José Apezarena

Vox se examina

Abascal, en un acto de la campaña

Vox afronta un momento nuevo, en el que se va jugar el futuro.

Hasta ahora apenas ha gobernado, y eso ahorra muchos quebraderos de cabeza, porque no se ha puesto a prueba la capacidad de gestión y de resolver los problemas concretos. Ocurre que, cuando no se toman decisiones, no aparecen los errores, los fracasos, y eso ahorra muchas críticas.

Pero las cosas están cambiando. Y más que lo harán en el corto y medio plazo. Vox va a gestionar. Ya no basta el postureo, ni limitarse a lanzar críticas y propuestas. Es el momento de los hechos.

Ha llegado el tiempo de comprobar si el partido es capaz de presentar programas posibles, realizables, no genéricos ni utópicos, y de cumplirlos. Si atesora inteligencia interna, si cuenta con personas preparadas.

En el caso de Podemos, los morados se han estrellado cuando les ha tocado formar parte de un Gobierno. Sus representantes, sus ministros, no han dado la talla, y eso es algo que están pagando muy caro.

Hay que reconocer que las pocas experiencias de gobiernos de coalición que hemos visto, en ámbitos diversos, no han sido exitosas. Ahí está, por ejemplo, el esperpento de la conspiración de Ciudadanos contra el PP en Murcia, una operación frustrada que, como reacción, llevó al adelanto electoral en Madrid y a la victoria de Isabel Díaz Ayuso.

El paradigma lo han protagonizado, por supuesto, los ministros de Podemos en el Gobierno de Pedro Sánchez. Se han visualizado discrepancias de fondo, descoordinación, desconfianza, falta de diálogo, y hasta críticas internas, incluido el absurdo de que el partido coaligado descalificara a un miembro del Gobierno de coalición, el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska.

A la vez, los primeros pasos de otro gobierno de coalición, en Castilla y León, no han sido precisamente acertados. Baste citar la polémica sobre si se aplicaban precauciones previas antes de proceder a un aborto, o, ahora, la adopción por libre de medidas veterinarias incompatibles con las indicaciones europeas y nacionales.

Esos son los precedentes, porque ahora Vox está empezando a tocar poder, en la Comunidad Valenciana y en unos cuantos ayuntamientos importantes, y, como digo, ha llegado la hora de la verdad. De calibrar si es capaz de protagonizar una coalición viable y eficaz en la gestión.

 

A primera vista, da la impresión, desde fuera, de que Vox y sus dirigentes más destacados han empezado a madurar.

Un dato es la discreción con que se han llevado las negociaciones en la Comunidad Valenciana. Lo mismo que ha ocurrido con las conversaciones que están manteniendo en secreto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, de las que no ha trascendido nada. Ni siquiera que se estaban celebrando.

Ha llegado la hora, repito, de saber si Vox ha alcanzado la mayoría de edad o no. La hora del examen.

editor@elconfidencialdigital.es

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