Los Mossos ya no presentan armas a los mandatarios que visitan la Generalitat
Formaron sin mosquetones Mauser en la reunión del primer ministro de Andorra con Pere Aragonès, a diferencia del encuentro de Pedro Sánchez con Quim Torra
6 de febrero de 2020: Pedro Sánchez visita a Quim Torra en el Palau de la Generalitat de Cataluña, en Barcelona. Nada más cruzar el umbral de la entrada de la Plaza de Sant Jaume, el presidente del Gobierno de España y el del Govern de la Generalitat pasan ante una doble fila de mossos d’Esquadra vestidos con sombrero de copa y alpargatas que presentan armas, mosquetones Mauser.
13 de julio de 2021: el jefe de Gobierno del Principado de Andorra, Xavier Espot, acude a reunirse con Pere Aragonès. En el mismo lugar, en la entrada desde la Plaza de Sant Jaume, forman los mossos, con dos diferencias. La primera es que van tapados con mascarillas negras, por el coronavirus. La segunda es que no presentan armas, y de hecho, ni siquiera portan fusiles, sino que permanecen en posición de firmes.
La imagen de los mossos del Palau de la Generalitat recibiendo con honores a un jefe de gobierno extranjero, pero sin armas, ha chocado entre algunos agentes de los Mossos d’Esquadra, según ha podido saber Confidencial Digital.
Es la primera vez en fechas recientes que un mandatario es recibido sin que se le presenten armas. Sin embargo, la imagen ya se dio en la ceremonia de toma de posesión de Pere Aragonès como presidente del Govern de la Generalitat.
El Escamot de Gala o Guàrdia d’Honors formó ese día en el Palau de la Generalitat con los fusiles. Sus miembros presentaron armas ante el mayor del cuerpo, Josep Lluís Trapero, y ante el consejero de Interior, Miquel Sàmper. Pero los fusiles habían desaparecido cuando entró Laura Borràs, presidenta del Parlament, y cuando después pasó Aragonès tampoco hubo fusiles.
ECD ha comprobado que la imagen de Pere Aragonès y del jefe de Gobierno de Andorra ante la fila ‘desarmada’ de mossos ha sido muy comentada entre agentes de la policía autonómica de Cataluña.
Los más críticos con el cambio critican, en primer lugar, que se trata de una medida que “rompe el protocolo” propio del Cuerpo de Mossos d’Esquadra, que establece que las formaciones para rendir honores se hacen con el fusil levantado y sostenido con las manos delante de los agentes.
La segunda conclusión a la que llegan estos mossos es que a Pere Aragonès y a su nuevo Govern “no les gustan los mossos armados”, y están intentando proyectar una imagen de una policía “desmilitarizada, no marcial, no violenta”.
Normalmente, estas formaciones para rendir honores a una autoridad -ya sea de la Generalitat de Cataluña, del Gobierno de España o extranjera- se realizan con mosquetones Mauser, fusiles que se conservan para este tipo de actos protocolarios.
Por ejemplo, cuando Aragonès fue investido presidente del Govern por el pleno del Parlament de Cataluña, al salir del edificio del Parc de la Ciutadella de Barcelona los mossos del Parlament rindieron honores, con uniforme de media gala (gorra de plato y zapatos, no sombrero de copa y ‘espardenyes’) pero con mosquetones.
La relación del independentismo catalán con los Mossos d’Esquadra ha oscilado en los últimos años. Defendió su actuación ante el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, pero posteriormente ha criticado sobre todo a las unidades antidisturbios (Brimo y Arro) cuando han intervenido en altercados callejeros provocados por independentistas radicales.
De hecho, el actual Govern de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts se basa en un acuerdo con la CUP, que incluye medidas para limitar las intervenciones de los policías autonómicos. En este contexto se enmarca esa nueva escenificación de los Mossos sin armas.
