Zapatero frenó en el último Consejo de Ministros la Ley de Libertad Religiosa. El Gobierno había diseñado un golpe de efecto que ahora ha quedado pospuesto

Según cuenta Religión Confidencial, el Gobierno tenía previsto aprobar la semana pasada el proyecto de Ley, y con ello dar un ‘golpe de efecto’ en la opinión pública, pero en el último minuto el presidente dio orden de aparcar el texto.

De hecho, desde Moncloa se había diseñado para este mismo fin de semana un calendario de comparecencias y de debates en medios de comunicación afines sobre la nueva Ley, que ahora han quedado aplazados.

Fuentes de las confesiones religiosas afectadas por la nueva ley han confirmado a Religión Confidencial, que el borrador se iba aprobar en el Consejo de Ministros del pasado viernes y quedó aplazado por orden de Zapatero.

Al parecer, la decisión del presidente tiene que ver con la difícil situación parlamentaria que sufre el Gobierno, que sufre graves dificultades para encontrar mayorías de apoyo, como ocurrió con el ‘tijeretazo’, el decreto con recortes económicos, que salió adelante por solo un voto de diferencia.

Dada la situación del Ejecutivo, abrir ahora otro frente más podría resultar peligroso, a pesar de que en un primer momento se aceleró la nueva Ley de Libertad Religiosa precisamente como anzuelo para distraer a la opinión pública de la difícil situación económica que vive el país.

La Reforma Ley de Libertad Religiosa, uno de los cambios legislativos anunciados a bombo y platillo por el presidente del Gobierno, lleva planeando sobre la opinión pública desde hace dos años.

Su aprobación fue prometida por el Gobierno para antes del verano. El director general de Relaciones con las Confesiones admitió a Religión Confidencial esta semana que sería presentada antes de julio.

Aún no se conocen detalles concretos de ese borrador, que se espera que sobre todo afecte a las confesiones religiosas minoritarias -musulmanes, judíos y evangélicos- en cuestiones como cesión de terrenos por parte de los ayuntamientos para la construcción de lugares de culto.

Otro de los grandes capítulos afectará a la presencia de símbolos religiosos en actos y edificios institucionales.