Arranca la campaña navideña para miles de comercios españoles

Cada vez nos sucede más pronto. Noviembre acaba de empezar y, en las tiendas del barrio despuntan aquí y allá los primeros gorros navideños mientras tímidos copos de nieve cuidadosamente dibujados con spray empiezan a asomarse en los escaparates. Nos guste o no, ya no hay escapatoria. Obreros montados en grúas se afanan en tender coloridos alumbrados por las calles más céntricas de todas las capitales. En los centros comerciales, atractivas ofertas comienzan a atraer nuestra atención. Sí, es ella. Que te hayas tomado o no la molestia de ahorrar para hacerle frente, la Navidad ya está aquí y viene con las pilas bien cargadas. Lo cierto es que cada año nos sorprende lo temprano que despega la temporada navideña, y cada año nos invade antes esta sensación. Esta vez, además, los efluvios de la recuperación económica tras el largo bache en que nos sumergió la burbuja de 2008, auguran este año una sustancial mejora de las ventas en los sectores que viven más de cerca la Navidad. La recuperación del consumo interno en España han creado grandes expectativas tanto en el comercio como en el sector servicios, para los que dicho periodo es un pilar central de cada ejercicio económico.

Desde una caja de vinos para regalo hasta una exquisita cesta gourmet, un sinfín de variedades se abre paso a la hora de sorprender con detalles novedosos a la par que personales. Empresas como Sadival comienzan ahora la fase decisiva de la campaña, aunque llevan todo el año preocupándose de que a este decisivo arranque no le quede ningún cabo suelto. Baúles y cajas jamoneras se encuentran entre lo más codiciado de esta casa, que ha conseguido condensar el espíritu de la Navidad en una página web a la que no le falta detalle. La guinda al pastel la pone una selección de chocolates delicadamente combinados con exclusivas botellas de cava y champán que saben seducir a todas las edades. 

Además, este tipo de empresas, al ofrecer sus servicios online, ni siquiera hacen necesario ese engorroso hueco en la agenda que implican siempre los regalos de Navidad. Al contrario, comparar precios y variedades sin ni siquiera moverse del sofá es sin duda uno de los placeres que han hecho de estas páginas una tentación irresistible. Colmadas de nuevos productos seleccionados con meticuloso cuidado, estas empresas crecen a la sombra de un sector que vive un buen momento.

Por supuesto, el positivo arranque del sector en las últimas temporadas ha de atribuirse en cierta medida al alivio de la situación económica de familias y empresarios. Estos últimos en concreto, tradicional nicho del mercado navideño debido a la habitual costumbre de agasajar a sus trabajadores con algún detalle que compartir con sus familias, dejaron de hacerlo paulatinamente cuando los recortes empezaron a asomar la patita. Ahora, diez años después de que Lehman Brothers sembrara el caos en la economía mundial, y pese a que no puede decirse que los salarios hayan recuperado su antiguo vigor, parece que aquel gesto fraternal por antonomasia entre jefe y empleado comienza de nuevo a hacer su aparición en buena parte de las compañías que un día prescindieron de él. Con todo, hay que matizar que la tendencia alcista no se debe solo a los buenos vientos económicos, sino también al afán de las empresas del sector por innovar y ofrecer a los consumidores un abanico cada vez más amplio de productos. 

Eso sí, las buenas cifras y halagüeñas previsiones no se ciñen, ni mucho menos, al ámbito alimentario. Papá Noel y los Reyes Magos vienen este año preparados para llenar de regalos de todo cariz a pequeños y no tan pequeños. Además de los juguetes, plato estrella de unas vacaciones donde niños y niñas son los protagonistas por excelencia, los artículos tecnológicos volverán a vivir su agosto en plena estación invernal. Desde hace unos años, no hay quien pueda rebatir a las tecnologías el podio de los regalos más deseados. A esta tendencia también ha contribuido el cada vez más ineludible Black Friday. Aterrizada desde Estados Unidos hace escasos años, esta neófita tradición que nos apelotona ante los escaparates la última semana de noviembre, sirve a muchos como prolegómeno de las compras navideñas. Son cada vez más los que aprovechan dicha fecha, no muy lejana de la visita de Papá Noel a nuestras casas, para avanzar en el cumplimiento de tantos deseos que, en dichas fechas, pueden salir un poco más baratos.      

Sea cual sea el regalo con el que sorprenderemos o seremos sorprendidos, no hay más salida que rendirse a la evidencia y dejarse llevar. La Navidad ya late en nuestras calles y sería inútil no aprovecharla. Enfundémonos las botas, pongamos en fila nuestros mejores renos y agarrémonos fuerte a ese trineo que ya se desliza hacia copiosas cenas, largos almuerzos y emocionantes reencuentros. Y que la cuesta de enero nos pille bailando.