Un lapsus de Feijóo, merluza para los candidatos y un autobús de Hazte Oír: la otra cara del debate entre Sánchez y el líder del PP

1. 38 grados y un autobús de Hazte Oír
2. La llegada de los candidatos
3. El menú: merluza, jamón y refrescos
4. "Buenos días": el lapsus de Feijóo
5. Volumen bajo
6. Pausa para los postres y regalo de despedida

Ocho de la tarde. En San Sebastián de los Reyes, localidad madrileña donde se encuentra la sede del grupo Atresmedia, se vislumbran distintas patrullas de la Policía Nacional acompañada de perros policía. La entrada principal de la sede está blindada por dos furgones que no terminan de tapar el photocall que reza: “El debate cara a cara”. Quedan dos horas para que comience el encuentro entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. 

38 grados y un autobús de Hazte Oír

A cien metros del punto por el que accederán ambos dirigentes, los periodistas forman una fila para obtener sus acreditaciones. La noche se espera larga, el termómetro marca 38 grados y un autobús de HazteOír circula frente al edificio con un eslogan que ataca al bipartidismo: “PP y PSOE. Dos caras de la misma moneda”.

Un autocar semejante al que la organización antiaborto y en contra de la transexualidad transportó hasta las puertas de un desayuno informativo de Isabel Díaz Ayuso en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo. En aquel momento, atacó la gestión de la lideresa madrileña por posicionarse a favor del aborto y no derogar la ley trans vigente en la Comunidad.

La llegada de los candidatos

Los periodistas aguardan en la cafetería del edificio de Atresmedia a la llegada de los candidatos. Unos minutos antes de su aparición pasan por la estancia los invitados VIP, miembros del consejo de Atresmedia —según fuentes del staff— que también verán el debate. El sorteo realizado días antes determinó que Feijóo llegaría el primero, a las nueve menos cuarto de la noche. El líder del PP acude con puntualidad británica y posa fuera de la sede cuando el reloj marca, exactamente, las 20:45.  Al entrar, antes de dirigirse al camerino, se acerca hasta la zona donde los periodistas aguardan con ansia algún canutazo: “Qué tal”, afirma el líder popular. “¿Vais a ver el debate?”, añade con sorna. “¿Entero?”, apostilla entre risas antes de marcharse.

Sánchez retrasa unos minutos su llegada. A pesar de estar citado a las nueve en punto, aparece pasados cinco minutos. Su jefe de gabinete, Óscar López, se aproxima a la prensa casi más por logística que por apetencia, pues las escaleras hacia la sala de espera colindan con el espacio permitido a los periodistas; solo los situados en primera fila pueden ver el presidente.

Sánchez, situado al lado de López, se dirige al piso de abajo directamente. Sin escorarse para saludar a los profesionales de la comunicación, baja las escaleras hacia la sala donde esperará al inicio del debate, repasando los últimos detalles junto a Ion Antolín, director de comunicación del PSOE; María Jesús Montero, número dos del partido y ministra de Hacienda, y Francesc Vallés, secretario de Estado de comunicación del Gobierno.

Por su parte, el jefe de la oposición se sienta a hacer lo propio acompañado de su jefa de gabinete, Marta Varela; su director de comunicación, Luis de la Matta; y Esteban González Pons, vicesecretario de acción institucional del PP.

El menú: merluza, jamón y refrescos

El grupo mediático les ha preparado un catering variado. Ambos con el mismo menú. Primero un combinado de platos de picoteo con jamón, lomo, frutos secos, uvas, galletas y quesos —no olorosos “por si hay algún candidato o miembro del equipo que le moleste el aroma”, explican fuentes de Atresmedia—.

Después, lo más contundente: tortilla de patatas y merluza frita con mayonesa. De postre, "pastelitos" variados.

El grupo también ha preparado una cena contundente para la prensa: desde piezas de ternera con queso hasta sushi. Con decenas de refrescos, los mismos que los servidos a Sánchez y Feijóo: botellas de agua, Fantas, Coca-Cola e incluso cervezas Mahou con y sin alcohol.

"Buenos días": el lapsus de Feijóo

Cerca de las nueve menos cuarto, los aspirantes a gobernar el país los próximos cuatro años inician la ruta desde sus estancias hasta el plató. De nuevo, primero Feijóo, que saluda algo desubicado con un “buenos días” a los cámaras y técnicos acompañado de Varela. Segundos después, Sánchez y Óscar López.

Poco antes los periodistas entran en la sala de prensa habilitada para seguir el cara a cara. El catering, repleto, apenas dura unos minutos. El sushi se acaba lo primero. El hambre cunde entre los profesionales, y los fotógrafos, que llegan de capturar a los dos candidatos en plató, observan platos vacíos o casi terminados: "Joder, sí que teníais hambre", exclama uno de los cámaras. "Poco queda aquí", apuntan. Los camareros, respondiendo a la queja, renuevan todos los platos rápidamente.

Volumen bajo

Arranca el debate. Silencio en la sala de prensa. Expectación e interrumpe un problema técnico. El volumen es muy bajo y se oye el tecleo de los ordenadores por encima de los candidatos. Varios periodistas levantan la mano en señal de queja y piden a los responsables que las suban los decibelios. 

El cara a cara comienza agitado y despierta las risas de los periodistas. "No conocía yo su sentido del humor", le espeta Sánchez con ironía al líder popular. "Pues lo tengo", le responde jocoso Feijóo.

Pausa para los postres y regalo de despedida

Antes de la pausa publicitaria, se levanta cierto revuelo. Son los postres. El debate transcurre con normalidad dentro de la sala de prensa. Los fotógrafos son los primeros en abandonar: han tenido acceso para hacer dos fotografías. Una a la llegada de los candidatos y otra cuando estos han entrado en plató. Terminada la labor y tras el catering, abandonan la habitación.

Dulces, pasteles y hasta café por si la noche se alarga hasta altas horas de la madrugada. Llega el minuto de oro y los corresponsales de las radios locutan las sensaciones que ya transmiten los partidos a los medios para marcar el 'postdebate'. Poco se escucha a los candidatos ante las distintas voces que narran la euforia que se despierta en el seno del PP.

Sin embargo, aún faltaba una última anécdota. El personal encargado de acompañar a quienes acudieron a la sede de Atresmedia a cubrir el debate —o bien a seguirlo como telespectadores— tenía un regalo guardado: una bolsa con el logo del grupo mediático y un polo de vestir. De color negro, con el nombre del conglomerado en la parte izquierda del pecho y una frase para recordar la fecha: "El debate. Cara a cara".