José Apezarena

Qué me da miedo del islam

El yihadista detenido en Girona hace tres días

Si un marroquí islamista radicalizado entra en dos iglesias, mata a un sacristán, lo intenta con un cura, y hiere a tres personas más, invocando a Alá, ¿qué nos debe preocupar?, se pregunta en ECD Ignacio Aréchaga. ¿Que no se extienda  la islamofobia y evitar que la ultraderecha saque rédito político del asunto, como se desprende de las reacciones de ministras, comentaristas políticos, tertulianos y determinados medios?

O más bien, añado yo, nos tiene que inquietar el consistente y continuado fenómeno de los ataques islamistas en España, en Europa y en el mundo.

Por lo que se refiere a nuestro país, bastaría citar el 11-M en Madrid (marzo de 2004, 192 muertos) y los atentados de Las Ramblas (agosto de 2017, 16 muertos), para no olvidar un peligro que es muy real y grave. Y que no ha cesado. La prueba es lo ocurrido en dos iglesias de Algeciras.

Que el islamismo tiene a los cristianos como objetivo se muestra, por ejemplo, en lo que ocurre en Nigeria, donde en 2021 un promedio de 17 cristianos eran asesinados cada día a manos de esos grupos terroristas. Se estimaba en trescientas el número de iglesias amenazadas, atacadas o quemadas.

Al menos tres mil cristianos, incluyendo diez sacerdotes católicos y pastores protestantes, habían sido asesinados a mitad de ese año, la segunda cifra más alta desde 2014, cuando se registraron más de 5.000 asesinatos de cristianos a manos del grupo terrorista islámico Boko Haram y los pastores yihadistas Fulani.

De Nigeria y de los cristianos asesinados masiva y sistemáticamente se habla muy poco en los medios españoles.

Volviendo a España, los informes del Ministerio del Interior, de Europol y de organismos internacionales independientes indican que el islamismo sigue siendo una amenaza latente, viva y activa en nuestro país.

Hace tres días, era detenido en Girona un presunto yihadista que buscaba armas para un ametrallamiento masivo.

Según el Índice Global de Terrorismo que publica el Instituto para la Economía y la Paz, España ocupa el puesto 55 en cuanto riesgo a nivel mundial, lo que equivale a un peligro medio. Entre los países europeos, es el octavo con mayor riesgo de amenaza yihadista.

 

Con datos de Europol, en su informe del año pasado, España fue escenario destacado en el terror de base islamista porque, de los 388 sospechosos de terrorismo detenidos en 2021, más de dos tercios -260 casos- provenían de investigaciones de extremismo yihadista en Austria, Francia y España.

No es ceder a la islamofobia -escribe Aréchaga- reconocer que la inmensa mayoría de los atentados terroristas en Europa se están produciendo al grito de “Alá es grande”. Y no hay por qué minimizar estos atentados como meros hechos aislados, porque -añado yo- se repiten demasiadas veces.

Hay, por supuesto, musulmanes normales y corrientes, y otros que son extremistas radicales. Y no constituye ningún signo de odio tratar de expulsar a estos últimos. Pensar que los españoles no sabemos distinguir entre el islam como religión y la ideología política del islamismo sería tener un bajo concepto de nuestra inteligencia, señala Aréchaga.

En esa línea, y tras lo ocurrido en Algeciras, concluyo: A mí no me preocupa el islam. Me preocupan los islamistas. Y que pasan los años y no veo que el problema de las radicalizaciones y consiguientes matanzas lleven camino de terminar, ni ahora, ni a medio plazo.

No temo a los musulmanes, repito. No me da miedo el islam. Me preocupan los islamistas. Los radicalizados y los que se van a radicalizar mañana o pasado mañana.

editor@elconfidencialdigital.es

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