El Hirak, la única gran oposición popular al régimen marroquí, se refugia y reorganiza en España

Tras las detenciones masivas en el Rif, la militarización y las condenas a los líderes, muchos se exilian en Europa y son acogidos por partidos de izquierda o independentistas

Banderas bereberes y de la antigua República del Rif ayer, domingo, en Barcelona.
Banderas bereberes y de la antigua República del Rif ayer, domingo, en Barcelona.

Jamal Mouna es uno de los últimos activistas del Hirak, el Movimiento Popular del Rif, que ha llegado a España. Arribó en una patera a las playas de Motril, junto a otros compañeros de lucha, el pasado 18 de enero, y ya ha conseguido que se admita a trámite su solicitud de protección internacional. 

Con toda probabilidad, en unas semanas le será concedida la condición de refugiado, pues ha podido acreditar su paso por la prisión de Fez: fue condenado por participar en manifestaciones no autorizadas y atentar contra la unidad territorial de Marruecos. 

Mouna ya interviene en España en debates y charlas públicas denunciando las duras condiciones de prisión que sufren los líderes sentenciados por el Tribunal de Apelación de Rabat.

Dos años en prisión

Durante los dos años que ha vivido privado de libertad y “aislado de otros presos y sometido a tratos inhumanos", Mouna ha compartido módulo con el líder de las revueltas, Nasser Zafzafi, que sigue cumpliendo su condena a veinte años de prisión por interrumpir el sermón de un imam en la mezquita y “organizar desórdenes públicos”.

Mouna se subió a una patera en Alhucemas, huyendo de una segunda condena "por portar la bandera de la República del Rif", un viejo símbolo de cariz independentista inadmisible para el Majzén ("almacén o trastienda" en árabe, el verdadero poder fáctico en Marruecos, que aglutina a la Casa Real y a la élite financiera).

Reorganizándose en España

Rachid Boukhzer, portavoz de la Plataforma Española de Apoyo al Rif, se alegra de que sus compañeros de lucha se estén uniendo en España y organizándose en asambleas y comités. 

"El Rif está militarizado. No podemos celebrar allí ningún tipo de manifestación; ni los familiares de los presos políticos pueden concentrarse para pedir que mejoren sus condiciones en la prisión", comenta desde la protesta en la que participó este domingo en Barcelona, en la Plaza de Cataluña de Barcelona. 

"Marruecos quiere aplastarnos pero el Hirak no puede morir porque es una idea. Una idea que se extiende por todo Marruecos, como puede deducirse por los símbolos rifeños que sacan los jóvenes en las numerosas protestas que se suceden por todas las ciudades de nuestro país", añade. 

Por todo Marruecos

Boukhzer no duda de que el Hirak ya no tiene fronteras. "Avanza por todo el territorio marroquí, porque todo Marruecos está siendo machacado por la represión: activistas, periodistas, maestros, abogados... nadie se libra de las detenciones"

 

Reda Benzaza huyó de la "persecución policial" por la frontera de Melilla. Gracias a los muchos idiomas que domina, ejercía en Alhucemas como portavoz oficial del Hirak. "Salí corriendo en cuanto me avisaron de que venían a por mí; no pude ni pasar por casa a recoger mis cosas", comenta este ex docente del instituto español “Melchor Jovellanos” de Alhucemas. 

Este domingo también estuvo en Barcelona. Trabaja sumando apoyos a la causa rifeña entre las instituciones españolas en manos de partidos de izquierda o movimientos independentistas. También exaspera a Rabat reuniéndose en Bruselas con grupos políticos del Parlamento Europeo o recorriendo capitales junto a los padres de Nasser Zafzafi. 

Desde España a Europa

Para Benzaza está muy claro. "El movimiento se extiende por Europa y se reorganiza en España porque los barrios del Rif están infectados de policías con y sin uniforme, agentes de la Seguridad Nacional, la Gendarmería Real, la Dirección de Vigilancia del Territorio... Hay en total más de cien mil, sin contar los baltajiya, los matones a sueldo que hacen el trabajo sucio a la autoridad". 

