Y un beso a mi madre que me estará escuchando

Meritxell Batet y Ana Pastor, en el Congreso de los Diputados.

La presidenta del Congreso, Meritxell Battet, es culpable, no solo por omisión, sino por complicidad, del aquelarre que se montó el martes, durante el pleno de constitución de la Cámara salida de las generales del 28-A.

Complicidad con sus amigos catalanistas, que son los que más jugo quisieron sacar a la oportunidad que les daba encontrarse con un micrófono en la mano y en un acto tan significativo, con las cámaras de televisión delante.

Lo de la señora Battet no es de ahora. Y quién le ha nombrado, Pedro Sánchez, lo conoce muy bien.

La hoy presidenta, segunda autoridad del país tras el jefe del Gobierno, ya había sido multada hasta tres veces por los suyos, el Grupo Parlamentario Socialista, por connivencias con el independentismo catalán en otras tantas votaciones en el Congreso, en las se saltó la disciplina de voto. Se ha mostrado a favor de la autodeterminación de Cataluña y ha llegado a afirmar que la Constitución no se puede "imponer" en ese territorio.

En el pleno, Battet lo permitió todo, singularmente a los independentistas catalanes, que lanzaron todo extensas arengas, en mucho casos sirviéndose de papelas preparadas con antelación.

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Es lo que hizo, por ejemplo, Junqueras, que prometió el cargo “desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal”.

Convertidos en protagonistas de la jornada, los independentistas presos recibieron muestras de afecto de sus propios grupos y de algunos miembros de Unidas Podemos (UP), todo ello con la complicidad de la presidenta, que les facilitó una estancia para que vieran a sus familias.

El batiburrillo montado en el Congreso, con la jura o promesa del cargo por los diputados, lleno de novedades y ocurrencias a la hora de responder, ha llevado a no pocos ciudadanos a sugerir a los parlamentarios otras posibilidades, para la siguiente vez.

Estas son algunas frases que podrían aprovechar esos diputados, a la hora de jurar o prometer la Constitución.

"Asturias Patria querida, Asturias de mis amores".

"Juro por la gloria de mi madre.

"Por la confusión del turco".

"Mari Pili, te amo".

"Visca el Barça".

"Un beso a mi madre, que me estará escuchando".

Y así otros más. Porque doy por supuesto que esto no va a quedar así. Y que, en el futuro, otros diputados exprimirán ese minuto de gloria con alegatos y voces, que van a poder preparar con tiempo: para dentro de tres o cuatro años.

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