ETA buscaba una masacre mayor en Mallorca: la segunda bomba lapa era una trampa y tenía un sensor de movimiento para causar más muertos

La fortuna ha vuelto a evitar una auténtica masacre en Mallorca. ETA pretendía provocar una auténtica carnicería en la isla repitiendo así sus intenciones criminales de Burgos. Los terroristas acabaron con la vida de dos guardias civiles, pero su intención era la de causar más muertos.

ETA escogió a la perfección la colocación de sus dos bombas lapa en Calvià. Según fuentes de la investigación a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, los terroristas colocaron la primera bomba lapa con un temporizador. A pesar de que el delegado del Gobierno llegó a asegurar que fue activada con un mando a distancia, la hipótesis más plausible es la de que estuviera compuesta, en efecto, por un dispositivo temporal.

La segunda bomba lapa, en cambio, estaba preparada para ser activada mediante un sensor de movimiento. Es decir, un dispositivo de mercurio que explosionara la carga cuando el vehículo se arrancara.

La intención de los terroristas, por tanto, era la de matar a los guardias civiles que procedieran a retirar este segundo vehículo, situado a apenas un kilómetro de distancia del primer Nissan en el que encontraron su muerte Carlos Sainz de Tejada y Diego Salvá.

Afortunadamente, según las mismas fuentes, algún agente que organizó el operativo de seguridad dio orden de inspeccionar los vehículos próximos. Las pesquisas dieron resultado positivo y en torno a las 19.30 horas los artificieros del Grupo Especialista en Desactivación de Explosivos (GEDEX) procedieron a explosionar esta segunda bomba trampa.

 

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