Dice que hay comités de apoyo al Rif trabajando en Países Bajos, Bélgica y España, sobre todo. Tienen abiertos varios frentes de lucha, entre los que no descartan las conversaciones con el Gobierno de Marruecos para la liberación de los que llaman “presos políticos”. Reconoce que policías y jueces les han hecho mucho daño, "pero no nos han aplastado, aunque tengan a la cúpula del Hirak entre rejas". 

Admite que han conseguido reorganizarse, a pesar del miedo a las represalias, y que han optado por hacerlo en la diáspora europea: "Volveremos a las calles de Marruecos y las asambleas rifeñas saldrán de la clandestinidad de los sótanos, donde permanecen activas pero ocultas por culpa de la militarización de la zona".

Así nació el Hirak

El Hirak nació en 2016, como una respuesta popular al hostigamiento policial (la hogra), cuando el comerciante de pescado Moccine Fikri murió triturado en un camión de basura intentando recuperar el pescado que le acababa de confiscar la policía. 

Los escalofriantes vídeos de su agonía se propagaron mucho más allá de Alhucemas. Su funeral, el domingo siguiente, con más de cincuenta mil personas llegadas de todo Marruecos, se convirtió en la primera gran marcha del Hirak. 

Las manifestaciones de rabia continuaron toda la semana. Aparecieron los megáfonos, los primeros líderes y las banderas bereberes y de la extinta República del Rif. Había hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, y muchos jóvenes con estudios. Algunos periodistas locales escribieron que nunca antes habían visto a tantas mujeres salir a la calle a reclamar sus propios derechos, no los de sus hijos o sus maridos.

Líder espontáneo

En el Café Galaxy de Alhucemas, donde chicos de ambos sexos se reunían a diario unidos por la indignación, pronto destacó el enérgico coraje de Nasser Zafzafi, un líder espontáneo que no dudó en subrayar en público los graves problemas de la región: corrupción, militarización, falta de hospitales oncológicos, de universidades, de inversiones, de empleo... 

El Rey Mohamed V intentó tranquilizar a la masa con grandes gestos políticos, relevo de altos cargos y promesas de inversión que no dieron el resultado previsto.

Intelectuales, artistas y periodistas se han ido sumando a la causa del Hirak a pesar de que los periódicos afines a Palacio acusan a los activistas de estar respaldados por el islamismo radical, haber sido financiados por Argelia o Rusia, o ser marionetas de los productores de hachís de la región.

Apuntando al rey

El Majzén cambió de estrategia a principios de 2017. Zafzafi, en sus discursos, ya apuntaba con su dedo al rey como responsable último de las "penurias" de la región. 

Fue detenido en mayo por protestar en el interior de una mezquita contra el sermón “politizado y oficialista de un imán a sueldo del Ministerio de Asuntos Islámicos”, dijo un testigo. Cumple condena a veinte años en Tánger 2.

Entre septiembre y diciembre de 2017 llegó a haber más de 400 detenidos del Hirak a la vez, aunque no había cifras oficiales. Los abogados de los presos y Amnistía Internacional hablaban de 500. En junio de 2018 seguían las detenciones, también de menores, aunque se produjeron algunas excarcelaciones e indultos reales. El último indulto, en julio del pasado año, dejó en prisión sólo a los 23 principales activistas, los condenados a las penas más altas, todos varones.

Por extraño que parezca, no es la primera vez que un movimiento ilegal en Marruecos encuentra en España el territorio perfecto para organizarse y dirigir su actividad. El movimiento islamista, Justicia y Caridad, ilegal en Marruecos, se asentó hace ya dos décadas en el Levante español y sigue expandiendo sus ideas entre los marroquíes en la diáspora a través de su asociación pantalla, ONDA, con campamentos, excursiones, convivencias, clases para escolares y orientación laboral.

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