Prisiones carece de un protocolo de vigilancia especial para presos yihadistas: doscientos reclusos considerados peligrosos utilizan ‘la llamada a tres’ para recibir información

Veinticinco cárceles españolas tienen en sus celdas a medio millar de islamistas radicales. De ellos, doscientos están ‘fichados’ como especialmente peligrosos. Pues bien, siete años después del 11-M, Instituciones Penitenciarias no cuenta aún con un protocolo especial de vigilancia para estos presos.

Según ha sabido El Confidencial Digital, los funcionarios de prisiones conocen una serie de tácticas empleadas por los yihadistas para conseguir información del exterior, que les proporcionan individuos que pertenecen al denominado islamismo radical.

Destacan tres procedimientos descontrolados: la ‘llamada a tres’, la entrada de móviles y dispositivos de almacenamiento, y las visitas masivas

--La ‘llamada a tres’. Es la técnica más empleada por los presos yihadistas. Consiste en que dos internos de centros diferentes se ponen de acuerdo y piden permiso para llamar el mismo día y a la misma hora a un tercer interlocutor que está en libertad y posee dos móviles, a través de los que se comunican ambos presos para intercambiarse información o consignas.

--Entrada de terminales y dispositivos de almacenamiento. Voces autorizadas de instituciones penitenciarias a las que ha tenido acceso ECD confirman que, en tan sólo cuatro años, entre 2004 y 2008, fueron intervenidas 2.062 tarjetas de telefonía móvil en cárceles españolas. La ley prohíbe la entrada de móviles en la prisión, pero los islamistas los consiguen a través de otros reos o desde fuera.

Además, muchos reciben aparatos MP-3 como ‘regalo’ de familiares y allegados. Los yihadistas no los utilizan para escuchar música, sino como dispositivos de almacenamiento, donde están guardados documentos con información del exterior.

--Visitas masivas a los presos. Las fuentes antes citadas explican que, en toda España, 5.000 miembros de supuestas organizaciones no gubernamentales entran y salen de los centros penitenciarios sin un control riguroso de su procedencia o sus antecedentes delictivos. Los islamistas son visitados con asiduidad y pueden intercambiar toda la información que precisen sin ningún tipo de vigilancia.

Las cárceles, caldo de cultivo para islamistas radicales

Además de obtener información del exterior, los yihadistas aprovechan su estancia en prisión para captar nuevos adeptos a su causa.

Un informe realizado en abril de 2010, por especialistas en terrorismo islámico, denunciaba existencia de “reclutadores” en varias cárceles españolas que, “aprovechando su carisma y el gran respeto que sus compañeros de celda les profesan, intentan vincular los actos terroristas con su la religión”.

 

El informe añadía que los presos más jóvenes y procedentes de países como Argelia, Marruecos y Libia son el objetivo prioritario de los yihadistas, que “se acercan a cualquiera que se identifique como musulmán”.

Interior, a la espera del CGPJ para ampliar la vigilancia

La falta de control especial para los presos yihadistas es una preocupación de Instituciones Penitenciarias, dependiente del ministerio del Interior. Hace seis meses, el departamento que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba envió un documento al Consejo General del Poder Judicial en el que alertaba de esta situación y solicitaba una pronta reforma del Reglamento Penitenciario.

El objetivo de la reforma sería la creación de un protocolo de vigilancia específico para este tipo de reos, algo que ya existe en otros países como Gran Bretaña. Sin embargo, según explican a este diario fuentes de Interior, el CGPJ “aún no se ha pronunciado sobre esta propuesta”.

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