José Apezarena

Un vendedor de feria de nombre Pedro Sánchez

Pedro Sánchez, en una visita a una fábrica de bicicletas en Elche.
Pedro Sánchez, durante la visita a una fábrica de bicicletas

“Por este peine no le pido diez, ni nueve ni ocho... A usted se lo dejo en cinco. Y además le regalo un paquete de hojas de afeitar y una loción...”.

Así hemos visto trabajar al vendedor de feria, ese que encandila con su verborrea y engatusa a los ingenuos.

Al personaje se le ha llamado también charlatán, etimología que proviene del italiano «ciarlatano» (del verbo «ciarlare», charlar), voz que existe en inglés y en otras lenguas, y que al principio designaba al vendedor de medicinas que anunciaba su presencia mediante música y un pequeño espectáculo en directo.

Dicen las enciclopedias que un charlatán, en su acepción de embaucador,​ es aquel que con su discurso persigue la venta, muchas veces fraudulenta, de algún tipo de producto, remedio, elixir, ideología, etc. Alguien que, con la locuacidad o verbosidad de su discurso, persigue el engaño. Personas que en siglos pasados se dedicaban a la venta ambulante, como ocurría con los sacamuelas.​

Por aquí tenemos uno. Uno muy activo. Una especie de mago, que lo mismo regala hipotecas, que viajes en interrail, que, ahora, entradas de cine a los veteranos.

Porque Pedro Sánchez se ha lanzado a por los jubilados, prometiéndoles cine a dos euros. Por cierto, que Belarra ha subido la apuesta, y quiere que el cine a dos euros se extienda a los parados, discapacitados y jóvenes de 15 a 29 años

La tómbola en que ha convertido la campaña electoral ha entrado en el paroxismo estos últimos días, por la urgencia de tapar como sea el escándalo de los etarras candidatos en las listas del “socio preferente” de Sánchez, EH Bildu.

En esa línea, casi desesperada, por borrar lo imborrable, en Sevilla el presidente anticipó otra promesa más: el compromiso del Gobierno para garantizar en junio el derecho al olvido oncológico. Y acaba de meter a los discapacitados en la campaña, anunciando que les va a facilitar acceder a la jubilación.

Con la habilidad del camaleón, Pedro Sánchez se trasviste de lo que haga falta. Y le saca partido a todo. Como lo ha intentado en esa visita a Biden en la que le han dejado solo ante los micrófonos y en el exterior de la Casa Blanca

 

Una de sus esperanzas es la próxima presidencia europea, a la que va a sacar un partido increíble. Ya lo está haciendo. Otra cosa es que el público se lo compre. Como también que le compre los anuncios de chamarilero y vendedor de feria.

Porque quizá ya sea demasiado tarde y la suerte esté echada, haga lo que haga y prometa lo que prometa. Algo de eso pronostican muchas de las encuestas.

Y, sin embargo, la realidad es que para las generales faltan nueve meses. Y, en política, nueve meses son una eternidad, en la que puede pasar de todo. Nada está decidido, aunque a algunos se lo parezca.

Quedan muchos días y muchos conejos en la chistera del chamarilero.

editor@elconfidencialdigital.es

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