José Apezarena

Iván Redondo no se esperaba la patada

Iván Redondo, al prometer el cargo de director del Gabinete de la Presidencia.
Iván Redondo, al prometer el cargo de director del Gabinete de la Presidencia.

Iván Redondo no se lo esperaba.

El valido de Pedro Sánchez, que se había convertido en el hombre más poderoso de este país después del presidente del Gobierno, no ha visto venir su propio y sorprendente cese.

Que no se lo esperaba hay que deducirlo a la vista de la chapucera nota a mano que ha dejado, con este mensaje:

A veces en la política, en la empresa como en la vida, además de saber ganar y saber perder, hay que hacer algo mucho más importante: saber parar. Muchas gracias por todo. Ha sido un honor. Nos volveremos a ver”.

La cuartilla utiliza papel oficial, con este membrete en la parte superior derecha: “Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Secretario del Consejo de Seguridad Nacional”.

Unas líneas improvisadas a mano, y además torcidas, no parece un procedimiento muy moderno y tecnológico para despedirse. Pero menos aún en alguien tan cuidadoso con la imagen como él.

Esa despedida parece trazar un resumen de su trayectoria hasta el día de ayer. Habla primero de “saber ganar”, porque, en efecto, llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa y lo ha mantenido ahí. Y no ha sido pequeña hazaña. Y a continuación se refiere a “saber perder”, porque en los últimos tiempos ha perdido no pocas batallas. Las que, previsiblemente, le han llevado fuera de La Moncloa.

Los fallos más llamativos de Redondo han sido la frustrada ‘operación Murcia’, que de rebote provocó unas elecciones en Madrid, y la propia campaña de esas autonómicas, en las que el PSOE ha salido muy vapuleado. Y el responsable de la campaña, de diseñar el mensaje y de construir la imagen del candidato Gabilondo, fue Iván Redondo.

Si fue el cerebro de la moción de censura contra Rajoy, y de las victoria electorales del PSOE, y con ello de la llegada a La Moncloa, hoy las encuestas juegan en su contra y hasta vaticinan una mayoría del PP y su llegada al Gobierno con el apoyo de Vox.

 

¿Y ahora dice que hay que saber parar? ¿En este momento? ¿Cuando se avecina el desafío de unas elecciones que vienen torcidas?

Las sensaciones no son buenas, y Pedro Sánchez ha concluido que es preciso recuperar. Pero ahora sin quien ha sido su mano derecha durante más de cuatro años.

Para la nueva etapa, el presidente ha hecho una apuesta por el partido, porque cree que le llevará a ganar las generales de 2024.

Y, además de lo dicho hasta aquí, Redondo no es militante. Más aún. El hasta ahora número dos de Moncloa se ha enfrentado con Ferraz en numerosas ocasiones. Como cuando remitió por fax a la sede federal la candidatura de las elecciones autonómicas en Madrid, cerrada sin contar para nada con el partido.

Redondo nunca cayó bien en el PSOE, ni él hizo demasiado por ser aceptado. Más bien lo contrario, aplicó el ordeno y mando. Y así dejó muchas heridas.

Con las salidas de Carmen Calvo, Iván Redondo y José Luis Ábalos, Pedro Sánchez ha soltado lastre. Ábalos estaba marcado por episodios como el ‘Delcygate’. Y Carmen Calvo se había convertido en una pesadilla, incluyendo las agarradas personales con la ministra Irene Montero.

Suelta lastre también al aparcar a Iceta en Cultura, sacándolo así de un ministerio tan delicado como el que se ocupa de la política territorial. Y lo hace ahora, cuando tiene que comenzar la mesa de diálogo del Gobierno con Cataluña.

Por cierto que, una pista de cuál puede ser la ‘nueva’ política de Sánchez respecto a Cataluña, estuvo en su intervención en el Congreso sobre los indultos. En ese Pleno, el presidente se mostró especialmente tajante. Por ejemplo, con la afirmación de que “nunca habrá” un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Un dato más, bastante espectacular. En ausencia de Iván Redondo, el nuevo equipo de Moncloa encabezado por Félix Bolaños se encargará de repartir los 140.000 millones de las ayudas europeas. Un pellizco muy apetitoso.

Que Iván Redondo no esperaba la salida puede deducirse también de unas recientes palabras suyas ante la Comisión de Seguridad Nacional, hace solo dos meses, cuando afirmó que un asesor debe "tirarse por un barranco" por su presidente, y se mostró dispuesto a hacerlo por Pedro Sánchez. "Lo hago aquí, ahora y mañana. Y ahí voy a estar con él hasta el final", remachó.

Pues no, no estará con él hasta el final.

Pedro Sánchez no ha dedicado una palabra de reconocimiento al que ha sido hasta ahora su mano derecha.

Leo en un tuit: “Nunca digas que te tirarás por un barranco si te lo pide tu presidente, porque te lo pedirá”.

En cuanto a que “nos volveremos a ver”, como finaliza su nota manuscrita, no tengo la menor duda. Porque el final de Redondo aún no está cerrado. Ni mucho menos. Oiremos hablar de él.

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