Pedro Sánchez arremete en una comida con sus fieles contra los ‘traidores’ Page y Lambán

Se celebró el sábado después del Comité Federal del PSOE y asistieron María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán, Cristina Narbona…

El secretario de Organización del Partido Socialista, Santos Cerdán; la vicepresidenta primera del Senado y presidenta del PSOE, Cristina Narbona; el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión del Comité Federal.
El secretario de Organización del Partido Socialista, Santos Cerdán; la vicepresidenta primera del Senado y presidenta del PSOE, Cristina Narbona; el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión del Comité Federal.

Emiliano García-Page y Javier Lambán plantaron a Pedro Sánchez en el último Comité Federal del PSOE. Era la primera reunión relevante del partido tras la debacle en las elecciones municipales y autonómicas y la rampa de despegue hacia las generales. El líder socialista aprovechó la ausencia de los barones más críticos para arremeter contra ellos.

La injerencia de Ferraz en las listas de candidatos al Congreso y al Senado elaboradas por Castilla-La Mancha y Aragón para la nueva cita con las urnas ha sido el detonante que ha terminado por hacer añicos la relación entre los dos barones más críticos con el Gobierno de Sánchez y Ferraz, sin esperar al resultado del 23 de julio.

Tal y cómo se reveló hace unas semanas en ECD, las miradas de destacados dirigentes del PSOE han girado rápidamente hacia Castilla-La Mancha tras el 28-M. Moncloa llegó a recibir información de una operación para derribar a Sánchez, liderada por García-Page, y apoyada por líderes históricos del PSOE como Felipe González y José Bono.

Comida con sus fieles

Según ha podido saber ahora Confidencial Digital por fuentes próximas al líder del PSOE, Sánchez reunió a su equipo de colaboradores más fieles el pasado sábado en una comida cerca de Ferraz tras el Comité Federal, donde reconoció que la campaña electoral del 28-M había sido “un absoluto desastre”.

Asistieron la número dos del partido, María Jesús Montero; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán; la presidenta, Cristina Narbona…

En la cúpula socialista admiten que el ambiente estos días en Moncloa y en Ferraz es de “máxima tensión”. Aseguran que Pedro Sánchez desconfía de todos. Los más cercanos al presidente, le ven con la misma actitud de cuando le echaron de la secretaría general del PSOE: “Cree que cualquiera le puede traicionar”, explican.

Los ‘traidores’ Page y Lambán

En ese encuentro con sus más fieles, según las fuentes consultadas por ECD, Sánchez se despachó a gusto contra los ‘traidores’ Emiliano García-Page y Javier Lambán. “¿Por qué no dan la cara”? apeló a su equipo, visiblemente molesto con la actitud de los líderes de Castilla-La Mancha y Aragón.

 

“Si uno no está de acuerdo, viene y lo dice en el Comité Federal”, se quejó. Les reprochó, en este sentido, que estuvieran “conspirando” con dirigentes históricos del partido, como Felipe González, Alfonso Guerra o José Bono, con el único objetivo de derribarle, en lugar de “arrimar el hombro” junto al resto del PSOE para ganar las próximas elecciones.

Por contraste, destacó la actitud y la presencia del líder valenciano, Ximo Puig, que tomó la palabra a puerta cerrada en el Comité Federal para protestar por los cambios en las listas que había aplicado Ferraz, pero que ha optado por no armar ruido hasta el 23 de julio, para no ser culpado de un eventual mal resultado.

Los críticos contra el ‘sanchismo’

Dependiendo de la magnitud de la derrota del 23 de julio, Pedro Sánchez da por hecho que habrá batalla orgánica entre los partidarios de constituir inmediatamente una gestora que organice un congreso extraordinario y el aparato ‘sanchista’. Hay que tener en cuenta que Sánchez puede decantarse en ese momento por dimitir o atrincherarse en la secretaría general hasta el 41 Congreso, previsto para 2024.

Tal y cómo se contó en ECD, algunos destacados barones y dirigentes del partido, entre los que destacan precisamente García-Page (Castilla-La Mancha), Ximo Puig (Comunidad valenciana), Lambán (Aragón)... maniobraron para colocar nombres afines en puestos de salida en las listas de las generales para controlar una nueva etapa sin Sánchez al frente del partido.

Pedro Sánchez decidió revolverse

Pese a que el mensaje que había trasladado la cúpula socialista a los barones es que esta vez no habría vetos, dada la situación de extrema debilidad política en la que ha quedado Pedro Sánchez y la actual dirección tras la derrota del 28-M, el secretario general del PSOE decidió revolverse a última hora para colocar a los suyos en las listas.

Según las fuentes consultadas, el presidente trasladó a su equipo que se negaba a aceptar que las comunidades críticas como Castilla-La Mancha, Comunidad valenciana y Aragón trabajaran con la idea de presentar candidaturas que incluyeran cargos poco vinculados al sanchismo para preparar de alguna manera su relevo.

Los territorios pusieron los mecanismos de elección de los candidatos, que son ratificados primero por los comités provinciales y autonómicos y por el comité federal en última instancia. Las comunidades gozan de una independencia teórica para elaborar sus listas. Pero Ferraz tiene de facto la última palabra.

El poder absoluto de Sánchez

No se pasa por alto en el PSOE que Sánchez ha logrado hasta ahora un poder absoluto en Ferraz. Tras imponerse a Susana Díaz en las primarias de 2017, diseñó un Comité Federal a su medida, para evitar la oposición interna que le costó el cargo en 2016.

Además, su llegada al Gobierno, las victorias electorales y el apoyo de los militantes le han convertido en un intocable dentro del partido. Pese a ello, el secretario general lleva meses escuchando, cada vez con más intensidad, críticas a su gestión y a sus decisiones por parte de referentes históricos del partido.

El pacto con Pablo Iglesias para formar un gobierno de coalición ha sido cuestionado, tanto en público como en privado, por Felipe González, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo Terreros, y un largo etcétera de personalidades. Incluso se redactó y difundió un manifiesto contra ese acuerdo, que firmaron otros importantes referentes del PSOE.

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