Alberto Ruiz-Gallardón ha comenzado ya la campaña electoral, con un objetivo básico: defenderse de su flanco más débil, la gigantesca deuda del ayuntamiento

Ruiz-Gallardón sabe que ésa va a ser una cuestión central de cara a las próximas elecciones, muy fácil para  los medios y apetitosa para la oposición, y que no van cejar en hablar de sus cuentas en los próximos meses.

El argumentario lo tiene bien preparado y ha empezado a ‘colocarlo’ en sus contactos con los medios: si le sacan el tema, lo recita del tirón. El guión, preparado por su equipo de Hacienda, compara con el Estado y con las autonomías gobernadas por otros partidos que le superan proporcionalmente en agujero financiero. Se resume así:

--El Estado dedica más del 10% del presupuesto a pagar deuda pública, mientras el Ayuntamiento de Madrid solo el 3%.

--Hay varias comunidades autónomas socialistas, entre otras, Castilla La Mancha y Baleares, que le superan en  porcentaje de deuda.

--En todo caso las deudas son inversión y no gasto estructural, ni aumento de burocracia, plantilla, o gasto consuntivo.

--Y, lo más importante, se ve en obras en la ciudad. Cita el soterramiento de la M-30, mejoras viales, de equipamientos etc. La M-30 es algo que muchos ciudadanos le han criticado por su coste pavoroso y desviaciones de gasto.

Gallardón apunta que, a pesar de la crisis, Madrid está mejor que el conjunto de España, y la actividad económica sigue viva y crece. El argumento de que Madrid es el 12% del PIB nacional tampoco resulta despreciable.

Y le queda un cartucho, que va a ser también recurrente: el Gobierno no le deja refinanciar su enorme deuda.

Los asesores creen que es la campaña adecuada, aunque el asunto no deja de ser difícil de manejar. El PSM tiene las cuentas de Gallardón  en la primera posición de sus críticas.