Nuevos flautistas

Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias.

Me pregunto por la causa del grado de alienación colectiva alcanzado por los ciudadanos de un país capaces de soportar gobernantes de inutilidad y falta manifiesta de cultura y principios que, sin embargo, nos hacen sentir como gallinas locas en su intento de aparearse con las zorras que le comen los huevos. Hablo de gentes que han descubierto y sabido combinar alta costura, avión presidencial, chalé de rico medio y traje de alpaca en armonía con el coche oficial, forma de vida burguesa que, no obstante, les permite sin sonrojo la defensa de los parias de la tierra.

No hablaré hoy del Dr. Sánchez, personaje desahogado del que "equivocadamente creemos está todo dicho" pero que nos seguirá deparando tantos momentos para su gloria como desgracia para el país. Lo haré de D. Pablo Iglesias, joven del que hoy se dice está acabado en términos políticos y que en mi opinión también lo está en los personales al no estar en su desarrollo tan siquiera culminado y pareciendo, es mi opinión, un  gatito de aspecto abandonado que el sistema, con nuestro concurso, transformó en tigre de Bengala que se quedó anclado en adolescente tardío afectado de ensoñaciones que se manifestaban, entre otras razones, por su afición a series de contenido fantástico y una boca demasiado suelta que le llevó a manifestar su emoción al ver apalear a un policía, por lo que entiendo que la paliza a un joven policía en Zaragoza "que inexplicablemente no se defendió" por un inmigrante magrebí le habrá llevado a un estado libidinoso indicativo bien de inmadurez, o de persona de perversos instintos. (Me inclino por la primero).

Personaje en todo es artificio y teatralidad de actor mediocre que ciertamente se lo curra, sean lloriqueos ensayados e indicativos que su tiempo lo emplea en propaganda y promoción de sí mismo como se evidenció en las visitas "nunca efectuadas" a los afectados y sus familias en la tragedia del COVID-19.

Su ascenso hasta ocupar una vicepresidencia en el Gobierno de España solo puede entenderse desde la óptica sociológica de una ciudadanía hastiada de una casta política conformada por meros capataces del poder económico y en su caso de un "sistema" que ha propiciado inverosímiles piruetas para que individuos cuya verdadera ideología es no dar golpe, esto con el añadido de metas profesionales no más allá de modestos empleos como pasantes, profesores contratados, carretilleros y-o reponedores de supermercado, cajeros etc. se dediquen profesionalmente a la política, nombres conocidos cuya relación entiendo innecesaria.

Pero lo inaudito de este ejemplar actualizado de “FLAUTISTA DE HAMELÍN” fue el seguimiento por una multitud que prefería su discurso justiciero henchido de falsas esperanzas y expectativas ante el hastío de parte de la ciudadanía hacia la casta política que al principio mencionaba en la que los hechos, "sus hechos", acreditan era igualmente uno de sus miembros más significados.

Su falta de coherencia, como fue predicar a sus seguidores las virtudes de una vida austera, su discurso de exaltación de "paja en ojo ajeno" en contradicción con la viga que afectaba al suyo, creo fue la causa que le llevó a lo que podemos entender como juguete roto, incluso deshecho de tienta por episodios que sin ser exhaustivos han transcurrido desde la imposición de la por entonces novia como ministra, irse a vivir a un estupendo chalé con cambio de vecindad que entendía más glamurosa, su imagen por momentos estrafalaria en todo un vicepresidente, todos y más aderezados con cuestiones judiciales que todo indica le son tan cercanas como conocidas por cuantos prestamos atención a los medios.

Cuestiones estas y muchas que más forzaron su destitución y advenimiento, propiciado e impuesto por Sánchez en su intención preliminar de fraccionar cuanto estuviera a su izquierda de Dña. Yolanda Díaz, quien pareciera querer jugar por su cuenta, más conociendo la necesidad de fácil interlocución con quienes en verdad mandan y crean empleo, los empresarios que aprovechando la debilidad y necesidad de respiración asistida del sindicato CCOO al que pertenece y que con afán de adanista especializada en derribos pretende, “insisto en mi opinión es todo comedia” en la eliminación de la "Reforma Laboral del PP".

De estilo propio, que al igual hizo su mentor D. Pablo con cambios de coleta por moño estilo Falete y de su VPO por chalé, en el caso de Dña. Yolanda su estilo se sustancia por un glamour aderezado con vestidos de diseño y dedicación a su autopromoción política entre mohines de falsa afectación que no al empleo real que se supone debiera ser "el trabajo" por el que cobra y cuya reforma estrella conocida como LEY RIDER ha convertido repartidores autónomos de 2.000 € /mes en asalariados con SMI de 965 €, supongo para satisfacción de CCOO y en la que se confirma y hace buena la definición de político, aquel o aquella que convierte con ideología y falta de gestión profesional racional las soluciones en problemas.

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