La Guardia Civil equipa a sus patrullas con 15.000 sprays de gas lacrimógeno

El Servicio de Armamento los define como un método de defensa personal que permite evitar el uso del arma de fuego para reducir a personas violentas y peligrosas

Agentes de la Guardia Civil.
Agentes de la Guardia Civil.

La Dirección General de la Guardia Civil va a dotar de más medios no letales a sus agentes para que hagan frente a intervenciones que entrañan cierto peligro y en la que se ven amenazados por personas con una actitud o un comportamiento violento.

Confidencial Digital ha consultado los documentos de una licitación que ha abierto la Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil para contratar el “suministro de un mínimo de 15.000 sprays de defensa personal, para dotar a personal de diversas unidades de la Guardia Civil”, por un importante total de 117.975 euros.

El Servicio de Armamento y Equipamiento Policial, que depende del Mando de Apoyo de la Guardia Civil, señala que “para cumplir con los objetivos de mantener el orden público, garantizar la seguridad de los ciudadanos y proteger el libre ejercicio de sus derechos, contemplado en el programa de gasto de seguridad ciudadana, es necesario dotar a los componentes de la Guardia Civil del material auxiliar suficiente para conseguir la operatividad y eficacia en el Servicio, garantizando así la protección de los derechos y libertades y la seguridad ciudadana”.

Menos lesivo que un arma de fuego

Para justifica la compra, explica que “las patrullas de la Guardia Civil utilizan sprays lacrimógenos de defensa personal para reducir a personas violentas o peligrosas, evitando así el uso de armas de fuego, que son mucho más lesivas”.

En definitiva, estos sprays son necesarios “como medio de defensa personal, para su uso en los servicios de seguridad ciudadana”, a fin de que los guardias civiles “puedan defenderse de posibles agresiones físicas, así como para controlar o reducir a posibles alteradores de orden público, facilitando la detención de personas, sin tener que utilizar otros medios que pueden poner en peligro la integridad física del detenido”.

De nuevo se destaca que usar el spray de gas lacrimógeno supone una alternativa menos lesiva que disparar con el arma reglamentaria: “Este tipo de material de defensa es idóneo al no ser explosivo, ni inflamable a temperaturas inferiores a 50º C, lanzando la pulverización a una distancia mínima de 3 metros, y resultando sus efectos instantáneos sin producir lesiones irreversibles ni letales en ningún caso para estar en condiciones de ofrecer respuestas eficaces a los riesgos y amenazas emergentes”.

En los pliegos de la licitación, el spray de defensa personal también se define como “un medio policial táctico portátil que emite un gas lacrimógeno de acción instantánea con efectos temporales”.

Este tipo de sprays están concebidos “para uso disuasorio en actuaciones policiales y defensa personal del agente”, y su uso “no generará en el adversario lesiones irreversibles ni será letal en recintos cerrados o lugares abiertos”.

Los spays que va a adquirir la Guardia Civil estarán cargados con agente lacrimógeno Orto-Clorobenzilideno malononitrilo (conocido como agente CS), junto a un gas propulsante capaz de impulsarlo con un alcance máximo de, al menos, 3 metros.

 

Lágrimas durante 15 minutos

La idea es que el uso del spray por un guardia civil “produzca en el adversario un efecto de lagrimeo no permanente (durante un tiempo mínimo de 15 minutos); la intensidad de los efectos dependerá de la distancia a la que se encuentre dicho adversario”. Además, otros efectos que provoca son la pérdida parcial de visión y una “sensación de ahogo e irritación de las partes húmedas de la piel”.

En 2019 se provocó una fuerte polémica (con un cese incluido) en los Mossos d’Esquadra cuando en una exhibición de material se desveló que contaban con sprays de gas lacrimógeno. Posteriormente este tipo de equipos se utilizaron durante las protestas independentistas en Cataluña en el otoño de ese año.

Cuando los activistas convocados por ‘Tsunami Democràtic’ bloquearon el paso por la autopista AP-7, justo en la frontera entre España y Francia, en el lado francés la Gendarmería hizo uso de sprays de gas, lo que obligó a los manifestantes a dispersarse.

El detalle no pasó desapercibido a los antidisturbios de la Policía Nacional, que tardaron más en desalojar a los activistas. No contaban con medios tan eficaces como esos sprays, sólo la defensa (la porra) y los escudos. No sólo los Mossos, también la Policía Nacional tenía ese tipo de sprays, pero no se habían repartido a los agentes enviados a Cataluña, y por tanto no se usaron.

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