José Apezarena

Vox no caerá en la trampa

Monago, Bauzá e Ignacio González.
Monago, Bauzá e Ignacio González.

Una de las primeras tentaciones que sufren los partidos que acaban de nacer es querer tapar los huecos en sus candidaturas recurriendo al reclutamiento de ex militantes de otras formaciones.

Cuando un proyecto político se pone en marcha, lo lógico es que se encuentre con pocos militantes, escasos cuadros, pero más aún sin nombres suficientes para llenar las listas. Y si ello ocurre en las proximidades de una inminente convocatoria electoral, las urgencias se convierten en emergencias.

Lo sufrió en su día UPyD, el partido que creó Rosa Díez, lo padeció incluso Podemos, que por eso se llevó algunas sorpresas, y le ocurrió algo parecido a Ciudadanos.

¿Qué sucede en este momento? Dos cosas a la vez. La primera, que ha entrado en escena, y con bastante fuerza, una formación que existía hace unos años sin que tuviera mayor relevancia, pero que ahora se está convirtiendo en la gran novedad. Como ha ocurrido en Andalucía, y como se pronostica para las elecciones europeas y locales de mayo.

La segunda novedad es que en el Partido Popular manda una nueva generación, bastante más joven, que prácticamente ha enterrado el "marianismo", y que se ha propuesto la regeneración. Todo lo cual dejará fuera de sitio a un elevado número de cargos locales, provinciales y autonómicos.

El resultado es que no pocos de los miembros del PP que ven en al aire sus asientos se están dirigiendo a Vox, para encontrar acomodo en sus filas, y sobre todo en sus listas. Concejales y alcaldes populares que sienten peligrar el cargo, se han acercado de hecho a ese partido para ofrecerse.

Desde la dirección de Vox están lanzando el mensaje de que no quieren tránsfugas. No desean recoger a políticos profesionales que saltan de un partido a otro en función de su coyuntura personal y de sus expectativas.

Además de constituir una posición de principio, detrás se esconde una experiencia. Según los líderes de Vox, hace cuatro años Ciudadanos acogió a un elevado número de dirigentes y cargos locales del PP desafectos.

La experiencia resultó frustrante, porque un treinta por ciento de esos tránsfugas abandonaron después el nuevo partido. Con un agravante: no se marcharon a su casa, sino que se "quedaron" con el escaño, con el puesto alcanzado. Lo que, de rebote, provocó cambios de mayorías en ayuntamientos, pérdidas de gobierno, y sobre todo una penalización respecto a la credibilidad del partido.

 

Dicen en Vox que ellos no van a caer en esas trampas. Eso dicen. Habrá que esperar a que elaboren sus listas y las presenten. Porque pueden surgir tentaciones muy fuertes. Una de ellas, el ex presidente de Baleares, José Ramón Bauza, que acaba de darse de baja del Partido Popular y se encuentra descolocado. Se trata de una figura conocida en las islas, que les vendría muy bien, por ejemplo, como cabeza de lista en las autonómicas.

Bueno. Tampoco habría que preocuparse si, en esa trampa, solo en esa, sí caen. Siempre se podría decir que se trataba de un caso único. De la excepción. Vamos a ver.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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