Ha abandonado la dirección de Podemos

Los sucesivos fracasos de Carolina Bescansa en la pelea Pablo Iglesias-Errejón

Apoyó al número dos en la tesis de pactar con el PSOE, al número uno cuando Sánchez se acercó a Rivera, y no ha logrado convencerles de ir en una candidatura única

Carolina Bescansa.
Carolina Bescansa.

Carolina Bescansa ha dicho “basta”. Después de semanas tratando de mediar en la guerra entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, ha decidido dar un paso atrás y renunciar a ser miembro de la ejecutiva de Podemos. La especialista en encuestas de la formación morada pone así fin a un año en el que ha dado bandazos entre los dos líderes del partido.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes bien situadas en Podemos, Bescansa ha vivido un auténtico calvario desde las elecciones del 20 de diciembre. El panorama político que provocaron esas generales empezó a fracturar el tándem Iglesias-Errejón, dejando a la gallega “en medio” y tratando de poner paz en la dirección del partido.

Primero apoyó a Errejón...

Fue en marzo del año pasado cuando Bescansa se vio forzada, por primera vez, a elegir entre los dos principales dirigentes de Podemos. Tal y como adelantó ECD en exclusiva, la posición del partido respecto al PSOE estaba dividiendo a la ejecutiva, con posiciones encontradas entre Iglesias y Errejón.

En esa ocasión, la politóloga se puso del lado del portavoz de la formación morada en el Congreso. Como Errejón, Bescansa apostaba por una mayor “transversalidad” en el partido, y ser capaces de llegar a acuerdos con los socialistas para garantizar un “gobierno del cambio” que echara de La Moncloa a Mariano Rajoy.

Desde Podemos reconocen que el movimiento de Bescansa no pasó desapercibido a un Pablo Iglesias que, desde ese momento, trabajó por “reconquistar a Carolina”.

...después a Iglesias...

El desarrollo de los acontecimientos se lo puso fácil al secretario general. El pacto entre Pedro Sánchez y Albert Rivera, sellado en secreto cuando los equipos negociadores de PSOE y Podemos estaban reunidos, hizo cambiar totalmente de opinión a Carolina Bescansa.

La cofundadora del partido se mostró, desde entonces, contundente contra cualquier posibilidad de pacto con el PSOE después de esa maniobra, y volvió a las tesis de Pablo Iglesias.

Íñigo Errejón, por su parte, se refugió en colaboradores de confianza en el Grupo Parlamentario como Sergio Pascual y Alberto Montero, consciente de que la gallega había vuelto al equipo del secretario general.

y luego “a ninguno”

Esa unión entre Iglesias y Bescansa, sin embargo, se fue resquebrajando poco a poco, debido a las medidas adoptadas por el propio líder de la formación.

En ese sentido, la gallega nunca entendió algunas de las decisiones “revanchistas” tomadas por Iglesias, como dar plenos poderes a Izquierda Anticapitalista en la ejecutiva con el ascenso de Pablo Echenique o aprovechar el pacto con IU para laminar a los afines a Errejón.

 

Después del verano, Bescansa empezó a “marcar distancias” y su actitud de “crítica neutralidad” se hizo evidente una vez investido Rajoy y en las semanas siguientes, donde se empezó a visibilizar que tanto Iglesias como Errejón iban a la guerra en Vistalegre 2.

Consciente de lo que podía ocurrir, y tal vez para buscar una reacción, Bescansa se unió a Nacho Álvarez para impulsar una candidatura alternativa a la de los dos líderes y a la de Izquierda Anticapitalista. El objetivo final era actuar como impulsora de una lista unitaria, pero ese último intento de unir a Iglesias y Errejón fue un nuevo fracaso.

Espantada de los fundadores de Podemos

Con la dimisión de Bescansa, se ha consumado la fuga de la ejecutiva del partido de tres de los cinco cofundadores de Podemos. Es decir: de todos menos Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

Así, desde su aparición en 2014 y después de la primera Asamblea Ciudadana, han dado un paso atrás Juan Carlos Monedero, Luis Alegre, y la citada Carolina Bescansa. Una evidencia que deja clara la situación del partido.

Bescansa y Alegre han protagonizado una trayectoria similar, apoyando en ocasiones a Iglesias y otras a Errejón. Ambos buscaban un acuerdo en Podemos, pero fracasaron. En el caso de Alegre, se vio forzado a dimitir por no controlar en Madrid la guerra latente entre pablistas y errejonistas.

Monedero, por su parte, se ha convertido en un apoyo fiel de Iglesias aunque ya fuera de la primera línea política.

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