José Apezarena

Del voto de la risa a la noche de las lágrimas

Cola en un colegio electoral.
Cola en un colegio electoral.

Resulta que en Ucrania ha ganado las elecciones un cómico. Se llama Voldimir Zelenski, quien gobernará con todos los poderes.

Ante esa noticia, el primer pensamiento que viene a la cabeza es que muy mal tiene que estar un país, muy desesperado ha de sentirse, como para confiar sus destinos a alguien sin la menor experiencia de gestión, y cuya virtud principal, cuyo mérito, es que se dedica a hacer reír.

Insisto. Mal han de encontrarse sus habitantes como para dar el poder a un candidato cuyo programa acumula incógnitas tan graves como qué piensa sobre la integración o no en el Unión Europea, o qué hacer respecto a la OTAN. Por si faltara algo, su programa económico es la incógnita mayor.

Eso sí, Zelenski ha prometido acabar con la actual casta política ucraniana, luchar contra la corrupción y los privilegios de las élites, terminar la guerra contra los separatistas prorrusos, recuperar Crimea... Todo ello, y sobre todo esto último, sin explicar cómo conseguirlo.

Sabido es que prometer imposibles constituye una de las bases principales del populismo político.

Francia ya tuvo su personaje estrambótico en 2014, con el humorista Coluche, candidato a la presidencia de la república. Y lo mismo Italia, con el cómico Beppe Grillo, que en 2018 optó a convertirse en primer ministro.

En España tenemos, por supuesto, algunos candidato risibles, pero no hasta el extremos de los casos citados. De lo cual me felicito. Deduzco que no estamos tan desesperados como en Ucrania, como para nombrar presidente del Gobierno a un cómico. Al menos por ahora.

El voto es, la verdad, asunto francamente serio. Tanto que, los que lo tomen a chirigota, quienes el domingo voten riendo, quizá acabarán llorando cuando conozcan el veredicto de las urnas, y sobre todo sus consecuencias de futuro. Pero entonces ya será tarde.

Por cierto. Y lo he dicho otras veces antes. Me parece una solemne tontería, impropia de los tiempos que corren, la prohibición de publicar encuestas electorales a partir de hoy.

 

Es, además, una previsión inútil, porque resulta muy fácil hablar de peras, pepinos, manzanas, etc. y de su cotización en el mercado, con subidas y bajadas de precio.

Evidentemente, nuestra ley electoral necesita ser actualizada. En eso y en muchos otros detalles.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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