Jarabe de Pablo para Pedro
Ha pasado ya una semana, y el socialismo y sus coros y danzas mantienen de actualidad el suceso del apaleo a un muñeco de Pedro Sánchez en Ferraz esta Nochevieja.
Tengo que precisar que no estoy a favor de este tipo de excesos. Ni con Pedro Sánchez ni con nadie. Dicho lo cual, sigo adelante.
¿Por qué los socialistas han montado esa campaña y persisten en ella? ¿Por defender el buen nombre y la imagen de su líder? No parece. Lo que sucede es que piensan que les beneficia. ¿En qué? Consideran que insistir en los riesgos que supone la derecha extrema, relacionándolo, por supuesto, con el Partido Popular, les beneficia.
El PSOE salvó el pellejo por los pelos, en las elecciones generales de mayo, apretando a fondo en la equiparación de PP y Vox y activando el voto del miedo. Les salió bien, y ahora pretenden suministrar la misma medicina. Apuntan a los populares cuando magnifican estas situaciones.
Muy mal tiene que verse el partido socialista si esa es su principal baza, si necesita echar mano de tales recursos para sobrevivir.
Por cierto, y de paso, ¿dónde está ese nuevo Gobierno, más político y combativo, que iba a ser una apisonadora en la defensa de sus posiciones y propuestas?
Volvamos a lo del muñeco. Las quejas de damisela ultrajada, recurriendo al amparo de su fiscal general del Estado, contrastan con el silencio que mantuvieron en el pasado, cuando se produjeron ultrajes a la figura del rey, cuando las juventudes socialistas de Alicante guillotinaron a Mariano Rajoy, etc., etc.
Las redes sociales recuerdan estos días decenas de situaciones de violencia contra políticos ajenos en las que el PSOE calló.
Ahora, hasta Pablo Iglesias ha querido salir a la palestra a propósito del apaleo, hablando de una “turba de lunáticos de extrema derecha”. Y eso merece también otro comentario.
Por lo visto, se ha olvidado de aquellos tiempos en los que afirmaba que “los escraches son el jarabe democrático de los de abajo". Lo dijo en junio de 2013, en el programa Fort Apache, cuando todavía faltaban meses para la creación de Podemos como partido político. Bendijo dicha práctica con esta conclusión: “Si no hay justicia, hay escrache”.
Lo sostuvo después de los escraches convocados por la extrema izquierda ante los domicilios de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría (que se encontraba dentro con su hijo), y de los miembros del PP Beatriz Rodríguez Salmones, Ignacio Gil Lázaro Esteban González Pons, en este último caso pegando carteles con su cara y aporreando durante 45 minutos la puerta de su piso, en el que se encontraban sus hijos.
Los defendió cuando los sufrieron Cristina Cifuentes y Rita Barberá, y él mismo participó en el que, en 2010, se organizó en la Universidad Complutense para impedir que diera una conferencia Rosa Díez, entonces diputada de UPyD.
En todos estos casos, no se escuchó una sola voz socialista criticando tales comportamientos.
Por cierto, que a Iglesias le gustó bastante menos que le suministraran ‘jarabe’ a él cuando, durante una conferencia suya sobre "Reaccionarismo y fascismo" en la Facultad de Políticas, en el Campus de Somosaguas, y desde la izquierda, alumnos de 'Frente Obrero' trataron de boicotear el acto al grito de “fuera vende obreros de la Universidad”.
Y, por supuesto, cambió definitivamente de opinión con las concentraciones y protestas ante su chalet de Galapagar; hasta pidió la protección de la guardia civil. “Quien acosa y quien intimida tendrá que enfrentarse a los tribunales”, dijo entonces.
Pues resulta que le han dado jarabe de Pablo a Pedro. Si en el pasado callaron, porque afectaba al rey, a políticos del PP y de otros partidos ajenos, ahora sí que les parece mal a las gentes del Gobierno y de Ferraz. Y a sus coros y danzas.
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