José Apezarena

El que venga detrás... que arree (Pedro Sánchez)

Pere Aragonès y Pedro Sánchez.
Pere Aragonès y Pedro Sánchez.

“Muitos prometem... Eanes cumpre”. Tal es el eslogan que esgrimió el general Ramalho Eanes cuando fue candidato en Portugal a las elecciones presidenciales.

Eanes se encontraba destinado en Angola cuando, en 1974, estalló la Revolución de los Claveles. Se unió al Movimiento de las Fuerzas Armadas, que dirigía el proceso, regresó a su país, y fue nombrado presidente de la Radiotelevisión Portuguesa. En 1976 resultó elegido Presidente de la República, cargo que ocupó durante diez años, hasta 1986.

Si Eanes cumplía, puede afirmarse, por contraste, que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cumplir, lo que se dice cumplir, no cumple. Ni previsiblemente piensa hacerlo, cualquiera cosa que sea lo prometido, y quienquiera que sea quien le escuche.

Se ha convertido en un lugar común la convicción de que es capaz de ofrecer todo, sin límite alguno, y, a la vez, no tiene el menor inconveniente en olvidar todos sus compromisos. Contraídos consigo, con otros, con afiliados, con los votantes, con la nación española... Según él, eso no es mentir. Es solo cambiar de opinión. Lo llama “rectificar”. Con la mayor frescura.

Por eso mismo, no le importa poner sobre la mesa incluso lo imposible, sabiendo que es imposible, pero sin que su interlocutor se dé cuenta de que se trata de una promesa que, si surge cualquier dificultad, dejará incumplida.

No tiene seguridad de que las 37,5 horas semanales vayan a salir adelante porque el PNV ya ha advertido que se opone. Y puede hacerlo, porque sus votos resultan imprescindibles para la investidura. Pero Sánchez lo anunció en rueda de prensa como cosa hecha.

Tiene motivo Puigdemont en no fiarse de Sánchez. Por eso ha intentado atar la amnistía por la vía de que, en efecto, se presente en el Congreso una ley. La ley estará en las Cortes, pero que la amnistía llegue a aprobarse un día, eso es harina de otro costal. Y el presidente del Gobierno lo sabe muy bien.

Cada vez son más los que calculan que esa ley dormirá el sueño de los justos, discutida por el Consejo General del Poder Judicial, debatida en el Congreso, atorada en el Senado merced a la mayoría del Partido Popular, recurrida ante el Tribunal Constitucional, donde su amigo Conde Pumpido podrá meterla en un cajón para que duerma doce años, como se hizo con el recurso contra el aborto.

Y, encima, todo ese recorrido tormentoso se lo va a ahorrar personalmente Pedro Sánchez porque, entre tanto, podrá en marcha su plan de asentarse en algún alto cargo internacional, en la OTAN, en la Unión Europea... Y el que venga detrás... que arree.

 

Y lo mismo ocurrirá con todos los destrozos que va dejando: la economía, la deuda pública, el paro, la educación, la sanidad... y un Partido Socialista laminado.

Por lo que respecta a la amnistía y la improbabilidad aquí expuesta, hay incluso quien habla de ‘plan diabólico’ de Pedro Sánchez. Y creo que no le falta razón.

editor@elconfidencialdigital.es

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