De la prudencia al júbilo en el PP: el “barón” Almeida, balcón a pie de calle y cena de ‘tupper’

Tensión y nervios durante dos largas horas, gritos de “Hemos vuelto” tras recuperar Madrid y reparto exprés de banderas de España

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Ayuso, Casado y Almeida.

Pablo Casado respira aliviado. Era su reacción a los resultados de las elecciones europeas, municipales y autonómicas después del batacazo de las generales. El partido da por inaugurada la “era Casado” y aleja el fantasma de la guerra interna. “El PP ya ha iniciado la remontada. Hemos vuelto”, proclamó el líder del partido a pie de calle.

Ni un militante había acudido a la sede de la calle Génova al cierre de los colegios electorales. Sólo los periodistas, a partir de las nueve de la noche, comenzaron a formar corrillos en los alrededores del edificio.

La tensión y los nervios se palpaban en el ambiente. Parecía el preludio de una nueva noche tensa para el PP después de la debacle del pasado 28 de abril.

Al borde del infarto durante dos horas

Casado llegó antes de las siete de la tarde al cuartel general de su partido y estuvo acompañado en todo momento por su mujer, Isabel Torres.

Su llegada a una hora tan temprana no sorprendió esta vez a los miembros de su equipo. Al igual que la noche de las generales, el líder del PP desembarcó en la sede de Génova mucho antes del cierre de los colegios. “Parece que no aguanta en casa de los nervios”, bromeaba a Confidencial Digital un dirigente de su máxima confianza.

Pablo Casado había ido a mediodía a tomar el aperitivo con Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida tras depositar sus papeletas en las urnas y pasó el resto del día con su mujer y sus dos hijos.

Fuentes populares comentaban a primera hora de la noche que estaban preparados para “una noche larga” en la que “todo estaba abierto” pero “bastante más controlado” que el 28-A.

No se montó el balcón de las victorias

Tras la debacle de las generales, el PP evitó este domingo colocar el habitual escenario de las victorias electorales en la sede de Génova, que sí instaló pero no utilizó el 28 de abril. En la fachada solo se podía ver el cartel electoral del 26-M con las fotos de Pablo Casado, Dolors Montserrat, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida.

No se preveía que hubiera nada que celebrar, ni nadie con quien hacerlo. La calle estaba completamente vacía. No se había llegado a cortar el tráfico en Génova.

 

Díaz Ayuso prefirió “aprovechar el día”

Los primeros dirigentes del partido en presentarse en la sede fueron el secretario general, Teodoro García Egea, y la número dos en la lista del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy.

El candidato del PP al Ayuntamiento de la capital, José Luis Martínez-Almeida, subió nada más llegar a la séptima planta para seguir el recuento electoral con el resto de la dirección nacional.

Isabel Díaz Ayuso fue de las últimas en aparecer, más de una hora después de comenzar el recuento. La noche iba a ser larga, dado que antes de los resultados autonómicos se debían dar a conocer los de las europeas, y la candidata a la Comunidad de Madrid prefirió aprovechar el día.

También acudieron a Génova la candidata del PP a las europeas, Dolors Montserrat, el número dos de la lista al Parlamento de la UE, Esteban González Pons, la vicesecretaria de Comunicación, Marta González, y el ex ministro Juan Ignacio Zoido. La mayoría siguió el recuento desde la séptima planta, donde se encuentra el despacho del presidente.

El empate entre bloques desató los nervios

Una de las claves de la jornada se encontraba en Madrid, tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad. El PP lleva gobernando en la región 24 años y hubiera sido un duro golpe perder el poder: “Hay empate entre bloques. Nos espera una noche de infarto”, reconocían fuentes del equipo de Casado.

En el PP se apelaba a la prudencia, a la espera de conocer los resultados. Habría que aguardar hasta el último minuto porque, insistían, el comienzo del escrutinio apuntaba a que los bloques de izquierda y derecha iban a estar muy igualados y todo podía depender al final de “un puñado de votos”.

Comparecencias sólo para pedir prudencia

La sala de prensa estuvo esta vez más animada que en comicios anteriores. Ningún dirigente salió a valorar las encuestas a pie de urna que se dieron a conocer a las ocho de la tarde, y en las que se pronosticaba que el PSOE ganaría las europeas y en la Comunidad de Madrid, y Manuela Carmena mantendría el Ayuntamiento de la capital.

A partir de entonces, nadie sabía cuándo se iban a producir las siguientes comparecencias de algún líder del partido.

El primero en aparecer, pasadas las diez de la noche, fue el coordinador de campaña del PP en la Comunidad de Madrid, Alfonso Serrano, quien se limitó a subrayar la importancia de la participación en las elecciones y a pedir prudencia ante un escrutinio que acababa de empezar.

