Políticos, pensiones y educación

Si hay algo que los padres de familia y los que nos dedicamos a la educación tenemos claro, es la vital importancia que tiene el respeto a las “reglas de juego” que nos toca administrar con hijos y alumnos. Son marcos de referencia imprescindibles para educar, aunque también dejen un amplio margen para la libertad y las circunstancias personales.

Pero, tenemos enfrente unos gobernantes, y políticos varios, que son capaces de desdecirse a cada paso de sus campanudas declaraciones, e incluso cambiar o inventarse prioridades y reglamentos de lo más peregrinos. O sea, que ejercen la autoridad como si de un capricho se tratara, sin vistas al bien común.

¿Quién va a confiar en quien no tenga palabra, en quien sea paradigma del “ande yo caliente y ríase la gente”, en quien sólo se desviva para acumular privilegios, o en parecer que manda, aunque sea con trampas?

Desde hace ya muchos años estamos asistiendo a la desnaturalización de la política, a la imposición de “la voz de su amo” que imposibilita un diálogo racional, que pueda estar lejos de la superficialidad o del sectarismo. Sería largo describir esta realidad en tantos ámbitos que nos afectan directamente a los ciudadanos.

Sin ir más lejos, un asunto que está en boca de todos es la intención-amago de atrasar la edad de jubilación en España. Es verdad que existe un riesgo de quiebra en el sistema de pensiones generado por el envejecimiento de la población en España. Por eso, considero que para atender-asegurar las pensiones de jubilación  se han de afrontar acciones diversas, no sólo “jugar” con la edad de jubilación (ya ahora hay posibilidad de atrasarla libremente cobrando un 2% más). Que se promuevan, por ejemplo, más políticas de apoyo a la natalidad y a la conciliación trabajo-familia, así aumentarán el número de futuros “cotizantes”. Y, evidentemente, será preciso sanear las finanzas del Estado ahorrando en lo superfluo, junto a la urgencia de disminuir el déficit y el desempleo.

Y lo más grave es que hay asuntos crónicos en nuestro país en los que siempre se han puesto remiendos, o incluso se ha obligado a “vestir” un traje encorsetado y casi de usar y tirar. Uno de estos ámbitos tan necesitados es nuestro sistema educativo, en el que queda históricamente patente tanta ideologización y tan poco sentido común.

¿Qué son si no, las preocupantes tasas de fracaso escolar, o las dificultades para tener garantizada una oferta escolar plural, cuanto más plural mejor, donde la enseñanza pública y la privada puedan ser perfectamente compatibles, ambas con la mayor excelencia?

¿Qué es si no, la manía de buscar sólo acuerdos en financiación autonómica, en vez de sumar esfuerzos para mejorar en calidad y estabilidad en el sistema educativo?

¿A quién se le ocultan las maniobras torticeras, que muchos no quieren ver, que buscan quitar relevancia y autonomía a los centros educativos de iniciativa social o con marcada ideario cristiano?

 

¿Quién podrá mirar hacia otro lado ante el agravio comparativo que supone la existencia de una Tabla Sectorial para la Enseñanza Pública pero no para la Concertada y la Privada?

¿Alguien se va a conformar con una insuficiente inversión en educación? ¿Alguien va a seguir ignorando que conforme aumentase la calidad de un sistema educativo, disminuiría el desempleo?

Amigos, no se puede vivir toda la vida en la trampa, ni tampoco contemporizar con quien no gestiona con determinación y buen tino. ¿Y si hablásemos de las políticas de defensa y relaciones exteriores?... Lo que está claro es que ver hipotecar la felicidad y el futuro de todos nos ha de hacer reaccionar, pues a todos nos afecta el deterioro material, institucional y humano de un país.

Comentarios