El club de los malos momentos

            Cuando llueve parece que es para siempre. A veces tenemos malos momentos. Lo normal en un mundo resbaladizo. Te entendemos. Te sentimos. Hemos estado ahí.         Hay que ver lo que es uno, que se cree que por ser hombre ya tiene que hacerlo todo bien y las cosas deben marchar. Cuando "al uno" le llueve encima, le quema el sol, un perro le muerde y le duelen las muelas, piensa: y yo que creía que lo podía todo. Empieza a comprender. Se sonríe al principio, y luego, a carcajadas se reconcilia. ¡Menudo abrazo!

            Bienvenido al club. Puedes quitarte las culpas tuyas y colgarlas ahí con las de "los otros todos". Siéntate, anda, que vamos a quejarnos de todo y todos. Una ronda y otra. Si quieres puedes repetir. No nos escandalizamos de que el agua te moje y el fuego te queme.

            El club te autoriza a perdonarte por haber metido la zarpa. También puedes perdonar a los demás y respirar hondo. Decía el otro día uno allí sentado en la barra: "cuando me canso de ser hombre juego a ser Dios, es empezar y enamorarme del hombre, entonces vuelvo a ser yo". Entras desconfiado y sales con fe en ti mismo y en la humanidad. ¿No la irás a perder por estar en un mal momento? O sí. Ya la recuperarás. Ahora la buscamos. No salgas sin ella que te resfriarás.

            Entras de vuelta y sales de ida. Litros de protagonismo corren por mis venas, cantarás ebrio al salir. Entras como víctima derrotada y sales buscando soluciones o aceptando sin más. ¡Oye Patxi!, no te irás a venir abajo ¿no?¿Somos niños o no?

            Oye, que sí. Que del club se sale con años de menos. De pequeño fui niño regalando saquitos con alegría y dejando esperanza en los buzones.  De pequeño fui niño besando con la mirada y amando sin palabras. De pequeño fui niño y siempre tenía algún regalito para los tristones. De pequeño fui niño y recogía en la parada personas que no lo esperaban. De pequeño fui niño, niño fui y pequeño, muy pequeño.

            Para ver algo nuevo será mejor que te cambies de ojos. Mírate con cariño. Es sólo un mal momento. Se pasa mal sí. Se sufre también. Que no te haga inútil. Quítale la máscara. También se puede ser feliz con sufrimiento. Terriblemente cruel. Deja cicatrices y memorias emocionales.

            En el club las comentamos e incluso celebramos aniversarios. Es la historia de tu vida, llena de historias de vida de las de verdad, de las que pican y sanan, de las que estiran y hacen crecer. Nos interesa tu historia. No te tragues el dolor, vomita, está permitido. Se entra resabiado y sales con la capacidad de sorprenderte renovada.

            Permítete sentirlo. Pon la música que necesites. Con ternura y adelante. No es a cara o cruz, es que decidas qué hacer con la moneda. ¿Bailamos? A tu ritmo. Hasta que salga todo. Como si bailaras sola, conforme avance la canción pasarás de vernos difuminados a notar nuestro cuerpo dándote abrigo y contención. Te llenas de energía con tantas experiencias y personas que ya no necesitas vitaminas.

            Fue un mal momento. No será el último. Firma aquí. Puedes venir cuando quieras. Siempre aceptamos gente como tú. Nos gustan los humanos. Cuando llueve parece que es para siempre y no es así.

 
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