), pues saben perfectamente que el dictamen sería negativo, lo que nos insinúa un “populismo” cada día más galopante; pero en este caso concreto, debemos entender, busca un fin inusual, puesto que irritar al electorado, y a su propio partido, no parece que sea lo más inteligente casi en plena campaña electoral.

La única explicación meridianamente inteligente de dicha cuestionable estrategia, sería una “jugada de billar a varias bandas”, es decir, con esta modificación “a la carta” del código penal, a la par de degradar el poder judicial, el Presidente, muestra que es más osado que el mismo Julio César al pasar el río Rubicón, y buscaría terminar una peculiar legislatura digna de pértiga circense, donde a los claros enemigos de España, se les dio como a la zorra, la expectativa de “alcanzar la parra”, lo que implicaba paradójicamente a la vez, condenarlos irremediablemente a regir los destinos del país, pese a que su máxima obsesión, es precisamente destruir (primera condena pedagógica al estilo de L´ Emile de Rousseau), lo cual no salvaría, la lógica preocupación e irritación ciudadana ante tal improcedente protagonismo de una parte tan residual que representan como electorado respecto al conjunto, -verdaderos granitos de arena en un playa para entendernos-. Luego vendría la “carambola final”, en cuanto a dichos separatistas, ya desamortizados, se les abriría el “cielo” en este periodo final de legislatura, en cuanto a que podría interpretarse que con ello, se les invita a organizar un referéndum, que aparentemente les podría salir gratis encuanto a responsabilidad de los convocantes, con lo cual, si realmente decidieran entran al trapo, darían perfecta cabida a una clara, obvia y justificada intervención de la Comunidad autónoma  acorde al artículo 155 de la constitución: la destitución del gobierno regional, la intervención de los Mozos de Escuadra, así como de los medios de comunicación, e inmediata disolución del Parlament (segunda condena).

Con ello, de ser cierta esta teoría, el osado general invicto, podría hacer una entrada triunfal en Roma y reclamar en las urnas una renovación de su mandato que a todas luces vería procedente, como verdadero “rey de las carambolas” y salvador de la patria. Esa  podría ser una coherente explicación ante tanta intriga palaciega, estrategia que devendría de releer los clásicos, y donde, Ulises parecería un niño, y Maquiavelo, un mero aficionado. 

No obstante para ello, tendría que confluir un “segundo factor”: la colaboración de los “tontos útiles”, es decir que se animen los separatistas a entrar en el ruedo en busca de la gloria o a sufrir la estocada final, y tengo la impresión, que no tienen muchas energías (inclusodándoles “Red Bull”) para volver a los románticos libros de caballería y el derecho del Medievo, que tanto añoran en su permanente sueño de lograr una “Insula barataria” para entronarse como antaño a lo Sancho Panza, sobre todo, después de las somanta palos jurídica, a todas luces injustas según dicen ellos, impropio alegan de una verdadera democracia. En otras palabras, el ratón olfatea el queso, pero sabe que para tocarlo, se le cerrará la trampa; y hasta el gato escaldado….. En definitiva, la osada estrategia pasaría por verificar primero- como acostumbramos a decir los constitucionalistas en Cataluña: “si el vino tinto sigue siendo solo de verano, o el tonto lo es todo el año”.

 

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