Fue el mismo mensaje de la coordinadora de la campaña europea, Isabel García Tejerina, y de Cuca Gamarra, que ha dirigido la campaña de las municipales y autonómicas. Nadie se salía de ese guión: “Prudencia” y “A ver qué pasa…”.

Todos los informadores permanecían a la espera de que se les comunicara alguna nueva intervención, la mayoría en la segunda planta. Pero ningún miembro del PP salió esta vez a valorar los resultados en corrillos informales. Alguno reconoció después que habían estado encerrados “al borde del infarto”.

Euforia con Almeida y gritos en la primera planta

Con más del 60% del voto escrutado, se empezaron a escuchar los primeros gritos de “Alcalde, alcalde” hacia José Luis Martínez-Almeida en la primera planta de Génova.

El PP daba un vuelco inesperado al escrutinio y comenzaba la “reconquista” -así la calificaron- del Ayuntamiento de Madrid con el apoyo de Ciudadanos y Vox. La victoria era muy simbólica: se conseguía desalojar a Manuela Carmena de la alcaldía de la capital. Un triunfo que le mereció en Génova el título de “barón”, reservado para los líderes regionales del partido.

Por si esto fuera poco, minutos después el vuelco se trasladaba también a la Comunidad. Los aplausos y abrazos a Martínez Almeida y Díaz Ayuso en la primera planta, sede del partido en Madrid, iban creciendo al confirmar que el bloque de derechas recuperaría el Ayuntamiento de Madrid y mantendría la Comunidad. Comenzó la fiesta improvisada.

Un balcón a pie de calle montado en 30 minutos

Hasta el último momento hubo dudas sobre qué haría Pablo Casado una vez finalizara el escrutinio. Después de varios minutos de especulaciones, portavoces de la formación confirmaron que el presidente comparecería en un balcón improvisado.

En ese momento, pudo verse como una decena de operarios comenzaban a montar un escenario a pie de calle a toda prisa (sonido, iluminación...). Unos trabajos que concluyeron en menos de media hora.

Pese a que no llegó a cortarse el tráfico en ningún momento, al menos un centenar de simpatizantes comenzaron a agolparse a las puertas de la sede del PP, se procedió a un reparto exprés de banderas de España y la música comenzó a sonar a todo volumen.

Con la aparición de Casado, Almeida, Ayuso, Dolors Montserrat, García Egea y Pío García Escudero en el escenario se desató el júbilo. Había sido una noche larga y de mucha tensión. Fue el momento de respirar y soltar nervios.

Otros detalles que se vivieron en Génova

-- La valoración del maestro Abellán: el PP volvió a sacar al diestro a la puerta de la sede nada más comenzar el recuento. Los periodistas se arremolinaron en torno a él, pese a que no realizó un gran análisis de los sondeos.

-- Alicia Sánchez Camacho, una periodista más: se dejó ver por la segunda planta, móvil en mano, confundiéndose entre las varias decenas de informadores que abarrotaban la sala de prensa.

-- El ambiente en la sede del PP durante el recuento de votos fue de caras largas. Los nervios entre los trabajadores de Génova fueron aumentando cuando vieron que el partido perdía la Comunidad de Madrid.

Con el avance del escrutinio, y la mejora de los resultados, la mayoría comenzó a respirar aliviada. “Lo hemos pasado fatal. Ahora si nos veíamos en la calle si perdíamos Madrid…”, reconocían al final del recuento.

-- El catering fue literalmente arrasado por los periodistas. Fue muy variado: se pudieron degustar pequeños sándwiches, bocaditos de jamón y queso, refrescos. No se sirvió alcohol. Fue suministrado, al igual que la noche de las generales, por Viena Capellanes.

Pese a ello, algunos profesionales habían traído su cena de casa, en ‘tupper’. “Por si los recortes en el PP podían afectar también al aperitivo”, bromeaban.

-- Pablo Montesinos, enviado especial a Málaga: algunos profesionales recibían información del periodista, que hasta convertirse en diputado por Málaga tras las generales, trabajaba en Libertad Digital y cubría la información del PP. La alcaldía de la capital de la Costa del Sol era una de las plazas importantes que se jugaban los populares en las municipales y consiguió retenerla.

-- Para la noche electoral se acreditaron en Génova más de 275 personas y 115 medios nacionales e internacionales.

-- Y esta vez, a diferencia de los comicios del 28 de abril, sí pudo seguirse el escrutinio en las pantallas de la segunda planta de Génova a través de laSexta. Se emitió íntegramente el programa ‘Al rojo vivo: superdomingo electoral’, presentado por Antonio García Ferreras.

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