José Apezarena

El fantasma de la calle Génova

Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal en el acto conmemorativo del Dos de Mayo.
Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal en el acto conmemorativo del Dos de Mayo.

Se llama ducha escocesa a la que alterna chorros de agua fría y caliente por medio del sistema de inyección en varios grados de presión.

Una ducha escocesa es lo que acaba de recibir Pablo Casado, con el anuncio de la imputación de María Dolores de Cospedal en el sumario de la operación Kitchen.

Aunque el hoy presidente del PP busque desmarcarse todo lo posible, y se comprende que lo intente, la realidad histórica es que existe una clara relación entre él y Cospedal, por lo mismo que ella fue personaje clave en su ascenso a la cúpula del partido.

Es bien conocido que, en aquellas primarias en las que los verdaderas contendientes se llamaba Cospedal y Sáenz de Santamaría, lo que entonces se llamó la “guerra de lideresas”, Pablo Casado era poco menos que el sobrero, el tercero sin demasiadas posibilidades.

Pero ocurrió que en la primera vuelta Casado quedó segundo, detrás de la todopoderosa vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Y acaeció que, para la votación defjnitiva, Cospedal, que no podía tolerar que ganara su gran rival, pidió a sus partidarios que apoyaran a quien había sido solo tercero en discordia. Ese aporte de compromisarios le dio la victoria, y así se convirtió Pablo Casado en presidente del PP.

Durante la primera etapa, Casado mantuvo abiertas las relaciones con su mentora. Pero, en cuanto aparecieron los primeros datos de la relación de ella y su marido con el comisario Villarejo, el corte de amarras fue absoluto.

La imputación de la ex secretaria general vuelve a meter de pleno al PP en el fango de la corrupción, con lo que ese fantasma vuelve a pasearse por los pasillos y despachos de la calle Génova. Y, previsiblemente, seguirá ahí durante un par de años o más, hasta que se sustancien los sumarios Gürtel, Kitchen…

Ducha fría, pues, para Pablo Casado. Porque este suceso irrumpe cuando parecía que las cosas empezaban a irle bien, gracias a la impactante victoria en Madrid, y a la vista del veredicto de las encuestas, que dan al PP ganador si ahora se celebraran generales, con opciones de gobernar gracias al apoyo de Vox.

Al mismo tiempo, Pedro Sánchez atraviesa uno de sus peores momentos, zarandeado por la crisis de Ceuta, y sobre todo enredado en su voluntad de conceder los indultos a los presos independentistas, una opción que le está castigando intensamente en la opinión pública, y que ha dividido a su partido.

 

Así pues, las cosas parecían sonreírle al líder del PP. Hasta que ha llegado el duchazo de agua helada. El fantasma ha vuelto a campar con toda su fuerza a la sede de la calle Génova.

editor@elconfidencialdigital.com

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